Cerca de 8.000 jóvenes procedentes de varios países europeos llevan varios días reunidos en una fiesta «rave» instalada ilegalmente en un área privada a orillas del lago Mezzano, en la región del Lacio (centro de Italia), sin que las autoridades la hayan podido disolver, a pesar incluso del fallecimiento de un participante.
En la noche del 13 al 14 de agosto, varios caravanas de coches y furgonetas acamparon en las orillas del lago de Mezzano, en la localidad de Valentano, en una zona privada para organizar una ‘rave’ que esperan que continúe hasta el 23 de agosto, a pesar de las temperaturas y la ausencia de servicios higiénicos en la zona.
La reunión ilegal ha sido duramente criticada por el alcalde de Valentano, Stefano Bigiotti, por «comprometer la seguridad de toda la comunidad local, no sólo por los altísimos riesgos asociados a la emergencia epidemiológica», sino también por los posibles daños ambientales, y deseó que «los culpables de esta perversa y vergonzosa iniciativa puedan ser identificados y llevados ante la justicia sin demora».
Bigiotti ha pedido hoy la intervención de la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, para detener la fiesta.
Un joven italoinglés de 25 años resultó muerto
Además, durante estos días se registró la muerte de un joven italoinglés de 25 años, cuyo cuerpo fue encontrado por buzos en el lago, donde sus amigos afirmaron que se adentró durante la noche, según fuentes policiales.
Además, el diario ‘La Repubblica’ reveló que tres jóvenes han terminado en el hospital con un coma etílico y uno de ellos dio positivo en covid-19.
«Han destrozaron una joya», explicó desconsolado el dueño de la zona, Piero Camilli, al mismo medio, al explicar que a pesar de sus esfuerzos no ha conseguido que se disolviera la fiesta.
El diario cita al jefe de policía de Viterbo, Giancarlo Sant’Elia, quien explica que «el desalojo es imposible, pues los miles de participantes están repartidos en una superficie de 30 hectáreas y el contexto operativo es el que es».
Mientras tanto, la zona ha sido rodeada por vehículos policiales para evitar que los que se vayan no regresen o se sumen más personas