Inmortal Félix Francisco Casanova

La editorial Demipage publica el 22 de mayo un volumen que recopila poemas inéditos, narrativa, fotografías, entrevistas, manifiestos y ‘collages’ del joven escritor isleño, que falleció a los 20 años
El libro reúne algunas fotografías del álbum familiar de Félix Francisco Casanova que revelan la forma de vida del joven escritor. DA

El protagonista de la novela El don de Vorace, Bernardo Vorace Martín, quiere morir, pero es inmortal. “Hoy es mi último día con vida (ojalá). Esta noche bajaré el telón… El demonio quiera que no se vuelva a subir”. Así escribía los pensamientos del personaje su autor, el poeta y escritor canario Félix Francisco Casanova (Santa Cruz de La Palma, 28 de septiembre de 1956-Santa Cruz de Tenerife, 14 de enero de 1976). La novela es hoy uno de los títulos más relevantes y reconocidos de la literatura canaria dentro y fuera de las fronteras que delimitan el Atlántico. Gracias a ella, no solo Bernardo es inmortal, también lo es, como escritor, el joven Félix.

En 1974, la historia de Vorace quedó inmortalizada en el libro, Casanova tenía tan solo 17 años.   Hoy tendría 61, si no fuera por los funestos acontecimientos del 14 de enero de 1976. La obra obtuvo el Premio Benito Pérez Armas de Novela, y el joven autor, el título  del Rimbaud canario. “Ese maldito Rimbaud canario”, usaron como lema para reeditarlo en 2014. Y es que ambos compartían  la misma mezcla de rebeldía, juventud y literatura. No obstante, y para muchos conocedores de su obra, el apelativo es pura cuestión de marketing. Ahora, la editorial independiente Demipage se ha dado a la labor de recopilar todo el legado del autor e inmortalizarlo en Obras completas, un trabajo que verá la luz el 22 de mayo. Declara David Villanueva, editor de Demipage, a DIARIO DE AVISOS que llevan “siete años trabajando sobre este proyecto, que escribió su punto final hace tan solo una semana”.

El compilatorio cuenta con el prólogo del escritor Fernando Aramburu y la edición de Francisco Javier Irazoki. En sus 712 páginas reúne una biografía de Félix Francisco Casanova; la novela El don de Vorace; un álbum de fotos de la familia Casanova; los poemas El invernadero, La memoria olvidada, Una maleta de hojas, Agua negra (que se puede leer a continuación), Once poemas sueltos, Cuello de botella, Los botones de la piel y 7 simios; sus cuentos; su diario personal, Yo hubiera o hubiese amado, que escribió a lo largo de 1974; un apéndice documental que incluye algunas entrevistas, y el Manifiesto Hovno, que redactó junto a Ángel Mollá y que es reflejo de la juventud y el entusiasmo de ambos. Hovno, del checo, significa mierda. Era también el nombre del grupo de rock al que pertenecía Casanova. “Aquí se reúnen collages, dibujos, fotos, poemas inéditos, junto a la versión definitiva de todos sus textos”, apuntan desde la editorial.

Demipage adelanta que Obras completas se presentará en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife el 27 de mayo; el día 30 de ese mes, en la Feria de Las Palmas, y, el 26 de junio, formará parte de la conferencia inaugural de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid a cargo de Aramburu, titulada Félix Francisco Casanova, un genio.

El pasado 14 de enero se cumplió el 41 aniversario de la prematura muerte del autor canario. Escribió sobre el suceso el escritor José Carlos Cataño: “Me notifican la muerte del joven Casanova. Un accidente trágico, muerte por asfixia en el baño, aunque alguno ha hablado de suicidio. No había cumplido los veinte años”, en Los que cruzan el mar.

“Da la impresión de que Félix Francisco Casanova, seguro de que no viviría largo tiempo, alcanzó a edad temprana una extraña, acaso trágica madurez”, agrega otro literato, gran conocedor de los textos del Rimbaud canario, Fernando Aramburu.

Para Javier Irazoki, escritor y traductor, en él “brilla la inteligencia de una literatura que combina la delicadeza y una fuerza trágica”.

Félix Francisco era hijo del médico y poeta Félix Casanova de Ayala y de María de la Concepción Martín Díaz. Era un joven con inquietudes, un intelectual que estudiaba tercer curso de Filología Hispánica en la Universidad de La Laguna cuando llegó aquel fatídico 14 de enero de 1976.

Sabía entonces, como ninguno, jugar a mezclar el lenguaje lúdico con el experimental. Dice Aramburu en su prólogo que Casanova era un “genio, lejos del propósito de emplear la palabra con voluntad publicitaria ni por afición a las hipérboles”. “Ni siquiera me importa mucho la circunstancia de que un ser humano sea capaz de escribir con 17 años  El don de Vorace, una novela portentosa redactada en algo más de cuarenta días. Me cuesta poco constatar lo evidente: las afortunadas y audaces creaciones de Félix y reconocer en él el raro don de la genialidad”, continúa en su texto.

Casanova fue muy valorado y reconocido en vida. En 1973 obtiene el premio de poesía Julio Tovar por El invernadero, un año después, el Benito Pérez Armas por El don de Vorace. Con 19 se hizo con el galardón que otorgaba el periódico La Tarde por el poemario Una maleta llena de hojas. Otros poemarios de Casanova son: Espacio de hipnosis (1971), El sumidero (1972), Nueve suites y una antisuite (1972), Invalido las reglas (1973) y Ocioso en los amaneceres (1973). De carácter póstumo, y gracias a la labor de su padre, se publicaron después Cuello de botella (1976), Estampido del gato acorralado (1979) y Los botones de la piel (1986).

Su obra poética fue publicada por Hiperión bajo el título La memoria olvidada. Poesía 1973-1976, y recientemente, Demipage, tras adquirir los derechos, editó la antología poética Cuarenta contra el agua y El don de Vorace.
Félix Francisco Casanova sigue vivo en su obra. Ha conseguido el don de la inmortalidad.

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