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Tazacorte, reflejo de la expresión social de la segregación

Desde finales del siglo XIX quisieron los bagañetes su autonomía, que no lograron hasta 1925 y bajo la dictadura de Primo de Rivera
Imagen de El Morro, en la Villa de Tazacorte, con la figura de San Miguel, patrón de la isla de La Palma. | DA

La identidad ideológica y su defensa, en esta convulsa jornada en la que los catalanes intentan votar un referéndum sin garantías constitucionales, nos retrotrae a una estampa de la historia local con un peso indiscutible en la vida social y administrativa de Tazacorte y a observar con interés su deseo segregacionista, gestado, según el doctor en Historia Salvador González, en el último cuarto del siglo XIX.

Más allá de los estudios y análisis documentados de Salvador González, de enorme interés y con un calado sociológico muy importante, en Tazacorte la herencia verbal que ha pasado de generación en generación, trasmite la esencia de una “brega” histórica que se evidencia en dos momentos concretos del primer cuarto del siglo XX.

Con un discurso eminentemente republicano y como el abanderado Pago de izquierdas de la comarca, para lograr su independencia de Los Llanos de Aridane, nos encontramos primero con el intento frustrado de segregación de Los Llanos de Aridane que data de 1911. Hubieron de pasar 14 años para la concesión de titulo de municipio en septiembre de 1925, y tras una declaración de independencia que también duró apenas tres días y que fue atajada por el gobierno del dictador Primo de Rivera, cuyo gobierno finalmente declaró al más importante pago de Los Llanos de Aridane, como municipio.
En el primer episodio, descrito por el doctor en Historia Salvador González, no solo costó una enorme frustración. Y es que pese a que logró su reconocimiento como ciudad durante 72 horas, la monarquía liberal puso freno a la iniciativa defendida por Pedro Pérez Díaz y secundada en el decreto publicado en marzo de 1911 en la Gaceta de Madrid, por el entonces ministro de la Gobernación.

Sí pudo ser una realidad casi tres lustros más tarde bajo la dictadura de Primo de Rivera en 1925 el deseo de segregación. El doctor en Historia Salvador González, residente en la Villa bagañeta, explica las causas del deseo segregacionista: “La sensibilidad progresista existente en la población chocaba con la tradicional militancia en el Partido Conservador de los ediles del ayuntamiento”.
En el relato cronológico de la época, recuerda González que “el Partido Conservador estaba dirigido por el linaje más destacado de oligarquía terrateniente insular: la familia Sotomayor”.

Emoción y economía
El sentimiento progresista de los vecinos del Pago de Tazacorte, el que más impuestos aportaba a las arcas del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, resultó ser más fértil que la fuerza impositiva de los conservadores por tres razones.

Lo relata Salvador González indicando que “durante ese período, en Tazacorte, fueron confinados republicanos de tendencia cantonalista, procedentes de la Península o de las Islas (el cantonalismo promueve dividir el Estado en cantones casi independientes”. Ese fue “el embrión del segregacionismo bagañete”, convicción territorial a la que se vino a sumar la inclinación progresista del barrio “porque el Puerto de Tazacorte era el desembarcadero natural de los productos que entraban al Valle de Aridane”.

El historiador detalla que “esta circunstancia abría la población al conocimiento pues, junto con las mercancías llegaban las ideas. Marineros, comerciantes, periodistas, viajeros… de ideología liberal o republicana arribaban frecuentemente a sus playas”.

González explica a este periódico que “muchos vecinos del barrio con suficiente riqueza deseaban comprar propiedades y cultivarlas”, un deseo frustrado porque “los mayores propietarios de tierras eran forasteros, adscritos a la oligarquía integrada en el Partido Conservador, que gestionaba la Isla desde los tiempos de la conquista”. El deseo de segregación e independencia surgió de la imposibilidad de los propios vecinos de beneficiarse de la riqueza que generaba el Pago no se quedaba allí, sino que tenía como destino inversiones fuera del territorio donde se generaba tal riqueza.

Los excesos en recaudación
Agrega el autor de obras tan destacadas como “Historia de Tazacorte”, “La Semana Roja en La Palma”, “José Miguel Pérez”, “Blas Pérez González”, y “Antonio Rodríguez López”, entre otras, que los vecinos de Tazacorte “estaban insatisfechos del consistorio llanense”.

Por una parte, “los impuestos y tasas con que el consistorio de Los Llanos gravaba a los habitantes de Tazacorte eran excesivos para lo que posteriormente recibía (escuelas, calles, alumbrado, higiene, servicios…)”. Suma a esta circunstancia que “los bagañetes segregacionistas se quejaban de que las principales demandas de Tazacorte – un puerto, la canalización de aguas para fertilizar una mayor extensión de lo que se consideraba la zona más fértil del Valle- no eran respaldadas por el Ayuntamiento, ni por el Partido Conservador”.

El resultado fue claro. El resentimiento fue creciendo porque “los Conservadores de Los Llanos castigaban el segregacionismo y al progresismo cometiendo abusos como gravar con más impuestos a los opositores, confiscar enseres a habitantes del pago, ser maltratados por los funcionarios, desaparecer de los censos electorales…”.

Con ese ya arraigado sentimiento de “atropello”, en el año 1898 “los independentistas bagañetes aprovecharon la coyuntura favorable que suponía la presencia de los Liberales en el Gobierno de España y el apoyo del influyente dirigente liberal grancanario Fernando León y Castillo para promover, por primera vez, la emancipación de Los Llanos. El cambio de coyuntura política abortó el intento, pues el retorno del Partido Conservador al poder en Madrid favoreció a los Conservadores unionistas de Los Llanos, que no querían perder el Pago más rico del municipio”.

Un cura enérgico
Fue decisiva la llegada a la parroquia de Tazacorte, concretamente en 1917, de “su primer y enérgico cura permanente, Agustín Fernández de la Guerra”.

Salvador González relata para DIARIO DE AVISOS como, “pese a los enfrentamientos que mantuvo con Liberales y Republicanos, debido a su anticlericalismo, puso a la población católica del barrio del lado de la segregación y eso convirtió al movimiento independentista en casi unánime”.

La historia del municipio acredita que éste sentimiento no solo no se frenó sino que avanzó en su camino hacia la segregación. Así, “la indignación por lo ocurrido en 1911 fue tan grande que, pese al fraude electoral propio del caciquismo de aquellos años, los Liberales (aliados con los republicanos) no volvieron a perder ninguna de las elecciones a Cortes que se disputaron en el Pago hasta 1923”. Ese factor fue decisivio.

La concesión del título de Ciudad a Tazacorte en 1911, frustrado tras ser sustituido en el decreto de marzo de ese año y pese a la celebración que en las calles del municipio hicieron los bagañetes, fue el preludio de la declaración de municipio en el año 1925, una fecha que puso fin a tres largas décadas de una marcha social que resultó imparable, y que se concretó en una autonomía que contentó por fin a los vecinos de la hoy Villa y Puerto de Tazacorte.

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