San Andrés: la fosa de la desmemoria

En Tenerife, el mar fue la gran tumba de los represaliados del franquismo, especialmente las costas de Santa Cruz, municipio en el que el portal de Memoria Histórica del Gobierno de Canarias ubica al menos dos posibles puntos de enterramiento: San Andrés y Cueva Bermeja
Reportaje fotográfico: Andrés Gutiérrez
Reportaje fotográfico: Andrés Gutiérrez

“La mayoría de los desaparecidos en Tenerife fueron arrojados al mar, entre la zona de San Andrés y Antequera. Una vez sacados de las diversas cárceles, eran llevados mediante falúas a esta zona. Los testimonios orales cuentan que eran introducidos en sacos y apostalados, refiriéndose a las piedras que les ataban y que actuaban como pesos para ser hundidos en el mar”. Este texto pertenece al artículo editado por la Universidad de La Laguna Luces sobre un tiempo en gris, en el que varios profesores, entre los que figuran los historiadores Aarón León (colaborador de la Asociación de Memoria Histórica) y Luana Studer, analizan la represión franquista tras el estallido de la Guerra Civil. Constatan, a través de testimonios orales, que el mar fue la gran fosa común de los republicanos, un trabajo que a su vez ha servido para elaborar la memoria que da soporte a la web del Gobierno de Canarias en la que, entre otras cosas, aparece el mapa de fosas comunes que se cree existen en Tenerife.

Como reconoce Studer, solo se tienen “los testimonios orales, pero aún no se ha podido comprobar de manera empírica que lo que dicen sea así”. Añade que “en Tenerife está todo por hacer en memoria histórica” y confía en que la ley que ha anunciado el Gobierno regional ponga los recursos necesarios para finalizar la investigación iniciada. También reconoce que en lo referente al mar, poco se podrá recuperar.

El portal de Memoria Histórica ubica en Santa Cruz dos posibles lugares de enterramiento o fosas: Cueva Bermeja y San Andrés. En la primera localización el portal sitúa la desaparición de Antonio Montelongo. Según el testimonio de su hijo, podría haber sido sacado de prisión y conducido a la zona de Cueva Bermeja, desde allí llevado a alta mar y arrojado dentro de un saco. Otra de las víctimas que se asocia con la zona es Vicente Hormiga, que tras su detención, entre el 18 de julio y finales de ese mes, fue recluido en uno de los barcos prisión de Santa Cruz. La mujer de Vicente siempre creyó que lo sacaron de allí y lo arrojaron al mar. En cuanto a San Andrés, detalla el portal, es una zona que ha sido asociada tradicionalmente, tanto por los testimonios orales como por los diversos trabajos de investigación, a una zona de desaparición de prisioneros a lo largo y tras la Guerra Civil. En San Andrés sigue viva la memoria de aquel tiempo entre muchos de sus vecinos, testigos de las detenciones arbitrarias, las palizas en Paso Alto o en los salones de la que fuera la compañía empaquetadora de plátanos Fyffes.

Reportaje fotográfico: Andrés Gutiérrez
Reportaje fotográfico: Andrés Gutiérrez

Una de esas memorias es la de Francisca Melián, que con 84 años preside la asociación de mayores del pueblo pesquero. Ella y sus compañeras de la asociación recuerdan hechos que vivieron o que le fueron narrados por sus protagonistas. La primera de esas historias que recuerda doña Francisca, a la que todos conocen por Kika, es la de las gangocheras que ayudaron a escapar a unos presos de Paso Alto. “Ellas iban vestidas todas de negro y llevaban lámparas de carburo para alumbrarse por el camino”, cuenta doña Kika. Cuando llegaron a Paso Alto se encontraron a los guardias sacando a unos presos. Ese día, una de ellas decidió hacer algo ante el más que evidente destino de los reos.
“Cogió la lámpara y al grito de ‘¡Viene el diablo!’, la tiró contra el suelo y provocó una llamarada”, recuerda la presidenta entre risas. El resultado fue que los guardias se asustaron tanto que corrieron a esconderse; los presos hicieron lo mismo, pero barranco arriba hasta perderse en el monte.

Cuando se les pregunta por lo que algunos llaman la ley del saco, las mujeres bajan la voz y desvían la mirada. Recuerda doña Kika que a algunos de los vecinos los obligaron a llevar los cuerpos y tirarlos al fondo del mar. Cuenta el caso de un vecino que tenía una barca: “El pobre lo hacía obligado porque si no, lo mataban a él”.

Esta forma de desapariciones, como reconocen los historiadores, fue la más común en Tenerife. De Paso Alto o Fyffes salían los presos hacia las prisiones flotantes del puerto, de las que algunos no volvieron y otros nacieron de nuevo. “A uno lo sacaron unos pescadores del agua y lo escondieron en el monte”, recuerda doña Kika. Ese testimonio se recoge en el portal del Gobierno de Canarias y en él se detalla que unos pescadores de San Andrés vieron a un barco tirando sacos. Esperaron a que se fuera y cogieron uno. Dentro había un hombre aún vivo. “Era un saco grande y como no le pusieron piedras, se soltó y pudo nadar”, cuenta la presidenta.

Cifras
El detalle del número de represaliados por el franquismo sigue siendo difícil de concretar. Las investigaciones realizadas por Studer y León rebaja la cifra a unos 200 en Tenerife: “Son los que, de manera empírica, hemos podido contrastar que murieron o están desaparecidos”, señala León, quien añade que eso no quiere decir que no haya esos 1.500 de los que se hablaba en los años 80. “Nosotros solo hemos podido demostrar esos 200”, insiste.

La represión no solo supuso muertes y desapariciones y recuerdan que solo por la prisión de Fyffes pasaron más de 4.000 personas tras la guerra. El miedo también fue una forma de represión, el mismo que dice doña Kika se instaló en San Andrés: “Nuestros padres ni siquiera hablaban con nosotros”, recuerda. “El mío murió del corazón con 52 años”. Cree la anciana que por lo que vivió en la guerra. “El tenía la llave del Castillo de la Pólvora y cada vez que los guardias se la pedían, sabía que algo malo iba a pasar…”.

[su_note note_color=”#d0d3d5″ radius=”2″]Testimonios orales apuntan a un posible enterramiento en El Tablero

Solo se tiene constancia de posibles enterramientos a través de los testimonios orales, los mismos que, además de San Andrés y Cueva Bermeja, ubican en El Tablero un posible punto. Sin embargo, este no ha sido incluido en el mapa de fosas. La presidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Tenerife, Mercedes Pérez Schwartz, detalla que en la memoria que los historiadores hicieron para la asociación puede leerse que hay testimonios directos que vieron restos mortales. “Hablan de que en los años 50 se encontraron varios huesos en esta zona, cuando se realizaba una excursión escolar por el lugar y varios niños encontraron los restos mortales. Los testigos los relacionaron con víctimas de la Guerra Civil porque encontraron algunos abalorios como cadenas o relojes”.[/su_note]

TE PUEDE INTERESAR