Un perito judicial concluye que Tinguaro es obra de Jaime Alonso

El escultor presentó una demanda para reclamar la autoría de la gigantesca escultura que se exhibe frente al Ayuntamiento de La Matanza y que hoy se atribuye a Miguel Ángel Padilla; si el juzgado finalmente le da la razón, el artista no descarta realizar algunos cambios
Foto DA
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La gigantesca escultura del guanche Tinguaro que se encuentra frente a la sede del Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo es del escultor Jaime Alonso y no, como figura oficialmente, de Miguel Ángel Padilla. Así lo entiende el perito asignado a este caso por el Juzgado de Primera Instancia Número 5 de La Orotava, que entiende sobre la reclamación de autoría presentada por el propio Alonso.

El resultado de este informe pericial no deja lugar a dudas y es razonable aventurar que puede resultar decisivo en un caso que quizás tenga consecuencias insospechadas, por cuanto el demandante no descarta (en caso de resolución favorable) realizar cambios en una obra de arte que tiene más de cuatro metros de altura por 1,40 metros de ancho. A este respecto, cabe recordar que en su escrito inicial al Ayuntamiento, fechado en 2015, Alonso pedía que “se proceda a retirar o en su caso tapar o cubrir” la obra, dado que no está conforme con determinados retoques que, asegura, realizó Padilla a su obra.

El informe pericial explica en sus conclusiones que la maqueta presentada por Alonso “es muy semejante a la obra en bronce que se encuentra situada en la plaza del Ayuntamiento de La Matanza, (…) al contrario de lo que sucede con la maqueta presentada al concurso municipal por Miguel Ángel Padilla”, para a continuación afirmar con rotundidad que la autoría corresponde al primero de los citados.

Cabe recordar que esta singular historia arranca en abril de 2006, cuando un acuerdo municipal encarga la obra al fundidor Miguel Ángel Padilla, por acuerdo adoptado en sesión del 31 de marzo de aquel año y que asigna a tal fin un montante de 77.000 euros. Es menester añadir que meses antes el Ayuntamiento matancero había firmado un convenio por 90.000 euros con la entonces entidad financiera CajaCanarias para sufragar el coste de la obra.

Como se explicó en su día, las versiones de Alonso y Padilla coinciden en que el segundo encargó a su vez la escultura a Alonso, que cobró una cantidad (ni el 10% del presupuesto total) por su trabajo, pero a partir de ahí difieren. Según Alonso, el 90% de la obra es suya, pero Padilla realizó con posterioridad algún cambio que, a su juicio, además lastra la calidad de la escultura, y que se localiza en el cabello de Tinguaro y en su mirada. El escultor denuncia igualmente que el fundidor borró su firma de la obra tras su entrega. Por contra, Padilla asegura que se limitó a encargar al escultor un trabajo mecánico por el que recibió una contraprestación económica, y que se trata de una práctica en el sector que lleva a cabo habitualmente con otros artistas, sin que ello suponga derechos de autoría sobre el resultado final.

Ahora, el juzgado decidirá qué firma debe ir al pie de la representación de este achimencey.

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