N. T. / Y. R.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife está trabajando en la redacción de una nueva ordenanza del ruido, y en la que los vecinos han podido hacer aportaciones y sugerencias. Entre los problemas más comunes, en lo que a las fuentes de ruido se refieren, los vecinos han apuntado el tráfico, animales domésticos o incluso el sonido de las campanas. En la calle, la opinión es prácticamente unánime, el principal problema con el ruido proviene de los vehículos particulares, que cada vez son más numerosos en una ciudad que se queda sin espacio para tanto coche y donde todos confluyen en los mismos puntos de entrada y de salida. Sin embargo, también hay vecinos que consideran que el ruido es el normal de cualquier ciudad grande y que ya están acostumbrados a él.
Del ruido procedente de guaguas y el tranvía, prácticamente ninguna queja, y aún menos de los vecinos o de mascotas, quienes parece que, excepto en casos puntuales, son bastante cívicos.
Desde 1995
La actual ordenanza de ruido de la capital data de 1995 y, a finales de diciembre, se abrió el periodo de consulta, que ya cerró, para recoger las sugerencias vecinales, que serán tomadas en cuenta para elaborar la nueva norma. El Ayuntamiento ya cuenta con un borrador de la ordenanza y se prevé que sea para después del Carnaval cuando empiecen a celebrarse las reuniones técnicas pendientes con tres de las áreas municipales que más se van a ver afectadas por esta nueva reglamentación, y que son las de Servicios Públicos, la Sociedad de Desarrollo y la de Fiestas.
El concejal de Medio Ambiente, Carlos Correa, explicó, el pasado enero, que la principal novedad será “la adaptación a la ley estatal y a la autonómica” ya que, aseguró, “no va a ser una ordenanza más restrictiva que la que actual”. En cuanto a las sanciones, el edil admitió que sí van a verse aumentadas porque las actuales contemplan cantidades muy reducidas.
La actualización de la ordenanza se apoya en los mapas del ruido que hace unos años dio a conocer el Ministerio de Fomento y en los que las zonas más sensibles son las que están próximas a la autopista, como la de la avenida Marítima. Entre las opciones que se barajan para reducir ese impacto hay algunas novedosas como, por ejemplo, el uso de un asfalto determinado que permite amortiguar el ruido que produce el tráfico o la colocación de mamparas.
Asimismo, el borrador modifica el régimen de sanciones, para endurecer las multas por infringir la normativa. Hasta ahora, las infracciones graves o muy graves alcanzan son sancionadas con 60 o 90 euros. Con la nueva ordenanza se pretende que las infracciones muy graves puedan llegar a ser sancionadas con 30.000 euros.
Entre las aportaciones y sugerencias que hicieron los vecinos a la nueva ordenanza, el transporte público centró algunas. Concretamente, se explicitó que la línea del tranvía por Ángel Guimerá-Rambla de Pulido, unido a las guaguas por las calles Miraflores, Porlier y Ramón y Cajal, hace que los residentes en estas zonas sufran el tráfico incesante de este transporte público, con el consiguiente exceso de ruido y vibraciones. El tráfico también es el punto central de otra de las quejas. Una de ellas se refiere en concreto a las motos que circulan por la ciudad, “sobre todo las de pequeña cilindrada”, que pasan a partir de ciertas horas por las calles de Santa Cruz. La falta de consideración vecinal centró otra de las propuestas e los encuestados. “Algunos vecinos no se dan cuenta o pasan de los demás y optan por hacer ruido de noche (taladros, televisiones a todo volumen…), y la tenencia de animales (sobre todo perros), que muchos vecinos abandonan en azoteas o balcones, hace que con sus ladridos no dejen dormir al resto de personas”, relató este vecino.
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