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Virgen de Candelaria: la luz que nos alumbra el camino

El obispo recordó en la eucaristía la figura del niño que lleva en brazos la Patrona, durante una jornada que, de nuevo, debido a la lluvia y al viento, se quedó sin procesión de la imagen
Una multitud por fuera de la Basílica admirando a La Virgen. | SERGIO MÉNDEZ

A pesar de la lluvia y el frío, Candelaria se volvió a convertir ayer en epicentro del cristianismo en Tenerife, aunque la devoción por la imagen de las Candelas va más allá del sentimiento religioso. El 2 de febrero, cuando se celebra la onomástica de la Candelaria, se trata de una fiesta principalmente religiosa. Por tal motivo, los actos se concentraron en la Basílica, teniendo como punto más relevante la eucaristía oficiada por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, sin que se pudiera celebrar la tradicional procesión de la imagen de la Virgen de Candelaria por la plaza, ante la presencia del viento y de una fina lluvia. El jueves, por el mismo motivo, se suspendió también la emotiva procesión de las Candelas.

No obstante, sí tuvo lugar ayer, de forma previa a la solemne misa, la procesión cívica con las distintas autoridades, que partió desde el Ayuntamiento hasta el santuario portando el Pendón de la Villa Mariana.

En el trascurso de la eucaristía, el Obispado bendijo e hizo entrega de la medalla de la Misión Diocesana a la Virgen de Candelaria y, al finalizar, el Orfeón La Paz de La Laguna hizo entrega de un pergamino y la medalla del centenario de la institución, que se conmemoró ayer, cuyo coro estuvo presente en la celebración. La Misa Centenario Orfeón La Paz, una obra compuesta por el güimarero Rafael Estévez, fue estrenada en para la ocasión.

La procesión cívica estuvo encabezada por la alcaldesa, María Concepción Brito, y la Corporación municipal, acompañados por el alcalde de Teror, José Luis Báez, municipio hermanado con Candelaria, junto a la presidenta accidental del Parlamento de Canarias, Cristina Tavío; el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, y varios consejeros insulares y diputados, senadores, cónsules, alcaldes y ediles de distintos ayuntamientos de Tenerife. El obispo comenzó su homilía haciendo referencia a la presentación del cartel de la visita de la imagen de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz y a La Laguna, que tuvo lugar recientemente. “Como es normal, cuando se presenta una obra de este tipo, hay opiniones para todos los gustos. Pero me llamó la atención que mucha gente, sobre todo en redes sociales, preguntara que dónde estaba el niño. De eso se trata, que le pidamos a María que nos muestre a Jesús para que lo conozcamos mejor. Ella lo trajo al mundo. Parecía que era un ser humano como otro cualquiera. Sin embargo, se trataba de la luz de las naciones. Cristo es la luz del mundo, María lo que hace es mostrárnoslo. Por eso, ese deseo de ver al niño debe ser un deseo del corazón, no meramente estético”, indicó Álvarez.

Al hilo de esta introducción, el obispo expresó que también es necesario ir a su encuentro, como hizo Simeón. “Vemos aquí el dinamismo de la fe: ofrecimiento y acogida”, y refiriéndose al Evangelio proclamado de San Juan, el prelado señaló: “En las lecturas de hoy se pone de manifiesto que este niño que María lleva en sus brazos es el Salvador que Dios ofrece a todos los pueblos, que este Jesús es la luz para alumbrar a la naciones”.

Propone a la Virgen como presidenta honoraria del Cabildo

“Celebramos hoy la festividad de nuestra patrona, la Virgen de Candelaria. Un día muy especial para todos los tinerfeños y tinerfeñas, tanto los que viven aquí como los que desde cualquier punto del mundo siguen llevando esta tierra en sus corazones. Quiero compartir con todos ustedes una propuesta que ha ido conquistándome en estos días con una reflexión profunda y varios sentimientos enraizados en la identidad de la Isla y sus gentes. Quiero proponer que nuestra Virgen de Candelaria sea nuestra presidenta honoraria del Cabildo, y que para ello, además, cambiemos el reglamento de distinciones y honores de la Corporación. Todo el que siente Tenerife ha hecho dos cosas en su vida; sentarse un día absolutamente asombrado delante de su padre Teide, gigantesco y hermoso, y ponerse de rodillas delante de la madre de todas las Islas en su templo de Candelaria, al lado de las olas”, afirmó Carlos Alonso.

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