incendio forestal

Un año después del fuego que vistió de luto a la Isla

El 3 de agosto de 2016 se declaraba el incendio en El Paso, que consumió casi cinco mil hectáreas y se llevó por delante la vida de un agente forestal que trabajaba en su extinción
Imagen del incendio de 2016. | CARLOS ACIEGO

Sobre las tres de la tarde de tal día como hoy, el año pasado surgió en El Paso uno de los incendios forestales más dramáticos que se recuerdan en la isla de La Palma, no solo por la virulencia que tomó el fuego avivado por unas condiciones meteorológicas extremas, sino, sobre todo, porque se cobró la vida de una persona, el agente forestal Fran Santana, mientras trabajaba en labores de extinción.

Un año después, la naturaleza afectada por las llamas va regenerándose y las costosas obras que ha realizado la Administración han permitido ir recuperando los espacios públicos dañados -valorados por el Cabildo en 5,2 millones de euros-. Pero lo que no se puede cambiar es la tragedia de la pérdida de una vida humana, que tiñó de luto a la Isla Bonita en pleno verano. Fran Santana, un agente de Medio Ambiente del Cabildo, natural de Gran Canaria y afincado en La Palma desde hacía décadas, encontró la muerte cuando trataba de sofocar el fuego que estaba hiriendo la naturaleza que tanto amaba.

La causa del incendio es bien conocida, y ya ha sido juzgada y condenado el autor de la “imprudencia grave”: el joven alemán Scott Verdine Stumpf, que cumple una pena de tres años y seis meses de prisión. La indemnización millonaria que la Audiencia Provincial fijó para el procesado es más que probable que no la afronte dada su “situación de indigencia e insolvencia económica absoluta”, tal y como recogía la propia sentencia.

Scott, tras realizar sus necesidades fisiológicas por fuera de una casa que ocupaba en el Charco de Las Palmas, en El Paso, quemó el papel que utilizó para limpiarse. Inmediatamente se prendieron los arbustos del entorno, propagándose rápidamente el fuego debido a las altas temperatura, la intensidad del viento y la baja humedad que se registraba en ese fatídico tres de agosto de 2016.

Rápidamente el fuego se extendió y quedó sin control, avanzando en varios frentes, llegando a afectar a casi 5.000 hectáreas de terreno de los municipios de El Paso, Los Llanos de Aridane, Villa de Mazo y Fuencaliente. A pesar de que la mayor parte de la zona quemada fue monte, el fuego puso en peligro la vida de los habitantes de distintos núcleos que tuvieron que ser evacuados, como Jedey y San Nicolás, en El Paso; Las Indias, Los Quemados y Los Canarios, en Fuencaliente, y Montes de Luna y Tigalate, en Mazo. En total, se estima que tuvieron que ser evacuadas alrededor de 3.000 personas, de las que 250 fueron albergadas.

La tragedia del incendio de 2016 pudo haber sido todavía mayor, pero afortunadamente los tripulantes del helicóptero de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales que se estrelló mientras participaban en el dispositivo aéreo para sofocar el fuego resultaron ilesos. Para controlar el incendio, que se logró el 12 de agosto, es decir, nueve días después de iniciarse, participaron más de 500 efectivos por tierra y 13 medios aéreos.

Para el recuerdo de aquel incendio quedará también para siempre una estampa amable en medio de toda aquella desolación. Los carteles que muchos palmeros colocaron en las azoteas y terrazas de sus casas con el mensaje de “¡Gracias!”, para que fueran vistos desde las alturas por la tripulación de los helicópteros y los aviones anfibios que trabajaron para combatir el incendio de Jedey en condiciones muy complejas.

GRANDES INCENDIOS

El jefe de los Bomberos Voluntarios, Germán Pérez, lleva más de 25 años trabajando en los incendios forestales de La Palma. Reconoce que, pese a la intensidad del de 2016, no fue el “más fuerte”que recuerda, que sitúa en el ocurrido en 1994, cuando un fuego que se inició en Garafía vino a ser controlado por encima del Santuario de Las Nieves.

Pérez recuerda momentos críticos el año pasado, como en la misma fatídica madrugada en que falleció Fran Santana, un grupo de bomberos, agentes de Medio Ambiente, personalde la BRIF y de Parques Nacionales “quedó atrapado” en Mendo. Además revive la tensión de los “quince minutos” en que no sabían nada del estado de los bomberos que se vieron afectados por un derrumbe. “Nos temimos lo peor”, confiesa. Afortunadamente no fue grave. Añade que tal y como está la situación forestal y el abandono de medianías, “por desgracia, nos tenemos que acostumbrar a los grandes incendio”.

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