La moda emprendedora

Hace unos días conocía la existencia de un estudio que señala que en la actualidad una mayoría de jóvenes canarios aspira, sobre todo, a ser emprendedores, frente a la idea que sostenían hace un decenio -otros entonces jóvenes- de ser, principalmente, funcionarios.

Hace unos días conocía la existencia de un estudio que señala que en la actualidad una mayoría de jóvenes canarios aspira, sobre todo, a ser emprendedores, frente a la idea que sostenían hace un decenio -otros entonces jóvenes- de ser, principalmente, funcionarios. Creo que existe una imagen desvirtuada de ser tanto un emprendedor como la de ser un funcionario. Empezando por los segundos, recuerdo que lo que se nos vendía era que acceder a una administración pública te garantizaba un suelo de por vida y que -se afirmaba sin tapujos- la carga de trabajo iba a ser menor que en el sector privado. Lo que nadie imaginaba era la época de recortes y el señalamiento hacia lo público como el mayor de los males para la economía.

Y siendo eso un problema, creo que lo fue más que muchos jóvenes con esas promesas se aventuraban a instalarse en un puesto de trabajo que no deseaban de verdad, que no les gustaba y que, por tanto, no estaban preparados para desarrollar más allá de la aprobación de una oposición. Ahora, la panacea es ser emprendedor, pero nadie tampoco está explicando que en este país -si se dejan a un lado proyectos subvencionados y tampoco- poner en pie un negocio cuesta sudor y demasiadas lágrimas y que no basta con poseer una idea y muchas ganas para tener éxito porque nada favorece el emprendimiento por mucho que se diga en campañas de ayuntamientos, cabildos y gobiernos. La opinión pública lanzaba el mensaje entonces de que el camino era ser funcionario, ahora es ser emprendedor. Y en un caso como en el otro pienso que anida, sobre todo, el fracaso de una sociedad que, a golpe de banalidad, trata de perfilar el futuro de sus jóvenes.

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