A medida que pasan las horas y los días aumentan las contradicciones y las versiones que envuelven a la desaparición de Antonio Blanco Gil, de 55 años, de su casa de Manzanilla (Huelva) el pasado miércoles llevándose en su coche a su nieto Daniel, de 22 meses de edad.
El hombre falleció y el menor continúa luchando por su vida, ingresado en la UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. No obstante, este sábado su estado mejoró. Según informaron fuentes de la familia materna a EL ESPAÑOL, le bajaron la sedación a la mitad y respondió apretándole la mano a uno de los sanitarios, lo que se toma como síntoma de mejoría.
La principal contradicción es la hora de la muerte del abuelo. Aunque en un principio se trasladó a los medios que Antonio había sido encontrado este jueves por la mañana en estado inconsciente en el interior de su vehículo en un camino, la autopsia dice lo contrario.
Según han asegurado fuentes de su familia a este periódico, el informe forense ha revelado que falleció a las 20,00 horas de «un infarto diabético» por hipoglucemia o bajada de azúcar el miércoles, el mismo día que desapareció.
Al día siguiente, el jueves por la mañana, el alcalde de la localidad, Cristóbal Carrillo, aseguró a Europa Press que inicialmente se pensó que el abuelo se encontraba inconsciente dentro del coche, pero que se desconocía si ya estaba fallecido en ese momento. En estas declaraciones añadió que la defunción llegó a confirmarse sin que diera tiempo de trasladarlo a algún centro sanitario.
En cualquier caso, la tragedia ha dividido a la familia sobre lo ocurrido. Según ha podido saber este periódico, la situación es delicada. Tanto que la abuela y tía paterna del niño han acudido al citado hospital tras pedir permiso a familiares maternos para poder ir e interesarse por su estado de salud.
Además, la sombra del suicidio sigue acechando. La madre y el padre del niño, de 20 y 21 años de edad, y los parientes de ella siguen sospechando que el abuelo paterno, en tratamiento psicológico, se suicidó de alguna forma y que al llevarse consigo a su nieto lo puso al borde de la muerte, aunque fuera sin querer.
La madre llegó a declarar ante los medios que el hombre se había tomado «un porrón de pastillas» ese mismo día antes de marcharse.
La mujer, la hija, los hermanos y otros amigos cercanos del fallecido sostienen sin embargo, apelando a la información inicial sobre la autopsia que le practicaron este viernes en el tanatorio de Huelva y les comunicó el forense, que Antonio no se suicidó ingiriendo pastillas sino que murió, accidentalmente, de un infarto.
Todo ello, tras sufrir una bajada grave de azúcar, una hipoglucemia severa, producto de su diabetes, y desvanecerse, mientras estaba en el coche con el nieto.
Esta segunda visión de los hechos restaría a Antonio cualquier culpa sobre la salud de su querido nieto, del que era el principal cuidador mientras sus padres trabajaban en la hostelería y en el campo. Según fuentes familiares, el menor tenía 22 meses y llevaba más de un año prácticamente viviendo en casa de sus abuelos en la localidad.
Sí reconocen estas fuentes que había intentando suicidarse, al menos, en dos ocasiones anteriores porque sufría depresiones tras jubilarse anticipadamente a causa de un accidente laboral. Antonio era capataz agrícola y sufrió una caída por la que tuvo que dejar de trabajar. Desde entonces y desde que Daniel nació, el pequeño «era su vida y su pasión».
Su familia también sostiene que la forma en la que apareció el vehículo, chocado contra una valla metálica, denota que el hombre pudo perder el control del mismo a causa del desvanecimiento que sufrió.
Las llamadas a su móvil
También, si falleció a las 20,00 horas del miércoles, es viable la versión que mantiene un vecino de que a las 18,00 horas le llamó a su móvil y éste le respondió, balbuceante, que estaba en el centro de salud de La Palma del Condado, a 11,5 kilómetros de Manzanilla.
En ese ambulatorio, donde no ingresó, se le perdió la pista. Antes había estado en el centro de salud de Almonte, de donde se fue porque vio que había mucha gente.
El concejal de Manzanilla Juan Camacho asegura que lo llamó a las 2.58 de la madrugada del jueves, y que Antonio cogió el teléfono pero colgó sin decir una palabra y ya no contestó a las llamadas posteriores. Según asegura la familia, a esa hora ya estaría fallecido, pero el menor sí estaría con vida.
Fue al día siguiente por la mañana cuando, al ver las noticias y la foto del coche buscado, un cazador de zorzales se acordó de que el miércoles a la caída de la tarde había visto un vehículo igual aparcado en un camino de la zona de El Alberón, entre Villarrasa y Rociana del Condado. Se lo dijo a su mujer, volvió al sitio y descubrió el coche y a Antonio y su nieto Daniel dentro, los dos, en apariencia, inconscientes, y avisó a la Guardia Civil.