Es importante saber que la celiaquía es una enfermedad autoinflamatoria permanente que se desencadena en aquellos que consumen gluten y tienen una predisposición genética. Los celíacos experimentan una respuesta inmunológica al ingerir gluten, lo cual provoca una inflamación crónica y daño al tejido intestinal, resultando en la desaparición de las vellosidades intestinales que son esenciales para la absorción de nutrientes. Si no se diagnostica a tiempo, la celiaquía puede tener graves consecuencias para la salud, muchas veces irreversibles.
La enfermedad celíaca puede tener un origen genético o estar relacionada con factores desencadenantes cuya naturaleza aún no se comprende completamente. Actualmente, se están considerando hipótesis como infecciones virales y la cantidad de gluten introducido durante el destete como posibles desencadenantes, pero aún no hay datos definitivos al respecto. Los síntomas de la enfermedad celíaca pueden variar ampliamente, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y los órganos y sistemas del cuerpo afectados. En la forma clásica de la enfermedad, los síntomas principales incluyen hinchazón abdominal, pérdida de peso, diarrea, malabsorción intestinal y retraso en el crecimiento en niños.
En el caso de la enfermedad celíaca atípica, los síntomas pueden ser aún más diversos. Algunos de los principales síntomas incluyen fatiga, caída del cabello, dolor abdominal recurrente, pérdida de peso inexplicada, úlceras y lesiones recurrentes en la boca, trastornos del ciclo menstrual, disminución de la masa ósea, hormigueo y entumecimiento en las extremidades, vómitos, estatura reducida y problemas durante el embarazo.
Sin duda alguna, cuando la enfermedad celíaca no se diagnostica ni se trata a tiempo, pueden surgir complicaciones graves para la salud. Entre las enfermedades que pueden desarrollarse se encuentran el linfoma y el adenocarcinoma, la enfermedad celíaca refractaria y el esprúe colagénico. Además, los celíacos tienen una mayor predisposición a desarrollar enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico, diabetes tipo 1, vasculitis, tiroides autoinmune y hepatitis.