‘Apotalados’. Este término, desconocido para la mayoría de los canarios, fue usado durante la Guerra Civil y también en la postguerra para referirse a las personas a las que hacían desaparecer lanzándolas al mar desde barcas, metidas en sacos y con las manos atadas. La ley del saco como la llamaron muchos se aplicó con saña en la costa de Anaga, donde admiten los historiadores se halla “la gran fosa de los republicanos”. Este horrible término por sus connotaciones y otros como “brigadas del amanecer” o “conspiración civil”, son algunos de los que los alumnos del IES San Andrés escucharon, en la mayoría de los casos, por primera vez, el pasado martes, durante la charla que el historiador de la Universidad de La Laguna, Aarón León, ofreció en el centro.
Esta iniciativa, puesta en marcha por el profesor Jesús Fernández Rodríguez, tiene su origen en el artículo que DIARIO DE AVISOS publicó el pasado 3 de abril en su edición dominical y en el que se recogía la represión de la que fue testigo el barrio de San Andrés durante los años de la Guerra Civil y en los inmediatamente posteriores.
Algunos de los jóvenes de este instituto, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, se interesaron por conocer algo más de la historia de su entorno y en relación con el pasado más reciente. Como indica el profesor Rodríguez, que estos chicos para los que el año 2000 casi es la prehistoria, acercarse hasta la oscura época de los años de la guerra y la postguerra supone un interés que hay que fomentar.
[su_pullquote]El IES San Andrés quiere seguir fomentando el interés por la historia del barrio entre sus alumnos con más actividades[/su_pullquote]
Los alumnos que se interesaron por el reportaje titulado San Andrés: la fosa de la desmemoria, empezaron a preguntar a su entorno más cercano (padres, abuelos, vecinos…), para conocer un poco más de una realidad, que, como también ellos pudieron constatar, sigue siendo motivo de silencio y casi un tema tabú sobre el que nadie o casi nadie quiere hablar en público. Algunos descubrieron que su bisabuelo desaparición en la prisión de Fyffes, otros que algún familiar fue encarcelado en esa época y otros pudieron constar que su pueblo fue testigo de la barbarie, no hace tanto tiempo. En privado los chicos admiten conocer algunas de las historias de desapariciones y detenciones, pero en público, el mutismo se impone.
La charla del historiador de la ULL se inició preguntando a los alumnos si conocían el término de apotalar, para a continuación, explicar su significado. Recordó que el mar, la costa que va desde San Andrés hasta Antequera, es la gran fosa de los republicanos en Santa Cruz de Tenerife. Antes, situó a los alumnos en el por qué de una represión tan brutal.
[su_pullquote align=”right”]El término apotalados era usado para referirse a las personas que lanzaban al mar dentro de sacos desde los barcos[/su_pullquote]
Explicó León que en los años previos al estallido de la guerra el enfrentamiento entre los partidarios de la República y aquellos que veían amenazados sus privilegios (iglesia y ejército principalmente, pero también la clase más acomodada) fueron una constante. De nuevo se dirigió León a los jóvenes para preguntar si sabían lo que se denominó la “conspiración civil”. Un coro de noes fue la respuesta. El historiador explicó que, sin el apoyo de esos poderes que veían amenazados sus privilegios, posiblemente el alzamiento militar nunca habría tenido éxito. Es lo que denominó “la base social del franquismo” en la que la Falange, un nuevo término que solo algunas de las más de 60 voces presentes en el salón de actos del instituto, dijeron conocer, sirvió de empuje para reuniones clandestinas como la que dio lugar al arranque del alzamiento en Las Raíces. “Tenemos el dudoso honor de ser el lugar en el que arrancó la sublevación militar”, apostilló León.
Esa base social sirvió para que la guerra no terminara para los perdedores en el 39, esa “conspiración civil”, sirvió para que los empresarios cedieran sus barcos para convertirlos en prisiones flotantes o para que los almacenes de una empaquetadora de plátanos se conviertieran en la prisión de Fyffes. “Se castigó la militancia política. Fue algo más que venganzas personales”, afirmó el historiador. El profesor preguntó a los alumnos que, a pesar de conocer algunos de los detalles, mantuvieron un prudente silencio sobre lo que conocían y desconocían sobre la realidad de San Andrés en estos años. “¿Sabían que la carretera de Vilaflor la construyeron presos republicanos?”, interpeló de nuevo a los alumnos. “Mano de obra barata, esclava, para las obras del franquismo”, añadió. León concluyó insistiendo en el origen del conflicto, el miedo a la pérdida de privilegios.
[su_note note_color=”#d0d3d5″ radius=”2″]Los rostros de los que se dio por muertos tras desaparecer
Aarón León quiso ilustrar a los alumnos del IES San Andrés con los rostros más conocidos que se hallan entre los desaparecidos de Tenerife. Habló del primer alcalde republicano Pedro Schwartz, detenido, llevado a Paso Alto, y del que nunca más se supo, “se cree que fue lanzado al mar. Hay testimonios que vieron a sus captores con su reloj”. León citó otro caso, recogido por Ricardo García Luis en el libro, Crónica de los vencidos Canarias, el de una mujer que volvió a casa y no encontró a su marido pero sí a uno de los represores vestido con su ropa. No necesitó más pruebas de lo que le había pasado. Otros nombres que citó el historiador fueron el de Cecilio de Armas , José Galán o Alfonso Martín. Desaparecidos, fusilados y represaliados componen una lista que León eleva hasta las 150 personas.[/su_note]