Dibujos para pagar la universidad

Perla es una joven universitaria, estudiante de francés y apasionada del dibujo, que sale a la capitalina calle Castillo para alcanzar un objetivo: conseguir dinero para poder culminar sus estudios
La joven cambia sus dibujos por la voluntad de los transeúntes. / Andrés Gutiérrez


Pearl Lestrange
es su nombre artístico, pero todos la conocen como Perla. Ella es una joven universitaria, estudiante de Filología Francesa, que persigue el objetivo de dar clases en la universidad. Tiene buenas notas, interés, aptitudes y ánimo para conseguir su meta, pero, como a muchos jóvenes isleños, lo único que le falta para alcanzar todos sus propósitos con comodidad es una mejor economía. Las becas tardan mucho en llegar; incluso este año, por un fallo en la administración, no ha recibido ninguna ayuda; y su familia, como muchas familias canarias, colabora en lo que puede, pero no es suficiente. Por eso, Perla extiende una manta en la calle Castillo de Santa Cruz y coloca encima sus ilustraciones, saca de su carpeta un cartón en el que se puede leer: “la voluntad para pagarme la universidad”, y espera a que algún curioso se acerque para explicarle las reglas del juego: un dibujo a cambio de una contribución económica. La que sea. La que pueda.

Así es su rutina en Navidad y en las primeras semanas de cada mes desde hace tres años, cuando tuvo que salir de su piso de estudiante en busca de dinero para pagar el alquiler. Era la Noche en Blanco de La Laguna de 2013. “Todos se reían de mí entonces, pero logré repartir todos mis dibujos y pude costear el mes de alquiler”, narra. Consiguió el dinero y canceló sus deudas, y decidió seguir haciéndolo y compaginarlo con sus estudios. “Me gusta el dibujo desde siempre y me he interesado en aprender y mejorar”, apunta. Aprovecha este espacio también para promocionar su arte y conseguir, quizá, otro de sus sueños: ilustrar libros para niños.

La joven cambia sus dibujos por la voluntad de los transeúntes. / Andrés Gutiérrez

Los dibujos que tiende ahora en su manta son una serie de los signos zodiacales. “No conozco a otros que estén haciendo esto mismo para pagar la universidad”, continúa. “Hace años había más gente usando la calle como escenario y mostrando su arte a cambio de la voluntad de la gente, que se convierte en público”. Algunos se han retirado por la inestabilidad y miedo que genera esta actividad. “En Santa Cruz no hay permisos, pero no porque no los haya buscado. Yo quiero ir por la vía legal y lo único que pude sacar fue una solicitud. La rellené, la presenté hace un año y todavía no me han llamado para normalizar la situación”.

“En la calle Castillo hay de todo; gente que te apoya, gente que no. Al final doy gracias a todos los que me han ayudado, con consejos o monedas, porque han conseguido que yo pueda seguir estudiando. Me siento en deuda con los tinerfeños y espero poder devolver tanto afecto a la Isla algún día… a mi manera”, concluye Perla.

TE PUEDE INTERESAR