gastronomía

La cocina japonesa del Gyotaku, un atractivo del Puerto de la Cruz

Es un proyecto de cocina japonesa de José de Torres y Cristo Hernández


En los últimos años la oferta gastronómica del Puerto de la Cruz ha ido creciendo no solo en número de restaurantes sino en la calidad de los mismos. El más reciente de todos ellos, que abrió sus puertas a inicios del pasado mes de diciembre, es el Gyotaku, un proyecto de cocina japonesa de José de Torres y Cristo Hernández, que empezaron -y continúan- con el sushi bar Izakaya de la plaza del V Centenario de La Orotava.

Gyotaku, que significa ‘capturar el alma del pescado’, es un restaurante sito en el camino del Coche, número 7, en la vertiente occidental del Parque Taoro y en el acceso a los apartamentos Tigaiga Suites.

De Torres y Hernández han querido dar un paso adelante en su proyecto gastronómico al abrir Gyotaku que es un restaurante, mientras que el local de La Orotava es una taberna de espacio más reducido de ahí el nombre de izakaya. El interior del local es amplio y cuenta con dos terrazas, una de ellas apropiada para degustar cocktails y disfrutar de las sobremesas y la otra para almorzar y cenar.

La barra permite apreciar las evoluciones del chef Cristo Hernández, quien trabaja con meticulosidad y cuidando al detalle la presentación de las distintas elaboraciones. Buenas materias primas, una carta de vinos interesante -con las obligadas referencias canarias-, y buen servicio de sala convierten a Gyotaku en una atractiva propuesta para la ciudad turística.

Si Gyotaky significa ‘capturar el alma del pescado’, como refleja un lienzo colgado frente a la barra, Hernández busca con sus cortes capturar el alma de una clientela que le ha sido fiel en la plaza del V Centenario a la que se suma ahora el potencial turístico y residencial del Norte de Tenerife.

La carta es siempre cambiante, dependiente de los mercados, y lo mejor es dejarse aconsejar con la propuesta del día. Una reciente visita me permitió degustar algunos platos como fueron los usuzukuri de calamar, trufa y harina tempurizada; otro de alfonsiño de El Hierro con chip de ajo; de salmón sopleteado y de carabinero con caviar del cítrico yuzu y una salsa derivada de saltear la propia cabeza del crustáceo.

La habilidad de Hernández no sólo en los cortes del pescado sino que también queda reflejada en una crema de erizo con caviar Beluga con el singular toque del ron Matusalén 23 años; en un dim-sum de carrilera con teriyaki; en los nigiris de vieira, pichón, rodaballo o toro; y el tuétano de ciervo con ventresca de atún acompañada de chip de papa canaria.

La propuesta gastronómica de De Torres y Hernández traen aires japonesas a una ciudad que busca renacer como destino gastronómico.

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