La fachada de la Casa Principal de Salazar ha recuperado todo su esplendor tras el proceso de restauración realizado estos últimos meses, en los que “se ha consolidado la piedra”, devolviéndole su “dureza para conservarla a lo largo de los siglos, como ha llegado a nuestros días”. Así lo explicó la responsable de la restauración, Nieves Cabrera, quien señaló que el principal agente nocivo que ha padecido la fachada es el ataque de sales.
La cercanía del mar y, especialmente, el agua de la lluvia, de la que el frontal de este edificio del siglo XVII, considerado el más importante de la arquitectura civil en La Palma, no tiene ningún elemento que la proteja, han sido sus principales enemigos. El primero de los factores -la cercanía de la costa- no se puede corregir. Pero la afección de la lluvia sí. Para ello, la empresa encargada de la restauración, in situ, ha presentado una serie de alternativas que se pueden realizar en adelante para canalizar el agua y prevenir que caiga toda en cascada sobre la fachada y los elementos escultóricos que la componen.
Cabrera indicó que el trabajo realizado ha consistido en “una restauración exhaustiva y a conciencia”. “Ha sido una restauración conservativa, pero también muy a fondo para mantener la piedra que nos ha llegado hasta el día de hoy, consolidando la fachada que tenía un ataque muy importante de sales”, añadió.
La restauradora palmera, que tiene una gran experiencia en restaurar edificios históricos de distintos lugares de España, señala que más allá de “tapar agujeros”, en referencia a unas perforaciones que se realizaron hace unos años y que desataron una importante polémica, “se ha consolidado la piedra, intentando volver a darle la dureza que tiene para conservarla a lo largo de los siglos”.
Además, los trabajos han permitido reintegrar volúmenes que se habían perdido, como el de parte del fuste de una de las dos columnas de la puerta. También repusieron cuatro sillares que estaban deteriorados, con piedra de La Palma. “En una restauración se intenta mantener y respetar al máximo el original”, señaló Cabrera, quien añadió que retiraron todas las juntas de los sillares “porque estaban cubriendo el original, con diferentes morteros”.
El consejero insular de Cultura y Patrimonio, Primitivo Jerónimo, mostró su satisfacción por el resultado de esta intervención, en la que señaló que el Cabildo buscaba “la solución más efectiva para el edificio más emblemático de la arquitectura civil de La Palma”. Jerónimo destacó también el tratamiento realizado en los relieves y columnas del inmueble, para que “las próximas generaciones sigan teniendo en Salazar uno de los principales exponentes de nuestro patrimonio”.
Cabrera señaló por último que el estado de conservación de la fachada “no era excesivamente malo” pero insistió en la necesidad de buscar una solución para canalizar el agua de lluvia. En este sentido indicó que en la anterior intervención, que se realizó a mediados de los ochenta, se retiró un antepecho que existía sobre la cornisa, que paraba el agua y la canalizaba, lo que salvaba la fachada de este ataque. De no buscar una solución a esta problemática, señala que el tratamiento que han aplicado ahora durará menos tiempo del previsto.
Nieves Cabrera indicó que una de las “joyas” de la fachada, su escudo, ha deparado una sorpresa en este proceso de restauración, dado que hasta ahora se pensaba que era blanco y en realidad es policromado. Una parte del mismo está realizado con mármol ocre.