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‘Pequeños momentos’ contra el aislamiento social

Un programa pionero de acompañamiento a mayores que viven solos en Arona se convierte en una gran cadena solidaria y empieza a desbordar las previsiones del Ayuntamiento y del programa Ansina
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“Te besan y te dicen: ‘gracias, mi niña, por venir y escucharme’; te emocionas y te das cuenta qué poco cuesta darles un ratito de calidad”

A Micaela se le enciende la mirada cuando el salón de su casa, de repente, se llena de vida a media tarde. A sus 79 años, los dolores en sus articulaciones y la maldita depresión que no termina de ahuyentar la mantienen postrada en un sofá frente a la televisión, a la que dirige su mirada durante tardes enteras. Juan comparte el sky del sillón con su esposa, entre múltiples retratos familiares que adornan el comedor y junto a una vieja máquina de coser de pedal, marca Alfa, en su vivienda de Valle San Lorenzo, en las medianías de Arona.

“Cuando ustedes quieran venir, aquí tienen siempre la puerta abierta”, dice esta gomera de Chipude, agradecida por la visita, a un equipo de trabajadoras sociales y técnicas de animación del Ayuntamiento de Arona y del programa Ansina del Cabildo, que acaba de entrar junto a Maruca Marichal, vecina y alma mater del centro de mayores de esta localidad, que desprende carisma y vitalidad por los cuatro costados.

Micaela libra una batalla diaria contra el dolor, el físico y el mental. Ya no siembra flores, ni plancha, ni friega la loza, ni puede limpiar la casa como lo hacía antes. Ahora su vida gira en torno a la tele, “sobre todo, la telenovela de la sobremesa”; la radio, colocada en una mesa camilla, y el teléfono, desde el que habla puntualmente con alguna amiga. “Estuve muy mala, hace dos años no podía ni respirar, me sentía agobiada y cogía nervios, ahora estoy un poco mejor, pero sigo llena de dolores y en lo único que puedo echar una mano es a doblar la ropa cuando mi nuera viene a planchar”, explica a las jóvenes profesionales, que anotan en sus libretas sus observaciones.

Maruca, que es como un río de energía inagotable, como demostró cuando fue elegida este año reina del Carnaval de la Tercera Edad de Arona, entra en la conversación entonces para advertir a Micaela que “cuánto menos se hace, menos se puede”, y la tertulia gira a “lo bonitos que están los geranios y las azucenas” y a las “cuatro gotas” que acaban de mojar la ropa tendida. En ese momento, el aroma a café se extiende por toda la vivienda, lo que hace presagiar que la reunión se prolongará, para alegría de Micaela.

Pequeños momentos, el plan pionero en Tenerife que acaba de poner en marcha el Ayuntamiento de Arona en colaboración con el programa Ansina del Cabildo, intenta localizar a todas las Micaelas que residen en el municipio, mayores que conviven con el drama silencioso del aislamiento social, para ofrecerles compañía, un rato de conversación, un paseo, leer o atender sus demandas afectivas y emocionales. Valle San Lorenzo y Cabo Blanco son los primeros núcleos de población donde este proyecto piloto empieza a dar sus primeros pasos con gran éxito, que comenzó a vislumbrarse el mismo día en que DIARIO DE AVISOS informara el 30 de marzo de la novedosa iniciativa. Al día siguiente, numerosos vecinos ya estaban en el Ayuntamiento para inscribir a algún familiar.

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Micaela (c) y Juan, en su casa de Valle San Lorenzo, junto a Maruca. J.C.M.

El hilo por el que ha empezado a tirar el proyecto se empieza a convertir en una gran cadena solidaria. Son las propias vecinas las que se ofrecen como voluntarias para identificar qué personas viven solas y acompañar a las trabajadoras en sus visitas. El número de atenciones crece con el paso de los días -solo en un mes ya hay casi medio centenar de personas localizadas- pero también el de las voluntarias que quieren aportar su granito de arena para alegrar la vida de quienes no tienen con quien compartir una conversación. Es más, se empiezan a sumar profesionales de sectores como el de las peluquerías para brindar altruistamente sus servicios a las usuarias del proyecto.

“El objetivo es ofrecer no solo actividades en los centros de mayores, sino también un servicio de acompañamiento a aquellas personas que, por las razones que sea, pasan muchos días solas en casa sin que nadie les pregunte cómo están. La gran mayoría tienen necesidad de hablar, de que alguien les coja la mano, escuche sus comentarios y comparta sus recuerdos”, afirma Nizamara Domínguez, responsable del Área de Mayores y del Servicio de Atención Domiciliaria del Ayuntamiento de Arona. Ella es la artífice de que hoy Pequeños momentos sea una realidad después de descubrir en un viaje a Madrid una propuesta similar que se aplica en Salamanca.

“Me da un poco de pena no poder hacer más cuando compruebas cómo agradecen cualquier palabra que les dirijas porque, sencillamente, no tienen con quién hablar. Algunas te besan la mano y te dicen: ‘gracias, mi niña, por venir y escucharme’. En ese momento te emocionas y te das cuenta qué poco cuesta darles un ratito de calidad”.

Cristina Caro, coordinadora del programa Ansina para la zona sur, recuerda que desde hace años se puso en marcha un proyecto similar en Las Mercedes (La Laguna), aunque con un número más reducido de usuarias. “Nos llama mucho la atención que son las mujeres las que demandan mayoritariamente este tipo de servicios. Una vez enviudan optan más por quedarse en casa haciendo las tareas del hogar por las mañanas y viendo la tele por la tarde. Y es ahí cuando pueden aparecer algunas enfermedades o trastornos asociados a la soledad. Los hombres que se quedan viudos, en cambio, son más de salir a dar sus paseos, a sentarse en la plaza o a echarse una partidita en el bar”, explica Caro, que subraya la “enriquecedora experiencia” para cuantos participan en Pequeños momentos, desde quienes reciben atención, a sus familiares, voluntarios, trabajadoras sociales y animadoras socioculturales. “Es un proyecto muy gratificante en todos los sentidos, aunque en un momento determinado nos pueda desbordar ante la fuerte demanda que detectamos”, apostilla.

Eva Mesa, técnica de animación del proyecto, destaca el papel de las voluntarias (la gran mayoría también son mujeres). “Son personas que suelen participar activamente en los centros de mayores y nos van informando de los casos de soledad no voluntaria que van conociendo. A pesar de que al principio les costaba dar el paso, al ver que su compañía era muy bien recibida, se muestran encantadas”.

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El alcalde de Arona, José Julián Mena, en una visita esta semana. DA

Nayra Santana, técnica de animación sociocultural, reconoce que no esperaba que la iniciativa tuviera tanto éxito. “Cuando salió la noticia en DIARIO DE AVISOS llegaron muchos familiares de personas mayores al Ayuntamiento para preguntar qué papeles tenían que traer para apuntarse, y cuando les decíamos que ninguno, les costaba creerlo, se mostraban súper agradecidos”. Esta trabajadora también destaca el bienestar que aporta esta actividad a quienes tienden su mano al Ayuntamiento y Cabildo para ayudar. “Las personas mayores que se ofrecen como voluntarias obtienen un beneficio grandísimo, se sienten útiles, les anima a salir de sus casas y les sube la autoestima”.

Las visitas, además, sirven para detectar posibles situaciones de personas que necesitan apoyo para su higiene personal y en la atención de las propias tareas domésticas, pero también para que conozcan la existencia de servicios de ayuda a domicilio y teleasistencia, entre otros.

El alcalde de Arona, José Julián Mena, que realizó esta semana una visita a una de las usuarias del programa, manifestó que “la calidad humana de una sociedad se mide en cómo trata a sus seres más vulnerables y, muy especialmente, a los mayores”. Por su parte, la concejal de Servicios Sociales, Elena Cabello, destacó que los poderes públicos no pueden mirar hacia otro lado ante una población que envejece y que demanda recursos, mientras que Pura Martín, edil del Área de Mayores, enfatizó el papel de la mujer y su tendencia al aislamiento cuando se ven solas y animó a los mayores a participar de las actividades que se realizan en los centros”.

EN 2030 HABRÁ MÁS DE MEDIO MILLÓN DE MAYORES EN CANARIAS

Según las cifras oficiales, actualmente residen en Arona 13.320 personas con una edad superior a los 65 años, lo que supone casi el 14% de los 95.000 habitantes censados en el municipio. El proceso de envejecimiento se ha acelerado en Canarias. Las previsiones del Gobierno regional apuntan a que en el año 2030 la cifra de mayores superará el medio millón.

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