La agenda del rey Carlos III de Inglaterra está repleta, desde el fallecimiento de la reina Isabel II, de encuentros con todos los dirigentes mundiales a los que recibe en el palacio de Buckingham. El monarca ha aparecido en los medios firmando —con más o menos suerte— distintos documentos y son muchas las miradas que han vuelto a reparar en los dedos de sus manos, hinchados y con un extraño color rojizo. Los especialistas conocen este fenómeno como dactilitis.
Se trata de una tumefacción difusa que aparece en las partes blandas de los dedos de las manos o de los pies y que puede ir acompañada de dolor en las falanges y otro tipo de molestias. Pero, ¿podría la dactilitis está directamente con alguna enfermedad?
«Artritis o insuficiencia del hígado, los riñones o el corazón». Éstos eran solo algunos ejemplos de los diagnósticos que el doctor Alejandro Macías mencionaba en su perfil de Twitter a raíz del hilo viral publicado en la red social Reddit por las imágenes en las que se veía a Carlos III con los dedos hinchados.
«Viéndolo en una imagen es muy difícil decir a qué es atribuible». Quien habla es el doctor Jesús Sanz, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatólogo del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda. Él ha sido el encargado de atender a todos los medios que estos días se han preguntado por la posible enfermedad que podría afectar al recién nombrado monarca. Como reconoce el propio Sanz, «lo que habría que hacer es una aproximación al paciente para conocer la enfermedad que puede tener».
Qué provoca esta hinchazón
La hinchazón de los dedos puede encontrarse en procesos que van desde el embarazo —con dedos engrosados— hasta trastornos circulatorios de origen venoso o linfático. También se presenta en problemas cardíacos donde se acumula un exceso de líquido que provoca la aparición del edema. Además, la diabetes puede llegar a producir queiroartropatía diabética, un tipo de limitación de la movilidad articular común entre pacientes diabéticos.
Y es que ni tan siquiera se puede hablar de dactilitis como tal, ya que «no todos los dedos hinchados de forma difusa corresponden a una dactilitis». Si no lleva asociado ningún tipo de dolor, lo más lógico, según Sanz, es que sea por un problema autoinmune o relacionado con un trastorno circulatorio. Puede tratarse de un problema hepático, renal, cardiológico o efectivamente reumatológico. En caso de que fuera este último, sí que pertenecería a las patologías reumatológicas autoinmunes. Dentro de las cuales nos encontramos con muchos tipos de enfermedades.
Una de las enfermedades que puede provocar la dactilitis es la artritis psoriásica, una forma precoz de la esclerosis sistémica que afecta en su fase inicial a la piel e hincha los dedos. «En los mayores esta patología puede ir asociada a un cáncer», apunta Sanz. En el caso de Carlos III de Inglaterra, el diagnóstico probablemente sea otro y podría estar vinculado con «una artrosis exuberante o un problema circulatorio».
Sin duda, esta hinchazón en los dedos no se entiende como una causa de muerte, pero sí que podría tratarse de una enfermedad crónica. Ésta significaría que el rey de Inglaterra tendría dificultades a la hora de realizar algún que otro movimiento como «poner las manos juntas en señal de rezo o coger algunas cosas», señala Sanz.
Quitarse los anillos
Jesús Sanz ha recibido en su consulta a «muchos pacientes» con este tipo de sintomatología. Sin embargo, el perfil de éstos no coincide, a simple vista, con el de Carlos III: «Aparece con trabajos manuales o con gente que trabaja en el campo». Aunque no solo se produce por motivos laborales, pues también se da en jugadores que practican deportes como la pelota vasca, quienes corren el riesgo de «tener un engrosamiento difuso en sus manos».
Descartados entonces los motivos del trabajo y el de la pelota vasca, Sanz sí que le recomendaría al monarca «que se quitara los anillos». Debe quitárselo porque puede que llegue un punto en el que no sea capaz de quitárselo «de una forma doméstica» como, por ejemplo, con «jabón y agua, o apretando un hilo». Incluso es posible que si los sigue llevando puestos, «se necesiten herramientas casi como la de los bomberos», pues podría provocarle «que se quede sin dedo y haya que cortarlo».
Además de esta advertencia, el portavoz de la SER reconoce que «la solución a un problema como éste depende del origen» de la hinchazón. Así, si se trata de una retención de líquidos, el tratamiento consistiría en «eliminar la sal de la dieta o poner diabéticos». Por otro lado, en caso de que la causa fuera un edema linfático, habría que intentar ponerle fin mediante «medidas de compresión» con la que no poner los brazos en una postura antigravitatoria.