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Andrea: “Mi vida está un poco detenida hasta saber qué pasa con el juicio”

La tinerfeña Andrea González fue una de las personas que liberó el Gobierno de Nicolás Maduro la víspera de la pasada Navidad
Imagen reciente de Andrea González. | DA

La tinerfeña Andrea González fue una de las personas que liberó el Gobierno de Nicolás Maduro la víspera de la pasada Navidad tras permanecer alrededor de dos años y medio encarcelada en el Helicoide, la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia. Una liberación en cierta forma a medias porque a pesar de no encontrarse bajo ningún régimen especial como el arresto domiciliario (casa por cárcel), Andrea carece, por ejemplo, de la posibilidad de desplazarse fuera del país, hasta que se celebre el juicio sobre el caso por el que fue detenida junto a su pareja, Daniel Abreu, también de origen canario, pero con doble nacionalidad lusa en lugar de española.

Un caso que ha sido todo un esperpento por la falta de pruebas con las que se incriminó a esta pareja de jóvenes, a los que se les acusaba de participar en una operación para asesinar a la hija del expresidente de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo, Diosdado Cabello. La apertura del juicio, por uno u otro motivo, se ha ido dilatando en el tiempo, tanto durante el tiempo queestuvo en prisión, como en estos últimos meses en libertad. La última fecha que le han dado es el próximo dos de mayo, pero no resultaría nada extraño que volviera a diferirse en el tiempo, teniendo en cuenta sobre todo cómo ha ido evolucionado este caso.

Pero la vida sigue y tiene que tirar adelante y sortear de alguna este tiempo de espera o “limbo” como en el que reconoce encontrarse mientras se abre el proceso judicial. “Estoy adaptándome y conforme el tiempo va pasando voy aceptando la realidad de todo, de haber pasado por la cárcel y también de haber salido ya de ella”, señala en un intercambio de mensajes mantenido con DIARIO DE AVISOS a través de las redes sociales.
Ahora se encuentra, por tanto, en “un proceso de adaptación, de reorganización de mi vida y de asimilar que estoy fuera, y de sentir la responsabilidad de aceptar la realidad del país”, así como de las personas que han sufrido lo mismo que ella y aún continúan encarceladas.

“Ahí vamos, estamos luchando, adaptándonos, no es fácil, pero no es lo más duro por lo que hemos pasado”, confesó la tinerfeña que recibió el año pasado el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2017 que otorga la Unión Europea. “Es el tiempo de asimilación”, apostilló.

En este salir adelante, Andrea González se encuentra en estos momentos montando una pequeña empresa para hacer pan artesanal. “Estoy luchando para ponerla en funcionamiento, sacando los permisos”, nos cuenta Andrea, que cuando fue detenida estaba estudiando repostería y pastelería.

Sin embargo, no deja de reconocer que “mi vida está un poco detenida hasta que sepamos qué va a pasar con el juicio”. “Estamos como en un limbo, esperando a que algo ocurra pero no termina de pasar, pero ahí vamos”.

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