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Mujer, democracia y feminismos

Desde el siglo XIX la política y la democracia representativa se han ido articulando en torno a los partidos. Hoy en día, y presumiblemente también mañana, la política -y no solo la democrática- es y será hecha “desde” los partidos y “por” los partidos. Incluso, a veces, la política es hecha además “para” los partidos, produciéndose el fenómeno político que suele ser denominado “partitocracia”, y que conlleva una de las más claras y peligrosas disfunciones para las democracias contemporáneas.

En relación con la “partitocracia”, se plantea el debate no solo de la propia necesidad de los partidos en un sistema político democrático, sino de la actividad de los llamados “movimientos sociales”, de aquellos grupos social e ideológicamente transversales como los ecologistas, animalistas o feministas que, si bien en ocasiones llegan a constituirse en partidos políticos y actuar en calidad de tales, en la mayoría de los casos no lo hacen, aunque no por ello sus acciones e iniciativas dejan de tener importancia e, incluso, trascendencia política. Y hasta a ser más social y políticamente influyentes que las acciones e iniciativas de muchos partidos políticos.

En un día como hoy, convocada una huelga general feminista o de las mujeres, se impone un comentario sobre el movimiento feminista. Un movimiento que hunde sus raíces en la lucha de las sufragistas británicas por el derecho al voto y en la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo en las sociedades occidentales con motivo de la Primera Guerra Mundial. Y que hoy en día ha ganado un relevante protagonismo universal, que le lleva a estar presente hasta en las sociedades en las que la mujer está más oprimida, como las islámicas. Pero, simultáneamente, ese extraordinario desarrollo le ha suscitado problemas teóricos y prácticos que afectan a su propia implantación social y política. Al menos en un contexto democrático, parecería que nadie niega el derecho de las mujeres a la igualdad. Sin embargo, la cuestión no es tan simple.

El feminismo como construcción teórica de la realidad desde el liberalismo y desde el marxismo; el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia; la construcción jurídica del género y otras cuestiones dividen al movimiento y la posición de muchas mujeres -y varones- ante la huelga de hoy. Destacadas dirigentes del Partido Popular y de Ciudadanos, junto a otras muchas mujeres, han anunciado que no harán la huelga. Y no la harán porque ha sido planteada -equivocadamente- como una reivindicación exclusiva de la izquierda radical, como una lucha en contra de lo que denominan el “patriarcado capitalista” y el “heteropatriarcado”.

No obstante, convivimos con problemas inmediatos comunes a todas las mujeres. La violencia de género y el acoso, su prevención y su tratamiento por jueces, fiscales y policías; la brecha salarial; la maternidad y la conciliación de la vida familiar y laboral; la dependencia y muchos otros son asuntos que las democracias tienen la obligación de resolver. Tienen la obligación de hacerlo bajo pena de cuestionar su propia condición democrática.

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