La tercera Anantapur Ultramarathon es una carrera deportiva solidaria por relevos que se celebra en Anantapur, población al sur de la India, del 19 al 26 de enero. En ella participan 76 corredores que luchan contra la pobreza extrema y que forman equipos de cuatro atletas para recorrer 170 kilómetros. Entre ellos se encuentran Tere Linares, Basilio Labrador y Pili Ramos, tres leyendas del atletismo canario y nacional. A ellos se les une Kenty Siverio, otro depostista mayúsculo con larga experiencia en iroman.
Anantapur Ultramarathon es una iniciativa creada por Juan Manuel Viera, ultrarunner grancanario y voluntario de la Fundación Vicente Ferrer, una Organización No Gubernamental de desarrollo comprometida desde 1969 con el proceso de transformación de una de las zonas más empobrecidas de Andhra Pradesh (sureste de la India), con comunidades en riesgo de exclusión y colectivos vulnerables. Actualmente trabaja en 3.268 pueblos y beneficia a más de tres millones de personas.
La próxima semana viajan los cuatro tinerfeños para sumarse, por segunda vez, a esta espectacular historia solidaria, que en 2016 logró que se apadrinaran 150 niños y se recaudaron 13.000 euros, mientras que el año pasado la cifra de apadrinamientos ascendió a 341 y la cantidad a 25.000 euros.
“Nuestro viaje a Anantapur, es muy difícil de explicar, es un sentimiento. Es compartir experiencias con nuevos compañeros para una causa justa. Convivir unos días con personas que viven las mismas inquietudes que tú y con un fondo que nos apasiona, que es el deporte”, explica a DIARIO DE AVISOS Basilio Labrador, 19 veces internacional con España, quinto del mundo (Stuttgart 1993) y cuarto de Europa (Split 1990). El ultramaratón en Anantapur cuenta con 170 kilómetros que se deben realizar por relevos en etapas de 42 kilómetros. El objetivo es apadrinar 500 niños y niñas, uno por kilómetro, y alcanzar una recaudación de 25.000 euros. “Esta es una prueba muy diferente al resto, no se trata de competir, no hay crono, es colaborar e intentar llegar a la meta. Cada uno de los compañeros y compañeras que participamos tenemos nuestros propios sueños y limitaciones. Lo importante no es la distancia, ni la dificultad, lo que verdad nos debe importar es colaborar un poquito cada día para mejorar la vida de alguien que lo necesita”, señala el laureado atleta realejero, que recuerda perfectamente sus vivencias el año pasado: “El ambiente vivido es espectacular, abrumador, entrañable… Siempre estaré en deuda con Juan Manuel Viera,quien es él es el auténtico culpable de dejar un poquito de nosotros en Anantapur. Siempre he corrido para ganarle algo al cronómetro, allí fue todo diferente, corres por las calles, aldeas y te llevas algo muy valioso de sus gentes, de sus niños, muchas sonrisas y experiencias únicas”.
Labrador, que en la actualidad ejerce de entrenador, tiene claro que eventos como el Ultramaratón de Anantapur sirven de gran ayuda para las personas que viven en poblados asolados por la pobreza. “También promueve la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, tan presente en la Fundación. Ver correr a hombres y mujeres juntos, en una misma prueba, ayuda a superar los prejuicios que a menudo contribuyen a la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas en la zona. Ojalá, en breve esto no sea un problema”, desea.
En la India se reencontrará con la esposa de Vicente Ferrer, Ana, y con su hijo, Moncho, “dos personas muy cercanas”, añade. “Espero que entre todos consigamos muchos más apadrinamientos y recaudar los fondos necesarios para el gran objetivo”,que no es otra que la reconstrucción de un poblado donde 36 familias necesitan ayuda.
Apadrina
Entre los grandes proyectos de la Fundación Vicente Ferrer está el apadrinamiento de un niño. Con este simple gesto se le ayuda en su futuro, mejora su comunidad y su escuela, se contribuye al acceso al agua potable… “Cuando apadrinas, tienes la oportunidad de conocer el valor real de tu ayuda a través de la vida de un niño y su familia”, afirma Basilio, quien ya se ha animado a apadrinar. “Hace unos días recibimos en casa una carta de nuestra niña apadrinada. Es una alegría inmensa leer como narra situaciones preciosas de su escuela, su familia, como le ha cambiado la vida. Eso no tiene precio. Apadrinar es ponerse en el lugar del otro, es incomprensible que aún siga existiendo tanta desigualdad en el mundo. Hay que apostar por los niños, ellos son el presente y futuro. Todos nos merecemos las mismas oportunidades”, concluye uno de los mejores atletas canarios de todos los tiempos.