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Dámaso, el asesino en serie que atemorizó al Carnaval de Santa Cruz

Aunque acabó con un chico y violó a su novia en 1981, a este exlegionario amante de Las Mercedes le dieron tres días libres apenas diez años después
DÁMASO EL BRUJO CASA EL MOQUINAL

Asesino en serie de origen local, inadaptado social de manual, mata y viola allá por 1981, pero obtiene un permiso para salir tres días de la cárcel apenas diez años después, lo que aprovecha para acabar con otras dos personas y protagonizar la mayor caza del hombre que se recuerda por estos lares, y que incluso motivó el absurdo temor de que aprovecharía los carnavales de aquel año para, disfrazado, continuar con sus fechorías en las noches de baile de la gran fiesta capitalina. Así es el retrato de Dámaso Rodríguez Martín, también conocido como el Brujo, un asesino en serie cuyo caso merece estar, junto al del letón Maris Meiers, en el capítulo dedicado a los asesinos en serie en estos Crímenes que nos conmovieron.

A falta de un mes y unos días para que el coronel Tejero protagonizara pistola en mano el mannequin challenge más famoso de la historia de España, Dámaso, nacido en el seno de una familia humilde de El Batán allá por 1942, se hizo tristemente famoso al asaltar a una pareja de enamorados en un coche aparcado en El Moquinal. El asesino, que los conocía de vista, disparó varias veces contra Bartolomé y luego violó a su acompañante, que salvó la vida milagrosamente. Semejante atrocidad recibió justo castigo con una pena de 55 años de cárcel, pero la Justicia es administrada por humanos y propio de su condición está el error.

DÁMASO EL BRUJO FICHA POLICIAL
Imagen de la ficha policial de Dámaso Rodríguez. / ARCHIVO

Diez años después, y a pesar de que Dámaso empezó su carrera como delincuente con un robo en 1962 (a los 18 años), se le concede un permiso penitenciario de tres días que desata el infierno. Este exlegionario se topa con una pareja de turistas alemanes (Karl, de 82 años; Marta, de 87) y de nuevo El Moquinal es el escenario de sus tropelías, con el agravante de que ella, tras ser violada, también recibe un par de tiros. Arranca así un mes que tuvo en vilo a media España y, claro está, a toda Canarias. Al poco se descubre que Dámaso también ha violado a una vecina de 60 años y su captura se convierte en asunto capital para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a tal punto que el hoy prestigioso Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) vive y duerme en Las Mercedes, como Dámaso, durante semanas. La llegada de la semana de bailes nocturnos del Carnaval chicharrero desata cierta histeria colectiva (asusta imaginar que a ese fuego hubiera ayudado el combustible que hoy suponen las redes sociales) pero, por mucho que el fugitivo demostrase un conocimiento absoluto del bello monte lagunero, estas criminales andanzas llegan a su fin en una casa de Tegueste donde buscó refugio, desesperado ante el acoso de quienes han ido descubriendo las cuevas donde se refugiaba. Allí, Dámaso muere de un tiro que le impacta en pleno rostro y que fue disparado con su propia escopeta. ¿Se suicidó o lo mataron? Quien conoce del asunto sostiene que, en realidad, la escopeta se disparó al caer al suelo.

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