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Abierta la veda en Tenerife de la foto electoral

A un año para las elecciones autonómicas, insulares, locales y europeas, nos preparamos para ver una cascada de imágenes singulares con el objetivo de cautivar al votante
Carmen Luisa Castro igual que vende un proyecto turístico en los barrancos que empicha una calle / DA

Queda menos de un año para que se celebren las elecciones autonómicas, insulares y locales, previstas para el 26 de mayo, a las que se sumarán también las Europeas e incluso no descartable que también coincidan con un adelanto electoral de las Generales. Vamos, como para que te toque estar en una mesa electoral ese día.

No es que nuestros políticos se hayan cortado un ápice durante este mandato en aparecer en los medios vendiendo con la fotito de rigor sus quehaceres en las distintas administraciones, pero sí eso ha sido así a lo largo de los últimos tres años, nos preparamos para vivir una cascada de imágenes de presidentes y consejeros, de alcaldes y concejales inaugurando cualquier cosa por poco insignificante que sea, sin olvidar la presencia en romerías, en fiestas de mayores, en parques infantiles, en acontecimientos deportivos, en busca de la foto-campaña más rentable, que ya se encargarán ellos mismos, o sus ‘negros’ de las redes sociales en poner en circulación.

Veremos como de pronto, aquella calle olvidada tendrá acera y asfalto, como en aquella playa de callaos aparecerá la arena, como se hará la luz donde antes había tiniebla, como el agua llegará a donde no había llegado antes o como los contenedores estarán limpios. Todo sea por renovar la confianza del ciudadano a golpe de una oportuna foto que cautive al votante.

Todos tratarán de hacer en un año aquello que no han sido capaces de hacer en tres, intentando, ahora que no está Montoro y sí Montero, poder utilizar los remanentes positivos con los que cuentan casi todos los ayuntamientos. Pero será también un año prelectoral diferente, porque muchas de esas inversiones municipales están comprometidas en la mejora de la red de abastecimiento, del saneamiento y de las pluviales, como se recoge en el plan de Cooperación Municipal del Cabildo de Tenerife. Se tendrán que olvidar los políticos de aquello de que “todo lo que no se ve no da votos”, porque la crisis de la microalgas, aunque nada tuviera que ver con los vertidos de aguas residuales al mar, han levantado la conciencia de los tinerfeños. El medio ambiente, ahora, es una prioridad, como lo son las energías renovables, esas de las que llevamos años hablando y no terminan de llegar, mientras apuestan por la transición del gas.

Verónica Jorge bañándose en el Puertito de Güímar

Serán las que vienen, si el rumbo, ahora con los socialistas en el Gobierno del Estado no se tuerce, las primeras elecciones municipales poscrisis, y habrá que acostumbrarse, por tanto, a que las promesas electorales sean aún más atrevidas de los que vivimos en mayo de 2015.

Mensajes que algunos casos serán repetivos, porque todos volverán a apostar por políticas sociales, por la participación ciudadana, por inversiones sostenibles, por rebaja del rodaje y del IBI, mensajes que al final se quedan casi siempre en eso, en simples mensajes que no llegan a su destino, sin que el remitente se ruborice de ello.

Promesas y mensajes que serán renovados porque, entre otros motivos no fueron cumplidos a lo largo del presente mandato. Así podemos quedarnos, a nivel insular, con el retraso nuevamente del interminable circuito del motor de Granadilla, los proyectos de ampliación de la TF-1 o la rotonda de Oroteanda-Las Chafiras y la puesta en marcha de la entidad de conservación del Polígono Industrial Valle de Güímar, en que pese a los acuerdos del Cabildo con los tres ayuntamientos (Candelaria, Güímar y Arafo) sigue sin activarse, con el riesgo de que los vertidos ilegales al mar pueden cerrarlo.

También resulta curioso que días antes de las eleccciones de mayo de 2015 se anunciara a bombo y platillo la construcción den 16 meses de la piscina cubierta de Candelaria. Hoy, una sentencia ha anulado la concesión a la empresa ganadora y habrá que empezar de nuevo, a pesar de que todavía sigue el cartel con el proyecto anulado.

En Güímar, la alcaldesa Luisa Castro (PP) insistirá en sus proyectos turísticos, pese a la sentencia del caso Áridos, y en buscar inversores extranjeros, porque electoralmente le va bien, aunque suene a cuento chino.

Y en Arona, Mena mezclará el asfalto con la fanfarria para renovar el mandato, mientras que Martín y Fraga, en Guía e Isora y Adeje, tratarán de afianzar sus bastones de mando, con más hoteles de cinco estrellas, esos que mantienen a sus municipios con el menor paro de Canarias. Todo ello bien merece una foto.

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