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“Tenemos interés en invertir en las Islas y comprar empresas de Canarias”

Jaime Bergel Sainz de Baranda es el máximo responsable de HIG España, uno de los fondos de inversión de capital privado más fuertes del mundo, dedicado a la adquisición de compañías medianas
Jaime Bergel Sainz
Jaime Bergel Sainz
Jaime Bergel Sainz de Baranda, responsable de HIG España. / FRAN PALLERO

Jaime Bergel Sainz de Baranda es el máximo responsable de HIG España, uno de los fondos de inversión de capital privado más fuertes del mundo, dedicado a la adquisición de compañías medianas, vino ayer a Tenerife invitado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), con la intención de invertir en Canarias y buscar empresas a las que comprar. Unos minutos después de la charla con empresarios de la Isla, atendió a DIARIO DE AVISOS.

-¿Por qué Canarias? ¿Hay empresas en las que HIG haya puesto sus ojos?

“Canarias tiene una economía interesante, basada en empresas familiares sólidas, un terreno donde nos sentimos cómodos. Las canarias son empresas muy centradas en la economía regional y creemos que el fondo puede ayudar a las compañías a internacionalizarse y expandirse. Tenemos todo el interés del mundo en invertir en el Archipiélago. Hemos venido porque tenemos interés en invertir en Canarias y comprar empresas canarias; esa es la razón por la que estamos aquí”.

-¿Qué diferencia un fondo de inversión de un banco?

“Es muy distinto porque, entre otras cosas, un banco presta deuda y nosotros lo que hacemos es aportar capital, es decir, nosotros nos convertimos en socios del empresario”.

-¿Qué ventajas tiene un fondo de inversión como HIG para las empresas?

“Mire, los fondos tienen muchas ventajas y solo una desventaja. Entre las ventajas está que te aporta capital que no tienes que devolver, aunque es verdad que, obviamente, sacrificas un porcentaje de la empresa. También te ayuda a establecer parámetros de gestión muy buenos, aunando el interés entre el dueño de la compañía y el gestor del fondo. Aportamos cierta capacidad de gestión e internacionalización y ayudamos mucho en este sentido. Lo único malo es que en algún momento nos tenemos que ir, es decir, no podemos estar permanentemente. Tenemos un horizonte de cinco años y, a partir de ahí, la salida, que tiene que ser o bien una salida a bolsa, que nos compre otro, o el propio socio”.

-¿La crisis ha beneficiado a los fondos de inversión?

“Lo que pasa con los fondos es curioso, porque, mire, en los periodos de bonanza no es fácil invertir en empresas porque nosotros tenemos que invertir a precios relativamente bajos. Entonces, claro, cuando las cosas van bien la valoración de los activos sube y todo el mundo quiere prestarte más, con lo cual sube más el precio del activo y no es fácil invertir. En los periodos malos los activos bajan, por tanto, el precio es menor y es más fácil invertir, pero nadie te presta dinero, con lo cual hay que meter más capital y la estructura de capital no es tan óptima, de manera que tampoco es tan fácil. Pero sí que es verdad que durante la crisis aguantamos mejor que los bancos porque hay mejores oportunidades de inversión de las que tienen los bancos”.

-¿Por qué los fondos siempre quieren tener el control de la empresa en la que invierten? ¿Verdad o mito?

“Yo creo que los fondos de inversión han tenido mala fama por dos razones. Una derivada de los llamados fondos de reestructuración, o mal llamados fondos buitre, que sí son un mito. Porque estos fondos entran en empresas con una situación muy delicada y si no tienes el control es difícil que se pueda revertir la situación de la compañía. HIG, precisamente, es un fondo que no tiene por qué tomar el control de la compañía. Es verdad que para eso necesitamos unos requisitos, como, por ejemplo, una buena relación con los accionistas y los gestores. ¿Cuál es la razón por la que los fondos quieren tener el control? Sobre todo porque quieren que la empresa esté bien gestionada. Pero para HIG, le insisto, no es tan importante, porque si la gestión es buena, no necesitamos tener el control. Otra razón es porque el fondo tiene que salir de la compañía a los cinco años, y si no tienes una estructura, la salida no será sencilla”.

-Habla de los fondos buitre. ¿Qué función tienen? ¿Son buenos para la economía?

“Los fondos para la reestructuración de una empresa son buenos para la economía, porque si no, muchas empresas desaparecían. Son el último recurso que tienen las compañías para no quebrar y desaparecer. Es verdad que una de las cosas de las que se acusa al fondo buitre es que ha entrado en la sociedad por muy poco dinero, pero es que la empresa no vale nada en ese momento y si el fondo no hubiera entrado, la empresa hubiera quebrado y se hubiera tenido que despedir a los empleados. Por eso es extremadamente injusta la fama que tienen los fondos buitre. Sí es verdad que el fondo gana dinero, pero es que si no hubiera entrado el fondo, la empresa no existiría. Cuando las cosas van mal compran cuando nadie está comprando y dan liquidez”.

-Usted participó en la fusión del Banco Santander y el Central Hispano. ¿Cómo ha visto la operación del Popular?

“Eso fue casi en la Prehistoria”.

-Sí, casi… ¿Cómo se desarrolló la operación de compra del Santander?

“Lo que ha pasado es curioso. Es verdad que los inversores del Banco Popular han perdido mucho dinero, pero también es cierto que estaban invertidos en un banco que estaba quebrado. Yo creo que hay que enfocar el asunto en el lado opuesto; es decir, que a los españoles no les ha costado un duro. Los españoles metimos 22.000 millones de euros en Bankia, y la alternativa si el Santander no rescata al Popular es que el Gobierno metiera varios miles de millones en el banco de los impuestos de todos los españoles. Creo que ha sido bastante mejor que se lo quede el Santander. ¿Por qué se lo queda por un euro? Pues porque esta quebrado. Ahora el Santander tiene que meter dinero para arreglarlo, y gracias a Dios no han tenido que meter dinero los españoles”.

-¿Qué le parece la Ley Concursal española?

“La ley ha sufrido múltiples modificaciones y esta hecha para proteger a una empresa y que no vaya a liquidación para que pueda atender los pagos de sus proveedores. Se han hecho bastantes cosas para intentar mejorar la ley, pero el problema son los plazos. En España el 90% de las empresas que van a concurso acaban en liquidación, y no tanto por un problema de la ley, que está bien estructurada, sino por cómo se ejecuta en los juzgados. Para una compañía que entra en concurso el tiempo juega en su contra, por lo que todo el proceso debe ir con rapidez”.

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