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María Sosa, entrenadora de baloncesto: “Siempre creen que mi ayudante, por ser hombre, es el primer entrenador”

María Sosa, entrenadora del Adareva de Liga Femenina2, reconoce seguir encontrándose con comportamientos machistas, mientras aboga por una mejor trato al deporte femenino mientras continúa siendo autocrítica a la hora de analizar el papel de la mujer en el baloncesto actual, con los banquillos como un espacio por conquistar.

-Hablábamos de la importancia de los medios de comunicación a la hora de promocionar el deporte femenino, pero: ¿no es también responsable el aficionado que decide qué quiere ver y qué no?
“Para eso tengo un ejemplo que me llama mucho la atención. Yo no seguía para nada la Fórmula Uno, es un deporte que desconocía por completo, hasta que una televisión pública apostó por él, lo metió hasta la saciedad con todas las carreras, entrenamientos, reportajes y presencia en todos los informativos. De repente, España poseía la mejor afición a la Fórmula Uno de Europa y no era real, no teníamos esa tradición. Había gente a la que le gustaba y la seguía pero, de repente, todo el mundo comenzó a ser partícipe de ello. Lo que te entra por los ojos te acaba interesando y, en este caso, se apostó decididamente por este deporte. Si no se hubiera hecho eso, la Fórmula Uno sería igual de importante, pero, posiblemente, no tan seguida a nivel de la calle”.

-Me hablaba del gran número de fichas federativas en baloncesto pertenecientes a deportistas femenina: ¿por qué no llega ese salto a la hora de querer acceder a los banquillos?
“Es un asunto de ambas partes. Hay una que tiene que ver con querer ser entrenadora y otra de la oportunidad que se pueda ofrecer. Es muy difícil que una persona se pague el curso superior de técnico sabiendo que no dirigirá a categorías superiores porque en su club lo harán en la base. Si esa inversión no tiene sus frutos es más complicado. También creo que no hay muchas mujeres con esa aspiración, no sé si porque no les apasiona tanto o porque antes de llegar a esa ilusión ya la han perdido. Creceremos como sociedad cuando hablemos de capacidades, no de sexos. Yo nunca he sentido que no se me haya dado una oportunidad por ser mujer, pero hay que darlas”.

-¿Alguna vez se ha encontrado con un comportamiento machista en el desarrollo de su trabajo?
“Siempre he tenido ayudantes masculinos. Ahora porque, en el ámbito del baloncesto, los árbitros ya me conocen, así como los auxiliares de años anteriores, pero si, por ejemplo, vamos a un hotel o a coger los coches con los que nos desplazamos por la Península, siempre, siempre, se dirigen a él y la cuenta en los restaurantes es para él. Somos todo mujeres y siempre, aunque tengan que atravesar toda la mesa para entregar la cuenta, siempre buscan la referencia del chico. Se dirigen a él como si fuera el jefe de expedición de manera automática, en ningún momento existe la pregunta de: ¿quién es el responsable en el viaje? Es algo que me llama muchísimo la atención porque me pasa en todos los sitios donde no nos conocen, donde no saben que soy la entrenadora de este club. A veces voy en vaqueros y las jugadoras y el ayudante en chándal pero siempre acaban dirigiénose al hombre algo que es, al menos, bastante curioso”.

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