Manifiéstate a favor no en contra

En muchísimas ocasiones, pensamos y hablamos teniendo como base lo que no queremos

En muchísimas ocasiones, pensamos y hablamos teniendo como base lo que no queremos. Ya sabes lo que no quieres pero, ¿sabes lo que quieres? Nuestra mente es un imán y atrae hacia nosotros todo aquello en lo que pensamos constantemente. Todo aquello en lo que focalizamos nuestra atención. Tanto si pensamos en lo que queremos como si pensamos en lo que no queremos, hacia ello se dirige. Solemos rebelarnos en contra del problema en vez de a favor de la solución y no olvidemos que las palabras provocan pensamientos y los pensamientos generan emociones. Si piensas bien, te sentirás bien. Está bien saber y conocer lo que no te gusta y estar en contra del problema, pero lo realmente productivo es manifestarnos a favor de las soluciones. Esto último aumentará las posibilidades de conseguir nuestro objetivo. Con frecuencia nos manifestamos en contra de la corrupción en vez de a favor de la transparencia. En contra de la discriminación laboral en vez de a favor de la igualdad de oportunidades, a combatir la ansiedad en vez de aprender a manejarla, en contra del paro en vez de a favor del empleo y así en todos los ámbitos de nuestra vida. Nos damos mensajes tipo “no quiero seguir así” en vez de “quiero cambiar”, “no quiero caer de nuevo sobre la misma piedra” en vez de “quiero aprender de mi experiencia”. Nos hablamos en negativo y nos centramos en el problema en vez de en la solución y esto hace mella. No nos damos cuenta de que estar “en contra de” significa oponerse, concentrar nuestra energía en lo que no queremos, enfrentarnos y esto tiene un efecto devastador en nosotros. ¡Elegimos desgastarnos emocionalmente! Todo lo que combatimos debilita y todo lo que defendamos, nos hace más fuerte. Todo en lo que nos concentremos, crece.

1. Deja de estar en contra y defiende lo opuesto a ello con la misma pasión, con la misma fuerza y ¡con el mismo entusiasmo! Se obtienen mejores resultados cuando nos centramos en las soluciones y no en los problemas. Focaliza bien. Opina y manifiéstate por aquello en lo que crees y quieres en lugar de hacerlo en contra de lo que no quieres.

2. Recuerda que si piensas en problemas, obtendrás problemas y si piensas en soluciones alcanzarás soluciones. No hagas que crezca todo aquello que detestas.

3. Cuida tu diálogo interno. Recuerda que los mensajes que utilizas contigo mismo influyen directamente en tus emociones y que según éstas actuarás de una u otra manera. No es lo mismo decirte “no quiero perder” en vez de “quiero ganar”. No es lo mismo “no quiero mirar hacia atrás” en vez de “quiero mirar hacia delante”. No es lo mismo “no quiero ser un desgraciado” en vez de “quiero ser feliz”. Los mensajes positivos activan nuestra automotivación para buscar el “como” conseguir eso que nos proponemos.

Deja de “preocuparte” por lo que no es de tu agrado y empieza a “ocuparte” por lo que realmente quieres lograr. No mal-.gastes tu energía en combatir, sino en conseguir lo opuesto.

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