Nayra Martín: “El arte es intrínsecamente tribal”

Entrevistar a alguien a la que has visto crecer es complicado, pero… merece la pena descubrir a la artista, a la creadora de la obra 'Las raíces de la esperanza'
NAYRA MARTIN
NAYRA MARTIN
Foto: Simon Van Heukelom

Nayra Martín es mi prima. La recuerdo con sus ilusionados ojos azules en el patio de mis abuelos. Siempre chupándose el dedo y llamando a sus padres por su nombre de pila. Aún lo hace (lo de llamar a sus padres con el nombre de pila, chupándose el pulgar no la he pillado aún). Con el tiempo se convirtió en mi prima la artista que vive en Bélgica, a la que he rescatado gracias a las redes sociales. Así sé mucho de ella y la sigo. Entrevistar a alguien a la que has visto crecer es complicado, pero… merece la pena descubrir a la artista, a la creadora de la obra Las raíces de la esperanza que se inauguró el pasado 11 de noviembre en la sede de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC).

-Siempre fue una niña metida en el arte, con un entorno muy artístico y unas inquietudes claras… ¿cuándo decidió que era una artista?

“A los 24 estaba viviendo en Santa Cruz, trabajando, existiendo tranquilamente. Cada noche sentía que algo se escabullía. No tenía ni idea de cómo contrarrestar esa sensación por lo que me rendí a mi instinto. Dejé mi trabajo y me sentí mejor. Compré un ticket de avión y me sentí incluso mejor. La sensación de que algo se estaba escabullendo disminuyó. Los últimos diez años han estado marcados tanto por momentos de extrema frustración, decepciones y dificultades financieras como por momentos de extrema satisfacción. Nada ha sido fácil. Pero estoy haciendo lo que debo hacer. Como Oscar Wilde dijo: “We are all in the gutter, but some of us are looking at the stars”.

-Vive en Bélgica en una especie de exilio artístico, ¿cómo se plantea el panorama cultural canario desde la distancia?

“La palabra clave es distancia. El arte es intrínsecamente tribal. Incluso en este momento de comunicación tecnológica, lo que está pasando artísticamente solamente unos cientos de kilómetros lejos de dónde uno está, es un misterio. Por supuesto, oímos acerca de exposiciones seleccionadas y leemos sobre determinados artistas pero esto revela muy poco de los movimientos artísticos. Por esa razón estoy desinformada sobre lo que ha ocurrido en las Islas Canarias durante los últimos diez años. Me ha pasado todo de largo. Por eso, espero que mi proyecto, que se inauguró el viernes 11 de noviembre, sirva también de reencuentro”.

-Expone en la MAC una serie de obras inspiradas en el obelisco que estuvo en pie en Las Raíces, ¿por qué?

“Estuve varios años sin pisar las islas, pero después de ese periodo de desconexión, estaba lista para reencontrar Tenerife con todos los sentidos muy abiertos. Lo que más me impactó fueron los monumentos de la época franquista que aún tenemos en Tenerife. Después de toda la modernización de Santa Cruz, eran como paradojas macabras. Sin embargo, la torre de la plaza de España y la escultura de Juan de Ávalos no me hicieron sentir nada en comparación con lo que el obelisco de Las Raíces me comunicó el día que me reencontré con él. Aquel monolito a la intemperie del monte, en ruinas y lleno de pintadas estaba cargado de un gran simbolismo. No solamente marcaba el lugar donde Franco se reunió con sus generales por última vez antes del levantamiento -fecha relevante para la historia de España y Europa aunque haya tanta gente que se empeñe en ignorarlo-, sino que se había convertido en un lugar en el que personas anónimas mostraban clandestinamente sus opiniones tanto a favor como en contra de ese monumento y la ideología que representa”.

-¿Qué descubrió de esta representación social?

“Mientras investigaba en profundidad dicho obelisco -y los otros monumentos franquistas de soslayo- experimenté cómo la gente hablaba de él solamente en susurros, como si no existiese o fuese solamente una sombra. De hecho, lo derribaron sin comunicado público, a la luz del alba y casi sin testigos. Quería haber grabado su derrumbamiento como documentación para mi obra, pero los guardias civiles me negaron el paso. Además de que la fecha y hora no se hicieron públicas con anterioridad. Yo lo supe vía un amigo que estaba bien informado. ¿Por qué en secreto si lo que se estaba llevando a cabo era totalmente legal y legítimo? Me dejó un mal sabor de boca. Esto me empujó a continuar construyendo mis monumentos y a mostrarlos por primera vez en su totalidad en Tenerife”.

-¿Por qué un cerdo rompe el monolito?, ¿qué significa?

“Escogí el cerdo como mi animal fetiche porque su ADN es el más cercano al de los humanos y porque quería hacer una referencia orwelliana clara, si bien poco sutil. Yo divido los cerdos en dos grupos: el cerdo domesticado y el jabalí salvaje. Y no es un cerdo, sino un jabalí-monstruo el que está rompiendo el monolito desde dentro hacia fuera. Esta bestia representa el espíritu humano primordial, la fuerza esencial que desencadena un cambio significante. Yo encuentro este espíritu emocionante, puro, incontenible, un poco bruto y hasta sucio, valioso… en definitiva, merecedor de un proyecto artístico en su honor. Luego, están los cerdos domesticados que vienen a ser los que, aunque ven y saben que se está haciendo abuso del poder, siguen con su día a día revolcándose en el fango de la indiferencia consumista. Y son las cabezas de estos cerdos las que adornan cada una de las caras de mi monumento, mientras es un jabalí-monstruo el que lo rompe. Ahora bien, téngase en cuenta que el monolito sigue de pie, con grietas y medio en ruinas, pero de pie, porque lo que yo quiero expresar con esa obra es el momento de tensión que precede a una revolución”.

-Usted asegura que esto es un “reflejo de la situación que vivimos ahora en España y en general en Europa” ¿Por qué?

“Sí, lo aseguré. Pero no me expresé con suficiente claridad. El total de mi proyecto sí que la refleja, no los grafitis o el monolito por sí mismos. Las Raíces de La Esperanza se compone de cinco monumentos que representan el estado de los cinco pilares de la sociedad hoy en día: política, economía, religión, cultura y el pueblo. Estos monumentos o pilares están agrietados y medio en ruinas pero continúan de pie. Esto es solo mi opinión, mi único objetivo es descubrir lo que la gente está pensando”.

-¿Cómo ve desde la distancia la situación política española?

“¡Qué vergüenza! Están tocando el arpa mientras Roma arde: acuerdos secretos turbios, castración de la democracia, supuestos radicales que dócilmente apoyan al establishment fraudulento. Vivimos en un tiempo de cambio y muy poco es positivo: terrorismo en todo el mundo, crisis medioambientales, una nueva guerra fría, éxodo desde el Oriente Medio… podría continuar. Y sin embargo aquí en España, nada. Nada. Mi creencia en el cambio verdadero y tangible aumenta por hora. Hemos pasado por tantas cosas y ¿qué conseguimos?”

-En su trabajo hace una crítica a la sociedad y afirma que el pueblo se rebela en contra de la corrupción… ¿es suficiente?, ¿supone un cambio social y democrático real?

“No, está claro que no es suficiente. Todos sabemos que la democracia en sí misma es defectuosa. Y si no lo crees pregunta a cualquier americano. Hace cien años existía un abanico de ideas políticas y anti-políticas: comunismo, anarquismo, fascismo, etc. todas esforzándose en crear una alternativa a la discriminatoria economía de mercado libre. Si bien es cierto que en gran parte todas resultaron en fracaso, a menudo catastrófico. Sin embargo esto no hace del deseo por algo mejor un error. Mantener la jerarquía establecida de los que tienen y los que no, siendo los que tienen una élite minúscula, por miedo al cambio es de cobardes. No estoy diciendo que con mi exposición traigo soluciones, ni siquiera ideas. Esto les toca a las grandes mentes”.

-Su obra iba a ser expuesta en el Círculo de Bellas Artes en septiembre; sin embargo no fue así, ¿hubo contestación?

“Sí, hubo problemas con mi proyecto expositivo en el Círculo de Bellas Artes. Ciertas personas no estaban cómodas con el contenido político de mi obra. Aún así no guardo rencores a nadie. No tengo tiempo para distracciones. Nunca he dejado que la negatividad me traiga abajo; seguiré adelante con mi arte y nadie me parará porque no es la primera que esto me pasa ni será la última. El 17 de este mes salió una noticia interesante en varios medios incluyendo El Español y The Guardian sobre la exposición Franco, Victoria, República. Impunidad y espacio urbano. Merece la pena leerla, ya que hay cierto paralelismo con lo que me pasó a mí”.

-Su obra… ¿es una reflexión ideológica?

“Sí, es una reflexión seria sobre cómo percibo la actualidad y sus posibles conexiones con nuestro pasado reciente, pero con mucha fantasía y partes iguales de cabreo y humor. Es una especie de fábula con la quiero crear debate, nuevas ideas, pensamientos, e incluso un movimiento artístico -o no- con gente que comparta mi forma de pensar y de crear”.

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