El dinero de AENA para el conjunto de las maretas de Mazo se queda corto

Los trabajos realizados en los antiiguos pozos y secaderos de chochos fueron insuficientes para regenerar este conjunto de gran valor etnográfico
Las maretas de Mazo. | JORGE PAIS

Mazo conserva los mejores conjuntos de los antiguos pozos o maretas y secaderos de chochos de La Palma. Bajo el aeropuerto se encuentra el mayor complejo de esta naturaleza, que recientemente ha sido objeto de una pequeña intervención para recuperar este valioso conjunto etnográfico, que habla de una época pasada en la que se trasportaban desde las medianías estas legumbres a la costa para ponerlas en remojo en estas charcas.Una labor de recuperación que se quedó a medias por la escasa financiación otorgada por AENA.

En Mazo hay otros conjuntos de esta naturaleza, como el del Porís de Tigalate, La Salemera o el de La Bajita, que el Ayuntamiento precisamente estos días ha acodicionado. Si bien, el arqueólogo  y jefe de Patrimonio del Cabildo, Jorge Pais, destaca la singularidad de este enclave cercano al aeropuerto, donde incluso “se mantienen aún en pie algunas de las chozas de piedra seca y cubierta vegetal en las que los mareteros trataban y preparaban los chochos previamente a su envasado en sacos”. De hecho, detalla que de este tipo de edificaciones solo se conservan los muros de otra en Las Caletas, Fuencaliente.

AENA tenía el compromiso, en el proyecto de construcción de la nueva terminal del aeropuerto, de rehabilitar todo este entorno, con la adecuación no solo de las piscinas naturales que están en esta zona, sino de este conjunto etnográfico. Pero acabó la obra y esta parte del proyecto quedó en el olvido, en el fondo de alguna gaveta.

Hace unos meses, se realizó una pequeña intervención sobre las maretas, pero el presupuesto destinado para este proyecto fue insuficiente para ejecutarlo en su integridad. “Básicamente, se pretendía devolverlo a su estado primitivo mediante la extracción de la basura y escombros, la rehabilitación de los muros de contención y las escaleras de acceso a los pozos, la preparación de una red de senderos que permitiera una visita organizada y la colocación de paneles explicativos”, explica Pais. Pero la financiación alcanzó solo para la “delimitación de los pozos que aún se conservan con muros de piedra seca”.

Jorge Pais concreta que en esta zona existían en torno a una treintena de pozos, pero en la actualidad “apenas quedan una docena y en un estado de abandono realmente lamentable, debido a que, durante mucho tiempo, sirvieron de basurero a los chabolistas de la zona e, incluso, fueron entullados con escombros”. Además, indica que la mayor parte de ellos desaparecieron durante la época en que existió una cantera de extracción de áridos en la zona. Añade que aún se pueden apreciar buena parte de los secaderos de chochos, aunque “están mutilados y parte de sus piedras se han usado, entre otras cosas, para levantar los muros de las casetas aledañas o han sido desmantelados por la construcción de la red de pistas que atraviesa la zona”.

El proyecto que no realizó AENA lo ha asumido el propio Ayuntamiento de Mazo, que quiere recuperar en su integridad este espacio de la costa, como un enclave que tiene una gran potencialidad turística, aprovechando la existencia de las piscinas naturales. De hecho, en los presupuestos de este año han incluido una partida para su redacción.

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