Desde que vio la luz la hipótesis de que un colapso en el edificio volcánico de Cumbre Vieja produciría un gran tsunami de consecuencias devastadoras, cada vez que asoma el nombre del volcán palmero, como ha ocurrido ahora con el enjambre sísmico, renace entre la opinión pública esta hipótesis apocalíptica, como se ha puesto de manifiesto en cierta prensa británica. Científicos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) participaron en un proyecto de investigación sobre los mega deslizamientos y tsunamis en Canarias, dirigido por el Instituto Geológico y Minero, que desmonta alguna de las bases sobre la que se sostiene esta teoría y la hipótesis de la gran ola.
Esta “hipótesis”, como explican desde Involcan, implica la existencia de una superficie de debilidad geológica de gran extensión, continuidad y profundidad, consistente en una capa basal formada por materiales producto de anteriores deslizamientos denominada mortalón, y la presencia de una fractura casi vertical de dirección aproximadamente norte – sur de decenas de kilómetros de longitud y varios kilómetros de profundidad, que limitaría por el lado este al pretendido deslizamiento de Cumbre Vieja.
Precisan que esta capa del mortalón existe y se ha verificado “en numerosas galerías, pozos, túneles y sondeos”. La gran fractura, en cambio, no se ha podido constatar . De ahí que señalen que las condiciones en que “se basa principalmente esta teoría no pasarían de una simple hipótesis”.
Involcan defiende que teniendo en cuenta “las propiedades resistentes del mortalón, la geometría actual de la isla, la estructura geológica o la inclinación de las capas, Cumbre Vieja sería estable de acuerdo con los modelos geomecánicos y análisis de estabilidad realizados”.
“Para que el flanco de Cumbre Vieja llegara a reunir condiciones próximas a la inestabilidad tendría que darse a la vez un terremoto de magnitud muy alta y una erupción con un alto índice de explosividad, o bien, que el edificio volcánico alcanzara en su crecimiento natural al menos más de mil metros sobre la máxima elevación actual”, sentencian. Una altura que solo alcanzaría con el transcurrir de “más de cincuenta mil años”.
Sostienen además que la probabilidad de que se produzca una erupción con un alto índice de explosividad a la vez que un gran terremoto es “sumamente remota”, de acuerdo con el registro geológico de la isla. Concluyen así que Cumbre Vieja “es estable, incluso bajo los efectos de erupciones semejantes a las ocurridas en las últimas decenas de miles de años”.
Por último, recuerdan que “los autores de la teoría sobre el colapso de Cumbre Vieja nunca hablaron de probabilidad sino de posibilidad, lo que indujo a la inquietud de la sociedad. Sin embargo, si se expresa en términos de probabilidad estaríamos hablando de valores extremadamente bajos, con una recurrencia de decenas de miles de años”.