Vendaval aurinegro

Los jugadores de Txus Vidorreta vuelven a desarbolar a uno de los mejores conjuntos de Europa para dormir en puestos de ‘play-off’; un parcial de 28-8 en el segundo cuarto acaba por decidir un sensacional encuentro
FOTO: Fran Pallero
FOTO: Fran Pallero

Los últimos cinco minutos del segundo cuarto del encuentro de ayer son para guardar en vídeo. El Iberostar Tenerife arrolló al Laboral Kutxa a base de buen baloncesto, de defensa intensa y de un ataque con criterio capaz, no ya de ganar al Baskonia, sino a cualquiera que hubiera estado ayer delante de los de Txus Vidorreta. Los vascos acabaron ofuscados, se mostraron impotentes y, como en el caso de Bourousis, terminaron desquiciados por un rival que maniata a sus oponentes y que, si acaba perdiendo, no es porque no tenga estudiado hasta el último detalle, el último movimiento y la más pequeña cuestión que pueda resultar útil para poder salir victorioso.

El Iberostar siempre se mostró capaz de dominar al Baskonia desde el primer momento, en el que ambos equipos comenzaron a medirse, a tratar de tomarse la medida mientras rivalizaban en errores y malos pases (7-2). Abromaitis y Adams cometerían rápidamente sus dos primeras personales, algo que preocupaba en el caso del canarista al tener enfrente a un jugador como Bourousis, demasiado preocupado ayer por los árbitros y el público más que por sus oponentes.

Canarias y Baskonia se tantearon, intercambiaron canastas y acabaron el primer cuarto de forma muy igualada (23-21) antes de dar paso al parcial que decidiría el duelo.

White y Richotti se asociarían para lograr la primera ventaja importante para su equipo (31-21) y solo las cinco faltas cometidas a falta de que se jugaran cinco minutos, lo que llevaría a los jugadores vitorianos al tiro libre tras cada personal, parecía la única opción para los de Perasovic, que empezaban a hacer cada uno la guerra por su cuenta. De la mano de Rodrigo San Miguel, los locales lograrían un parcial de 10-0 (51-29) que haría saltar el partido por los aires. El Canarias corría, llegaba siempre antes que su rival, lanzaba con criterio y anotaba, anotaba mucho, para firmar la mejor primera parte que se recuerda en mucho tiempo en el Santiago Martín y los cinco mejores minutos de los aurinegros en lo que va de año.

Beirán, White y Hanley anotaban de tres, mientras que Bourousis se empeñaba en salirse del encuentro con tres faltas personales. Curiosamente, el Baskonia había funcionado mejor sin el griego en pista, al que los jugadores de Vidorreta tenían claro cómo atacar. El mismo caso ocurría con Adam Hanga, acostumbrado a ser referente del Laboral Kutxa, pero que se fue al descanso con cero puntos en su haber y con siete faltas personales recibidas. La consigna era clara: no había que dejar correr al exterior húngaro. Y Hanga no pudo correr.

Si en la primera mitad Laboral Kutxa pareció hacer la guerra por su lado, en el segundo tiempo esa sensación se hizo aún más evidente. Tras un pequeño intercambio de canastas, los locales conseguían su máxima diferencia (59-34), teniendo en Jones a uno de sus jugadores destacados. El estadounidense se plantaba a media distancia, lanzaba cómodo y anotaba. Cuando los vitorianos se fueron a dar cuenta de que tenían un agujero por ese lado, el Iberostar Tenerife iba lanzado en el electrónico (65-45).

Esos 20 puntos serían una barrera infranqueable para los de Velimir Perasovic. El croata no encontraba la forma de poder bajar de las dos decenas de puntos de desventaja y, cuando trataba de dar tranquilidad a los suyos, una técnica mostrada a Bourousis y la eliminación por personales del mismo confirmaron que el Baskonia no estaba ayer en el partido.

La baja del griego no era demasiado perjudicial en lo deportivo, al menos por lo que había hecho hasta ese momento, pero sí es cierto que permitió a los canaristas ganar en autoestima y seguridad ante la merma que sufría su oponente.

Todo parecía decidido, más cuando los visitantes solo pudieron anotar dos tantos en los últimos tres minutos y el Iberostar podía permitirse no estar tan acertado en el campo ofensivo. El principal peligro para que Baskonia pudiera maquillar el resultado se llamaba Darius Adams, que pasó de valorar -5 a acabar con 17 créditos gracias a que compitió consigo mismo para acabar con una buena estadística, algo que consiguió.

El Iberostar Tenerife cerraba el partido con un Santiago Martín en pie, ovacionando a los suyos y tal vez creyendo que, si hace solo cuatro meses les contaban esta historia, nadie, o muy pocos, la habrían creído.

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