La Palma cumple 10 años protegiendo el cielo de la Tierra

Conmemoran el décimo aniversario de la Declaración Starlight, que transformó el cielo nocturno sin contaminación lumínica en un derecho de la humanidad
El Observatorio del Roque de los Muchachos alberga el mayor telescopio óptico del mundo, el GTC | Saúl Santos
El Gran Telescopio Canarias, en una noche en el Roque de los Muchachos. | SAÚL SANTOS

“Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y respeto a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”. El desarrollo de la sociedad industrial ha eclipsado a buena parte de la humanidad al menos uno de estos dos aspectos que tanto fascinaron a Immanuel Kant y que, a su juicio, marcaban la condición humana, tal y como dejó escrito en la Crítica de la Razón Práctica. Deslumbrados por la luz artificial, millones de seres humanos viven a ciegas del espectáculo que cada noche se alza sobre sus cabezas en el firmamento, ocultando la visión del cielo estrellado que tanto fascinó al filósofo de Königsberg.

Recuperar este legado de la naturaleza, con un cielo nocturno libre de contaminación lumínica, ha pasado de ser una condición necesaria para el desarrollo científico de la astronomía, en aquellos lugares donde opera un observatorio profesional, a convertirse en un derecho social, cultural y ambiental de la humanidad. Una conciencia que se puso en marcha en La Palma con la Declaración Starlight, que ahora cumple una década de su proclamación. Un aniversario que se celebrará con un congreso internacional, Preserving the Skies (Protegiendo los cielos), entre el 18 y el 21 de abril, como el que dio fruto en 2007 a esta incitativa que está avalada por la Unesco, la Organización Mundial del Turismo y la Unión Astronómica Internacional, entre otras entidades.

La Palma se posicionó así en la vanguardia de la promoción de un derecho, el de poder observar las estrellas, que profundiza aún más en su vocación ligada al estudio de la astronomía desde que en 1985 se creara el Observatorio del Roque de los Muchachos del Instituto de Astrofísica de Canarias. Un centro de investigación puntero en el mundo, que está protegido por la llamada Ley del Cielo, que regula el uso de la iluminación artificial para que no interfiera en la observación nocturna.

La iniciativa Starlight fue un hito decisivo en este camino de internacionalizar la protección del cielo nocturno, en cuya fundación jugó un papel importante el entonces director del IAC, Francisco Sánchez, junto con organismos como la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma.

El camino no ha sido fácil. En alguna ocasión incluso se puso en tela de juicio la virtud de una isla “a oscuras” y la compensación que representaba para La Palma contar con el Observatorio en sus cumbres. Con el tiempo y gracias a iniciativas como Starlight, esta opinión ha cambiado de signo, promoviendo las potencialidades que supone contar en La Palma con una de los principales observatorios astronómicos del mundo y el mejor cielo para observar las estrellas del Hemisferio Norte.

La realidad es que hoy en día se ha convertido en un privilegio de pocos ciudadanos occidentales alzar la cabeza y contemplar las estrellas. Fabio Falaci, autor del Atlas Mundial de la Contaminación Lumínica, que participará en el congreso que se celebra esta semana en la Isla, aseguró en la presentación de esta obra en La Palma, que “el 70% de las personas que viven en Europa o Estados Unidos es incapaz de ver las estrellas y la vía láctea”.

Un hecho que más allá del aspecto estético y evocador que puede tener, representa también una amenaza ambiental sobre la que, sin embargo, no existe una conciencia tan viva como con otros procesos que ha traído el desarrollo tecnológico. “Durante millones de años la vida animal y la biodiversidad se ha acostumbrado a un ciclo continuo de mitad día y mitad noche, y ahora se ha cambiado ese ciclo continuo”, argumentó Falaci, como clara referencia a la afección que puede tener sobre la naturaleza.

Pero es más, esta circunstancia también afecta a la salud humana. Así lo ha puesto de manifiesto la astrofísica del IAC y directora de la Fundación Starlight, Antonia Varela, quien asegura que ya existen estudios médicos que demuestran la afección de la contaminación lumínica sobre la salud humana, influyendo negativamente en cuestiones como el colesterol, el insomnio o la depresión.

Contar con un cielo limpio no supone renunciar a la iluminación artificial nocturna y vivir a oscuras, sino “iluminar adecuadamente, no desperdiciando luz hacia arriba, sino de forma racional, donde prime la seguridad”, como destacó la directora de la Fundación Starlight.

El astroturismo ha crecido en La Palma en los últimos años. | J. ANTONIO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ

PROMOCIÓN

Una Fundación que nació en el año 2009 con la finalidad de promover el espíritu de la iniciativa Starlight. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro, formada por el Instituto de Astrofísica de Canarias y la empresa Corporación 5. Antonia Varela subraya que su objetivo principal es “la conservación del cielo oscuro por la importancia científica, medioambiental y cultural que tiene, y la promoción del desarrollo de una economía sostenible, como en La Palma”.

Varela señala que en esta última década, la iniciativa Starlight “ha madurado mucho” y “hemos dado pequeños pasos con pies de plomo”. José Carlos Francisco, responsable de la empresa Corporación 5, explica que a través de la Fundación se han realizado dos acciones de calado. La primera es la formación de los guías Starlight, que ha permitido la creación de pequeñas empresas vinculadas al mundo de la astronomía y el turismo. Y, en segundo lugar, las certificaciones Starlight, avaladas por la Unesco y la Asociación Mundial de Turismo, para lugares y establecimientos que cumplen con los objetivos de la Declaración de La Palma. En el mundo solo existe otra organización que da estas certificaciones.

En la actualidad existen diez lugares declarados Reserva Starlight. La Palma fue el primero del mundo en conseguir esta certificación, en 2012, que identifica espacios naturales protegidos donde existe un compromiso por la defensa de la calidad del cielo nocturno y el acceso a la luz de las estrellas. La Cumbre de Tenerife obtuvo también esta distinción un año después y, en Canarias, Fuerteventura, en 2015.

Las otras reservas son: el Parque Nacional Fray Jorge, en Chile; el Montsec, en Cataluña; Sierra Morena, en Andalucía; la Comarca de la Sierra Sur, en Jaén; Acadian Skies & Mim’kmaq Lands, en Nueva Escocia (Canadá); Gúdar-Javalambre, en Teruel, y Los Pedroches, en Córdoba.

La Palma fue también pionera, junto con Alqueva, en Portugal, en obtener la certificación de Destino Turístico Starlight, territorios que reúnen condiciones idóneas para la observación del cielo y en los que se pueden desarrollar actividades relacionadas con el astroturismo. En la actualidad existen un total de 17 destinos con esta calificación, muchos de ellos en la Península y Chile. En Canarias hay otros dos, ambos en Tenerife: El Teide y Granadilla de Abona.

Por último, la Fundación también certifica casas rurales y hoteles Starlight, que además de promover los valores de la Declaración de La Palma, ofrecen a sus clientes los medios para realizar observaciones astronómicas. En la actualidad existen 37 alojamientos con esta certificación.

Varela asegura que la certificación Starlight está funcionando “muy bien” en España, “un país turístico, donde determinados territorios han decidido usar un recurso nuevo como es el cielo”. A pesar de que han llegado a países como Chile y Canadá, la directora de la Fundación apuesta por seguir “internacionalizando las certificaciones e ir abriendo caminos en el resto del mundo”.

Imagen nocturna del Observatorio del Roque de los Muchachos. | SAÚL SANTOS

ASTROTURISMO

Tanto Francisco como Varela coinciden en destacar que La Palma es “un referente mundial” del astroturismo, sustentado con la presencia del Observatorio del Roque de los Muchachos. Un centro, que como destacó el responsable de Corporación 5 y presidente de la CEOE de Tenerife, va a seguir creciendo e incrementará en la isla “la actividad económica derivada de la actividad científica”. A lo que hay que añadir el crecimiento de la apuesta relacionada con el astroturismo.

Francisco destaca que se trata de “un nicho de mercado en el ámbito turístico que hay que aprovechar porque La Palma es un referente en materia astronómica”. Un hecho que además diferencia al territorio como destino. “Hay islas que funcionan porque son buenas para el surf, otras que tienen volcanes en activo y en La Palma su distintivo es la astronomía. Todavía estamos en los inicios de aprovecharlo”, recalcó el presidente de la patronal.

Para el desarrollo del astroturismo, Varela asegura que también es necesario que La Palma crezca en capacidad hotelera. “El tipo de turismo de estrellas es muy concienciado con el medio ambiente, culturalmente muy alto, que repite y no es de masa. No tememos que La Palma vaya a degradarse por ello”, señaló la directora de la Fundación.

José Carlos Francisco destacó también el hecho de que la capacidad alojativa de la Isla “es muy limitada”. “Para que sea competitiva necesita frecuencias de vuelo y para ello requiere más camas hoteleras. Hay que tener una escala, como en casi todos los negocios”, argumentó.

En la actualidad hay cerca de 60 empresas en la Isla que están tematizadas con este recurso: artesanía, vinos, joyerías, casas rurales, restaurantes, etc. Una de esas empresas es Astrolapalma, que puso en marcha hace casi cinco años la astrofísica canaria Ana García.

En este lustro no ha parado de evolucionar y crecer, y ahora mismo se encuentra en plena fase de transformación, con la creación de un nuevo portal web y la incorporación de personal. Astrolapalma ofrece a los turistas tour astronómicos. Para ello se desplazan con grupos a uno de los distintos miradores astronómicos que existen diseminados en La Palma y realizan una observación interpretada durante dos horas, tanto a ojo como con telescopios, que aporta esta entidad.

Ana García se encarga de formar a los guías que trabajan con Astrolapalma. “Para quien trabaja conmigo, la formación inicial es lo menos que me importa, lo importante es que le guste el cielo, todo lo demás se aprende”, comentó la fundadora de esta empresa, que decidió abandonar el campo de la investigación científica por el del turismo de las estrellas. “Estudié Astrofísica para ver el cielo y de repente me di cuenta de que solo miraba una pantalla de ordenador. Este trabajo es enseñar, organizar cosas y el cielo. Soy una afortunada de hacer lo que me gusta”.

Cuatro hombres pájaro sobrevolaron La Palma, coincidiendo con las lágrimas de San Lorenzo. | MARKUS BERGERAD

DIFERENCIACIÓN

Ana Castañeda es, de alguna forma, la madre de la criatura. La técnica de Turismo del Cabildo, en su etapa como gerente del desaparecido Patronato, fue la primera que apostó de forma decidida por vincular un recurso como la astronomía con el turismo. Para Casteñada no tiene discusión que la astronomía es la clave para distinguir el destino de La Palma del resto de islas. “Llevo muchos años luchando por conseguir una diferenciación para La Palma y lo veo tan claro”, aseguró.

Durante estos diez años ha habido una evolución considerable y el astroturismo en La Palma “ha crecido de forma exponencial. Está funcionando muy bien y tiene un potencial enorme”. De hecho, aseguró que “estamos en la cresta de la ola y turísticamente hablando no nos podemos permitir dejar pasar esta oportunidad”.

Para ello considera fundamental que se pongan en marcha una serie de recursos públicos que ya están caminando, como el Centro de Visitantes del Observatorio del Roque de los Muchachos; el observatorio turístico de Mendo y la caseta portátil para la obsservación. “No podemos dejar que se nos pase el tren”, agregó.

No hay estudios económicos sobre el impacto que está representando para La Palma el astroturismo, pero una muestra anecdótica y significativa a la vez de que el turismo identifica la isla con la astronomía, es que las tarjetas postales que más se venden en el Museo Insular son astrofotografías.

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