Llueve sobre mojado la actitud de algunos aficionados que acuden a ver los partidos del CD Mensajero en el Silvestre Carrillo. Hace poco tiempo, el domingo 14 de febrero, se producían los lamentables incidentes tras el choque del equipo palmero frente al líder Barakaldo, cuando el colegiado valenciano Fernando Navarro y sus compañeros fueron zarandeados a la salida del campo cuando se dirigían a coger un taxi. El Juez Único de Competición dictaminó el cierre de una de las gradas por un partido.
Es mucho lo que se está jugando el CD Mensajero en lo deportivo. La soberbia reacción que ha experimentado desde la llega de Josu Uribe no puede ni debe ser manchada por la actitud de unos pocos aficionados que le pueden crear un perjuicio deportivo y económico irreparable al club.
En el choque de ayer ante el Leioa, haya sido un niño o haya habido exageración por parte del guardameta vasco Ángel Díaz, los aficionados locales tienen que controlar ciertos comportamientos para evitar que el árbitro haga constar estos incidentes en el acta. En el apartado del público, Pere Barceló Roca redactó lo siguiente: “Después de la consecución del gol del equipo local, el portero visitante Sr. Ángel Díaz Ibañez ha ido a coger el balón del fondo de la red, momento en el cual se han abalanzado varios aficionados del CD Mensajero encima de él. Dicho jugador ha necesitado asistencia médica y ha podido continuar el encuentro. Por dicha causa el partido ha sido detenido durante seis minutos”.
Con este acta, la clausura del Silvestre Carrillo podría ser un hecho el próximo miércoles cuando se reúna el Juez Único. Por bien del CD Mensajero, esperemos que no.
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