El escritor y viajero incansable Javier Reverte presenta hoy en el marco del Festival de Literatura de Viajes y Aventuras Periplo del Puerto de la Cruz su nuevo libro, New York New York. “Este trabajo nace de una estancia de tres meses en esta ciudad sorprendente, llena de energía y en constante transformación”, apuntó para el DIARIO. Reverte, se sincera, comenzó a viajar “a los 20 y tantos” para escapar del aburrimiento. Desde entonces, ha publicado 16 trabajos de viajes -dos de ellos trilogías-, una decena de novelas, poemarios y biografías. Gracias a libros como El sueño de África, La noche detenida y Un otoño romano, el escritor se ha convertido en un descubridor de culturas y una de las firmas más fiables para preparar cualquier travesía. Así ve el mundo este reconocido explorador y periodista madrileño.
-¿Lo mejor de un lugar son sus gentes o es un tópico como muchos otros cuando se habla de viajar?
“Descubrir a la gente es de lo más interesante. Te das cuenta de que, al final, no somos tan distintos. Es cierto que antes buscaba la diferencia, pero ahora busco las similitudes, porque en todas partes encuentras gente buena, gente mala, abierta, cerrada, simpática o no. Cuando viajas te das cuenta de que la diferencia no solo existe en el color de la piel o en el idioma que hablamos o en los apellidos, nos diferencia especialmente nuestra actitud y nuestra cultura”.
-Roma es una ciudad que le apasiona, como ha demostrado en su libro Un otoño romano. ¿La Ciudad Eterna es uno de esos sitios que sería imperdonable no ver antes de morir?
“Creo que es un lugar donde la condición humana encuentra una de sus cumbres. No solamente se trata de la época de la Roma Clásica, también de la del Renacimiento, del Barroco. Roma es arte y eso es lo que muestra el desarrollo de una civilización. Roma es también cuna de la democracia. Creo que para cualquier persona curiosa por descubir el planeta que habita y por conocer la historia del ser humano no conocer Roma es como perder el tiempo. Hay que ver sus obras de belleza inmesa, hay que pisar sus calles”.
-¿Cuánto tiempo se necesita para conocer una ciudad?
“Una ciudad se puede reconocer enseguida o no reconocerla nunca. Es como cualquier ser humano. Para mí, si se pudiera establecer una medida para conocer una ciudad y teniendo en cuenta que debes dedicarte plenamente a conocerla, como hice en Nueva York o en Roma, tres meses es tiempo suficiente”.
-¿Qué ciudad o qué país le sigue sorprendiendo cada vez que lo visita?
“El que más me sorprende es España. Es un país que muchas veces no entiendo. Soy español y no entiendo cosas de aquí, creo que por eso no he escrito ningún libro de viajes sobre este país. Y es que, de verdad, no creo que sea capaz de escribir un libro de viajes sobre esta tierra. Es un país que me asombra por lo raro que es y no me gusta en algunos aspectos, en otros sí”.
-¿Qué aspectos no le gustan de España?
“No me gusta su hipocrecía. Aquí se defienden una serie de valores, como el coraje o la moral o los buenos principios y luego no se practican. Eso es una característica muy particular que ya se reflejó en el Quijote”.
-¿A qué lugar no volvería jamás?
“Hay muchos a los que no tengo ganas de volver. A Viena, por ejemplo, porque es una ciudad muy fría, de una belleza pastosa, un poco impostada. En general, Centro Europa no me gusta, no tengo ganas de volver allí”.
-¿A qué político le recomendaría viajar y a qué lugar?
“Yo le recomendaría a la mayoría de los políticos viajar un poco, dar una vuelta, cruzar la frontera. Darse cuenta de que el mundo es más grande que todo esto y de que hay países, por ejemplo Francia, que saben cuidar su cultura. Aquí la persiguen”.
-Para cuando un libro de viajes sobre Canarias, un lugar que suele frecuentar tanto…
“Yo siempre digo que nunca haría un libro de viajes sobre España, pero, sin duda, si tuviera que hacerlo, sería sobre Canarias”.
-Con sus ojos viajeros, ¿qué destacaría de estas islas en general y de Tenerife en particular?
“Canarias parece un milagro de la geología. Ese volcán enorme, y a su lado, esparramado, un pedazo de tierra que es la isla. Y luego la vegetación, tantas plantas y árboles enormes”.
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