“Varias familias confiaron en hallar supervivientes hasta el séptimo cadáver”

Virginia Sánchez, portavoz del equipo de psicólogos en Los Cristianos, admite que le impactó la esperanza del círculo próximo a las víctimas
Las muestras de dolor se suceden en el entorno del edificio derrumbado en el que fallecieron siete personas. Andrés Gutiérrez
Las muestras de dolor se suceden en el entorno del edificio derrumbado en el que fallecieron siete personas. Andrés Gutiérrez

La tragedia de Los Cristianos ha puesto de relieve la importancia de contar con personal multidisciplinar preparado para hacer frente a situaciones extremas. Lo han demostrado los equipos de rescate y todos los cuerpos, colectivos e instituciones que han formado parte del operativo, entre ellos, una treintena de psicólogos que han estado en todo momento al lado de las familias de las víctimas desde que se tuvieron las primeras noticias de la catástrofe, hace hoy una semana.
Virginia Sánchez Caamaño, psicóloga especialista en intervención en emergencias, que ha actuado de portavoz en el operativo de Arona, reconoce que le ha impactado la esperanza que mantuvieron hasta el final varias familias. “Hasta que se rescató el último cadáver el sábado por la tarde confiaban en que fuera su familiar y que estuviera vivo; en cambio otras lo tenían asumido desde el primer momento”.
Ella y sus compañeros han visto estos días en primera persona la mirada del dolor y el horror. Afirma que uno de los principios que se aplican en estas situaciones es que estas personas no estén solas y que noten un apoyo permanente a su alrededor.

Manejar la incertidumbre no es nada fácil. “Nunca damos por muerta a una persona hasta que esté plenamente confirmado. Trabajamos sobre la hipótesis de la desaparición. En este tipo de escenarios adversos, la esperanza fluctúa, en algunos momentos piensan que esa persona está viva y en otros admiten que está muerta. Nosotros les apoyamos en su expresión, no cambiamos nada de lo que ellos dicen. Si están esperanzados continuamos con la esperanza y si dan por cierta la muerte les mantenemos a la espera de la confirmación oficial. Lo que intentamos, simplemente, es rebajar la ansiedad”, señala.

Evitar el bloqueo
Sánchez Caamaño remarca que las primeras palabras que se deben dirigir a una persona rota por el dolor son preguntas del tipo: qué ha vivido, dónde estaba y cuáles eran sus sospechas. “Que hable es importante. Ayudamos a que no se bloquee porque si se lo guarda dentro corre el riesgo de que se convierta en un trastorno. También le preguntamos de entrada si necesitan agua, comida, ropa, etc. y a partir de ahí ya nos centramos en el plano emocional”.
Esta experta, que admite que tanto a ella como a sus compañeros el derrumbe les ha dejado una profunda huella en forma de imágenes que se repiten en su cabeza, falta de apetito y problemas de sueño, sostiene que todas las personas están preparadas para superar este tipo de golpes tan duros. “La angustia, la desesperación, el dolor intenso, la ansiedad… todo eso es normal en situaciones como la que hemos vivido. La capacidad de resiliencia todos la tenemos más o menos desarrollada”, asegura.

A la pregunta de cómo afrontan el terrible momento de comunicar a un familiar que la persona por la que espera noticias ha fallecido, Sánchez Caamaño señala que se notifica conjuntamente con la Policía Judicial. “Lo comunica un agente y nosotros estamos de apoyo. Solemos recurrir a frases como ‘ya ha aparecido tu familiar’, ‘ya está identificado’ o ‘las peores sospechas se han confirmado”.

La portavoz del equipo de psicólogos valora la capacidad de respuesta ante el suceso de Los Cristianos. “Hemos tenido que improvisar bastante pero estamos satisfechos. Se ha contado con nosotros desde el primer momento y se nos han consultado muchas cosas. Además, todo lo que se tenía que decidir se hacía a través de reuniones multidisciplinares”.

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