Se llama Sebastián Serrate y es policía local de Sant Andreu de Llavaneras, pero obre todo es uno de los principales expertos españoles en el uso de las llamadas táser, las pistolas eléctricas cuyo uso es inminente por parte de la Guardia Civil y que la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife también estudia incorporar a su armamento. “Son especialmente eficaces y seguras. En realidad, resultan un avance claro en la seguridad, tanto para el funcionario que se ve obligado a utilizarla como para el propio ciudadano, porque solo causa una rigidez momentánea”, explica Serrate durante su reciente visita a Tenerife, donde ya instruyó a guardias civiles destinados en la Isla en el empleo de la táser gracias a un curso organizado por la Agrupación Unificada de la Guardia Civil.
En resumen, Serrate explica que hay determinadas situaciones de seguridad ciudadana donde las táser suponen “una respuesta ideal, y ahí están los resultados en comunidades donde ya son habituales: el balance es muy positivo, nunca ha habido problemas y son armas muy resolutivas”. “Gracias a estas táser se reduce con rapidez a una persona que, por los motivos que sean, no atiende a razones ni a las indicaciones que se le dan”, explica el especialista, para quien las situaciones específicas para las que se recomienda su empleo son aquellas en que “nos encontramos con personas fuera de sí, por ejemplo, porque han ingerido gran cantidad de alcohol o están bajo los efectos de las drogas, o también porque están bajo los efectos de un brote esquizofrénico. Es muy importante poder reducirlas con rapidez, ya que generalmente muestran una fuerza considerable. A veces, para reducir a una persona así hacen falta varios agentes, no se puede imaginar lo que son capaces de hacer. En resumen, la táser está entre la pistola y la porra”.
Riesgo
Respecto a si son peligrosas o no para el ser humano, explica Sebastián Serrate que “el peligro no está en los voltios, sino en los amperios, es decir, la corriente que transmite el aparato. En la pistola táser, normalmente rondan los 2,1 microamperios (mA) y los 3,6 mA, con una energía liberada por pulso de entre 0,07 y 0,5 julios. En todo caso, lejos del límite de 75 a partir del cual se consideraría letal, porque para que fuera letal tendría que tener amperaje, y la casa Taser ha conseguido reducirlo. Insisto: aplicado a una persona solo provoca rigidez”, recalca el experto.
Sobre los efectos reales, Serrate detalla que “las personas que reciben el impacto de una pistola de este tipo pueden sentirse un poco mareadas durante algunos minutos. La salida de energía de esta arma causa involuntariamente contracciones de los músculos y, como resultado, se tiene la sensación de vértigo, aturdiendo momentáneamente”.
Y, sin embargo, hay cierta polémica sobre estas defensas, que Serrate considera infundada: “Según los estudios médicos oficiales, la táser no puede matar, es más, no hay una sola sentencia firme que diga que una muerte haya sido causada por el uso de estas armas”. Sobre los casos en que se han producido fallecimientos, el razonamiento del especialista apunta “a otras causas, porque debemos recordar que hablamos de personas que, en ese momento, pueden estar bajo los efectos de sustancias muy dañinas para la salud, con un historial de alto consumo de drogas y alcohol, que serían las causas de su muerte, y no el uso de la táser en sí”.
Respecto a su posible uso por parte de la Policía Local santacrucera, Serrate no tiene dudas: “Lo veo positivo, porque aportan mucho al funcionario. Sin duda, será un avance”.
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