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Que la Nochebuena se viene, que la Nochebuena se va…

La Navidad canaria conserva el calor de la intimidad, con el reencuentro familiar y el despertar de los valores solidarios
El Belén viviente es una de las más entrañables tradiciones de la Navidad canaria. Sergio Méndez
El Belén viviente es una de las más entrañables tradiciones de la Navidad canaria. Sergio Méndez
El Belén viviente es una de las más entrañables tradiciones de la Navidad canaria. Sergio Méndez

La Navidad ha llegado, sin que el invierno isleño se digne entregar al Teide el añorado vestido blanco y haga que las nubes dejen el aguinaldo que está en todas las cartas que dirigimos a los monarcas de Oriente. Estos días son otros los colores y ritmos que prevalecen bajo las mil guinaldas luminosas y la irrupción de las poinsettias. Como la vida misma, la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va, y pronto despedimos el año, y prolongamos la fiesta hasta la Epifanía, con el cortejo de los Reyes Magos, y las rebajas.

Hoy la Navidad canaria se desenvuelve entre la referencia al misterio y el culto a las tradiciones y las nuevas tendencias que crecen al amparo de la globalización y de las estrategias comerciales. Entre prisas y contradicciones hemos cubierto el Adviento, el tiempo de espera, encendiendo domingo tras domingo las velas de la corona para llegar al día del Nacimiento del Dios hecho hombre, del Mesías. En todas las islas renacen los villancicos, el cancionero de la Navidad.

Junto a los temas tradicionales, que se enriquecen con nuevas composiciones, surgen encuentros corales y otras muestras musicales; desde la veterana cita que en La Laguna alcanzara el próximo año su XL edición, a otros muchos recitales, unido al encuentro con la música sacra, con el ciclo que se viene celebrando en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, o los conciertos que brinda la Sinfónica de Tenerife en el recinto portuario, o los más recientes que ofrece la Joven Orquesta de Canarias, la Orquesta Juvenil Miguel Jaubert o Barrios Orquestados.

Lo Divino, del teguestero Fermín Cedrés, es nuestro principal villancico. Sostienen algunos taganaderos que el organista de la Catedral se inspiró en melodías que se cantaban en aquel pueblo, donde prevalece el baile del niño con la cadencia del tajaraste, que por igual celebran en La Matanza o en la Punta del Hidalgo. Cedrés contó para su obra con los versos de Gil Roldán, Diego Crosa, Néstor de la Torre y Santiago Beyro, que fueron a completar el trabajo del cordobés Antonio Fernández Grilo, como ha citado la estudiosa de las tradiciones María Victoria Hernández. En Santa María de Guía se bailaba hasta los años 40 del pasado siglo La Cunita: “Este niño chiquito no tiene cama/ su padre es carpintero que le haga una. Este niño chiquito cuna ya tiene/ su padre se la ha hecho para los Reyes”. Mención especial merece la obra coral Un canto de alcaraván, de Lothar Siemens, o la orquestal Navidad en Tenerife, de Manuel Bonnin.

Concierto de Navidad de la OST en el puerto de Santa Cruz. S. M.
Concierto de Navidad de la OST en el puerto de Santa Cruz. S. M.

La celebración de la Navidad se inicia semanas ante de la gran cita. José Miguel Alzola menciona a los Ranchos de Ánimas, al ser estos desde el 2 de noviembre quienes daban la primera salida a las calles y caminos: “Al son de guitarras y panderos, cantando romancillos al Misterio”. Añade que por Santa Catalina, 25 de noviembre, se abrían los hornos para ofrecer la golosina navideña: el hojaldre crujiente del pastel de carne, y que el 13 de diciembre, Santa Lucia -”que canta pascuas en once días”-, comenzaban los preparativos del Nacimiento (Portal o Belén). La escala prenavideña sumaba el 16 de noviembre otro hito: el inicio madrugador de las Misas de La Luz, que se mantienen con especial arraigo en la isla de La Palma, llevando a las calles los grupos de Lo Divino y el amplio cancionero que atesoran.

Citando a Juan Bethencourt Alfonso, el también historiador Carlos García recuerda que “en el primer tercio del siglo pasado aún abundaban romances de asuntos guanches, así como los dedicados a las Vírgenes de Candelaria, del Socorro y de Abona, y los villancicos que se cantaban por pascuas, por lo que eran llamados “pascuas o divinos”, en que la letra y música tenían un marcado sabor guanchinesco, hasta en sus manifestaciones de profunda fe cristiana…”. La capilla de música de la catedral de Las Palmas desarrolló al respecto una amplia labor.

En la obra Loa por la noche de Navidad o Juguete de la Adoración de los Pastores, del agustino icodense Fray Marcos Alayón (s. XVII y XVIII) se percibe el pulso alegre y divulgador de la cita navideña, como proyección del espíritu franciscano que irrumpe en el s. XIII: “A Belén van los pastores/ porque dicen que allá está/ tiritando en un pesebre/ el que es todo Majestad”.

Grupo de Lo Divino actuando en plena calle. DA
Grupo de Lo Divino actuando en plena calle. DA

En las misas del gallo era una constante la ofrenda poética de los pastores, niños y niñas que depositan los presentes a los pies del niño Dios, con versos que exprofeso se preparaban para la cita. En Puntallana, La Palma, cobró vida el poema que desde Cuba Anastasio Cabrera preparo para su hermana Nieves: “En una extensa pradera, pastoreaba mi ganado. En un lugar apartado, de los montes de mi aldea. Cuando una voz plañidera a mis oídos llegaba. Vi un ángel que me miraba, postrada quedé ante él…”.

El Misterio ocupaba en muchas casas un espacio prominente. Para acometer la obra se desarrolló una artesanía específica, con obras de alfarería muy cuidada, que recreaban los usos y vestidos tradicionales, como las de Candelaria Rodríguez Bello, en La Laguna, o las del imaginero Rafael Bello, en Las Palmas. Corchos, papeles y serrín tratados con anilinas, yesos, germinado de semillas… recreaban el paisaje desde la Anunciación al Misterio.

La Navidad canaria cuenta con otras manifestaciones artísticas singulares. Francisco Navarro Artiles dedico puntual atención: en el Teatro de Navidad en Canarias recoge el Auto de los Reyes Magos. con las versiones que se establecen en Fuerteventura y La Palma y su irradiación a otras islas, prevaleciendo hoy con solidez en Tejina, Garafía, Betancuria, Galdar…

La Palma avanza ejemplarmente por la conservación de ese legado con los Encuentros Insulares de Música y Danza de Navidad, que este año ha celebrado su VII edición en Fuencaliente y es igualmente loable destacar el esfuerzo de muchos ayuntamientos por mantener los encuentros de música popular, los concursos de belenes, y otras manifestaciones que enriquecen la cita.

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