Rubens Henríquez se sentía orgulloso de su obra. Eso asegura el arquitecto Antonio Rocha, que le conocía bien. Rocha, que fue concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane e impulsó el nombramiento del palmero como Hijo Predilecto de su municipio natal, recuerda con nostalgia que el artista siempre se preocupó, y mucho, del envejecimiento de sus edificios. “Los visitaba a menudo y veía cómo envejecían con él”. Sabía que su único árbitro -en el arte y en la vida- era el tiempo.
El arquitecto Rubens Henríquez falleció el pasado miércoles a los 92 años, y recibió sepultura en el cementerio de Santa Lastenia, en Santa Cruz de Tenerife, al día siguiente. “Fue un gran maestro de la arquitectura. Él sabía que su obra hacía ciudad”, continúa Rocha. Un artista adelantado a su tiempo, que hizo frente a las críticas y que nunca se avergonzó de lo que dejó construido en Canarias. “Muchas veces los arquitectos miramos atrás y nos avergonzamos de nuestras obras, a él nunca le pasó”, concluye uno de los que propició el reconocimiento que otorgó a Henríquez el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, municipio que le vio nacer. “Fue un acto emotivo, a él le hizo mucha ilusión esa distinción”, concluye.
Otra palmera lo recuerda hoy con magua. María Victoria Hernández, la cronista oficial de su pueblo. “Tuve el privilegio de participar de su amistad, él era muy serio, pero siempre mantenía una sonrisa. Sabía escuchar como ninguno, con una ternura infinita. Era un intelectual próximo que conocí en su faceta de político”, apunta.
Rubens fue el diseñador de las cuatro viviendas del Camino Largo de La Laguna (1963), las viviendas escalonadas de Ifara (1969), el Centro de Educación Especial Hermano Pedro (1971), el edificio del Colegio de Arquitectos en Santa Cruz, la gasolinera DISA de Puerto de Naos, el Centro Cultural de Los Llanos de Aridane, el chalé de veraneo en Puerto de Naos. Y tantos otros edificios. Lo sabe bien Cristina González Vázquez, arquitecta con 25 años de experiencia y cinco de investigación sobre la figura de Henríquez para su tesis doctoral. Se trata de la persona, quizá, que mejor conoce su trayectoria. Ha escrito más de 500 páginas sobre él. Una obra que lleva el título Rubens Henríquez, arquitecto, pionero de la segunda modernidad en Canarias, y que defenderá este mes. “Mi trabajo es un homenaje en su nombre”, declaró a DIARIO DE AVISOS. Lo describe como un arquitecto “rompedor”. “Siempre me pareció muy interesante, un profesional riguroso y cercano, que dejó mucho de su legado en Tenerife”. Para González Vázquez, su obra más destacada fue las cuatro viviendas de La Laguna. Cuatro edificios que se sostienen sobre cuatro columnas que quedan expuestas y que hoy son muy valoradas en todo el país.
Rubens Henríquez dejó su legado en la ciudad, en las islas de Tenerife y La Palma. “Siempre que hacía un proyecto pensaba no solo en el edificio, sino en la vida que correría a su alrededor, ese era su estilo”, le despide Antonio Rocha.
Un Colegio para Arquitectos
La obra My lady, de Martín Chirino, mira de frente a la fachada del edificio del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife, obra de Rubens Henríquez. Un innovador y transgresor edificio en el corazón de Santa Cruz de Tenerife.
Una gasolinera inspiradora
En 1964, diseñó la gasolinera DISA de Puerto de Naos, en La Palma. Su diseñó es muy similar al que hoy lucen las gasolineras Repsol del reconocido arquitecto Norman Foster. Henríquez era un hombre adelantado a su tiempo.
Sus cuatro viviendas modernas
Las cuatro viviendas del Camino Largo de La Laguna son una de las obras más emblemáticas del arquitecto palmero Rubens Henríquez. Construidas en 1963, hoy son todo un referente en la arquitectura moderna.
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