Los especialistas advierten de la importancia del control de la audición de los recién nacidos en el desarrollo del lenguaje y recomiendan que se lleven a cabo pruebas auditivas anuales en bebés y niños.
Al menos unas 2.000 pruebas auditivas se realizan cada año en centros privados como el Hospital Quirónsalud, tanto a recién nacidos como a niños. Como esta clínica otros cientos de ellas se encargan de realizar las diferentes pruebas de audición que miden el nivel de percepción frente a los sonidos que son capaces de detectar los menores. Para ello, explican los audiólogos, se sigue un procedimiento muy sencillo, pero muy útil que puede evitar que los pequeños presenten problemas en el desarrollo del lenguaje conforme vayan creciendo, así como tomar las medidas oportunas para remediar el problema. Una de estas pruebas es la conocida como otoemisiones acústicas. “La realización de la prueba de audición es muy sencilla, lo único que se hace es colocar una pequeña sonda muy similar a la de un auricular en el canal auditivo del recién nacido. A continuación, se envía un sonido a la sonda y esta registra la respuesta del oído interno frente a los sonidos”, señalan los especialistas del sector.
Y es que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) 5 de cada 1.000 recién nacidos padecen algún tipo de sordera. Los especialistas advierten que es fundamental detectar cualquier problema en los primeros años de vida, ya que en caso contrario ello puede repercutir negativamente en el desarrollo de los menores. Tal como señalan desde el portal especializado en la búsqueda de centros auditivos y en la comparación de audífonos audifono.es/audifonos-precios/ “si un niño nace con un problema de sordera y este no es detectado durante los primeros años, existe un riesgo evidente de que el proceso del aprendizaje del lenguaje no se ponga en marcha o lo haga de forma deficitaria”, aclaran y añaden que ello puede derivar, además, en un “desajuste en el desarrollo personal y social”.
Detectar los problemas de audición es fundamental, por ende, para la salud del bebé o del niño. Un diagnóstico precoz sirve para identificar si se padece una sordera genética, así como para saber si existen otras patologías relacionadas como el síndrome de Pendred o el de Alport, incluso para comprobar si se padece una infección vírica prenatal. Muchos de los centros auditivos trabajan siguiendo el protocolo desarrollado por la Comisión para la Detección de Hipoacusia en España (CODEPEH) que consiste en la realización de una o varias pruebas dependiendo de los resultados obtenidos, como la otoemisiones acústicas, que resultan indoloras y no son invasivas, o la prueba de Potenciales Evocados Auditivos (PEA) en la cual se colocan electrodos en el cuero cabelludo, muy cerca de la oreja para llevar a cabo las mediciones. “Esta prueba tiene solo una duración de unos 5 minutos y se realiza mientras el recién nacido está dormido o muy relajado, con ella se comprueba que el sistema nervioso funciona adecuadamente ante los estímulos auditivos”, explican desde el portal con más de 3.000 centros auditivos independientes en España, audifono.es
Desde la compañía, concluyen explicando que una vez que se detecta el problema es esencial aplicar un tratamiento cuanto antes, el cual contemplará la observación del desarrollo del lenguaje, así como la estimulación logopédica y la adaptación de prótesis auditivas o audífonos para el correcto desarrollo del menor si fuera necesario. Incluso, un tratamiento quirúrgico consistente en un implante coclear, dependiendo del grado de sordera que se parezca.
¿Cómo detectar problemas de audición en un recién nacido?
Por lo general, las pruebas de audición suelen realizarse cuando el recién nacido acaba de nacer en el hospital y antes de recibir el alta, explican los especialistas. Ahora bien, hay circunstancias en las que el bebé nace en casa o en un centro de maternidad. En estos casos es importante que la prueba se realice durante las tres primeras semanas de vida, explican desde audífono.es. Desde el portal explican, además, que el hecho de no superar la prueba no significa que el bebé tenga un problema, en ese caso el protocolo exige que la prueba se repita dentro de los tres primeros meses de vida. Ahora bien, en caso de confirmar que existiera una pérdida de la audición el especialista deberá comenzar a tratarla antes de que el menor tenga seis meses, confirman.
Para los profesionales de la web dedicada al mundo del recién nacido Bebes.top existen varios trucos que pueden ayudar a los padres a identificar si el pequeño está sufriendo una hipoacusia. “Las claves para identificar si el bebé presenta algún problema pueden dividirse en función de la edad que tenga, analizando su comportamiento y reacciones ante diferentes estímulos sonoros”, especifican. Así pues, aclaran que antes de los 3 meses de edad el menor debe ser capaz de reconocer la voz de sus padres, además, la mayoría de los bebés se sobresaltan e inquietan al oír sonidos fuertes o repentinos. El portal infantil advierte, así mismo, que antes de que el bebé cumpla los 6 meses de edad suele ser capaz de girar la cabeza o los ojos en la dirección en la cual se escuchan los sonidos. Por último, concluyen explicando que si antes de los 12 meses de edad los pequeños no son capaces de imitar algunos sonidos o palabras como “papá” o “mamá” puede ser señal de un problema se sordera infantil.
¿Por qué sufre mi bebé de problemas auditivos?
Algunas investigaciones al respecto han llevado a los especialistas a entender el motivo por cual un recién nacido puede llegar a padecer problemas auditivos. Tal como señalan algunos expertos, la hipoacusia infantil suele aparecer en bebés que nacieron prematuramente, así como los pequeños que estuvieron ingresados en la unidad de cuidados intensivos de neonatología. Otro de los posibles motivos por el cuál puede haberse desarrollado este problema tiene que ver con los efectos secundarios de algunos medicamentos, incluso tras haber padecido frecuentes infecciones de oído, como la meningitis o el citomegalovirus, entre otras. También en el caso de haber sufrido complicaciones al nacer.