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Doña Blanca inicia una nueva vida en la Isla a los 87 años

La anciana tinerfeña, cuyo abandono en Madrid desveló el DIARIO, ya está de vuelta en Tenerife junto a su hijo, en el Hogar Santa Rita
Pepe, el hijo de doña Blanca, desconocía que su madre llegaba ayer. Sergio Méndez
Doña Blanca y su hijo Pepe, en el Hogar Santa Rita del Puerto de la Cruz, donde desde ayer comparten su vida, después de tres años sin verse. Sergio Méndez
Doña Blanca y su hijo Pepe, en el Hogar Santa Rita del Puerto de la Cruz, donde desde ayer comparten su vida, después de tres años sin verse. Sergio Méndez

Por Natalia Torres y G. Gulesserian

Hace ya semanas que esperaba este momento, aunque en realidad son años los que Blanca Calderón lleva en Madrid, anhelando volver a casa. Ayer su deseo se hizo realidad y un avión la trajo de vuelta a Tenerife, donde personal del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife la esperaba para llevarla a su nuevo hogar, la residencia Hogar Santa Rita, en el Puerto de la Cruz. Doña Blanca se fue a Madrid hace ocho años de la mano de una hija que le prometió cuidar mejor de ella. La cruda realidad es que hace ya casi tres años que su hija desapareció del mapa y la dejó abandonada en una residencia pública de la capital del Estado. DIARIO DE AVISOS se hizo eco de la situación de la anciana, de 87 años, en enero. En ese momento el IASS del Cabildo conoció su caso y empezó a trabajar para traerla.

Ayer doña Blanca salió del avión con una sonrisa, de la que fue testigo DIARIO DE AVISOS. Acompañada del personal de atención a la discapacidad de AENA, aseguró sentirse feliz en su tierra. Lo primero que hizo fue preguntar por su hijo, por José Martín, Pepe, como lo conocen todos. “¿De verdad que está bien?”, preguntaba insistentemente y casi al borde de las lágrimas. “Mi niño querido, lo mal que lo ha pasado…”, insistía. Son ocho años sin ver a su hijo. Blanca admitió que lleva semanas de nervios. “Fuerte jaleo”, dijo en referencia a todo el papeleo que ha tenido que mover para volver a Tenerife.

Mientras avanzaba hacia la salida del aeropuerto recuperó la sonrisa nada más ver el cielo y el sol reinante. “Por fin estoy en casa. A Madrid no vuelvo ni amarrada”, dijo ya entre risas. La anciana salió al encuentro de su hijo Pepe. “Gracias a Dios estamos los dos en el Puerto. Más no podía pedir, le doy gracias al Señor por esto”. Doña Blanca accedió al coche que la esperaba con cierta dificultad. “Me pincharon hace unos días en la rodilla y aún me duele. Aquí espero mejorar de todo”, señaló antes de ponerse el cinturón y encaminarse al Puerto de la Cruz.

La anciana llegó ayer, desde Madrid, a Los Rodeos, donde la esperaba personal del IASS. S. M.
La anciana llegó ayer, desde Madrid, a Los Rodeos, donde la esperaba personal del IASS. S. M.

A las 16.30 horas, el coche del IASS que trasladó a la anciana llegaba al Hogar Santa Rita. También DIARIO DE AVISOS presenció su llegada a su nuevo hogar. Ayudada por enfermeros y auxiliares, llegó al centro en silla de ruedas, donde fue recibida por la supervisora de turno. Durante los 15 minutos que pasaron hasta que se encontró con su hijo Pepe Martín, no paró de hablar y de saludar a todas las personas que se le acercaban, como si las conociera de siempre. Y con una lucidez envidiable les contaba sobre los años que vivió en Madrid.

Doña Blanca salió al exterior del Hogar Santa Rita a hacerse una foto con la supervisora y fue allí cuando vio a su hijo. Pepe no sabía que su madre ya había vuelto a la Isla, aunque mientras la abrazaba repitió en varias ocasiones que “se lo imaginaba”. “¿No sabías que venía hoy”?, le espetó Blanca sorprendida. “Sabía que volvías a Tenerife porque estoy informado por la prensa, pero no el día exacto”, le contestó Pepe, animado y con aspecto muy cambiado, sin barba. “Algo intuía”, repitió varias veces, pero aclaró que no lleva encima el móvil, sino que lo tiene en el armario y a veces ni siquiera lo enciende.

Blanca y su hijo se abrazaron varias veces ante la mirada atenta de quienes estaban a su alrededor. Muchos de ellos ni siquiera conocían la historia de esta mujer. La anciana no dudó en responder cuando la supervisora le preguntó si estaba contenta de estar en Tenerife: “Sí, mucho”, declaró.

Cuando le tocó el turno a Pepe, lo hizo con la misma euforia. “Me estoy adaptando al centro poco a poco; estoy bien. De momento estoy esperando que me arreglen todos los papeles porque estoy capacitado para trabajar”, dijo. Pepe tiene una discapacidad del 65%, tanto física como psíquica y, después de ser desahuciado del piso en el que vivía en Santa Cruz, el Instituto Municipal de Atención Social (IMAS) de la capital le gestionó esta plaza en el Hogar Santa Rita, donde Pepe ha normalizado su vida y sus hábitos.

Blanca no puso obstáculos para sacarse fotos para el DIARIO. Por el contrario, posó encantada. “Una foto para el periódico”, decía, al tiempo que bromeaba: “Acá es donde más gente nos va a conocer”. Pepe confesó que “no le gustaba el protagonismo”, pese a que fue DIARIO DE AVISOS el que desveló su caso y el de su madre, doña Blanca, quien a partir de hoy comienza una nueva vida, a los 87 años, y junto a su hijo.

 

Pepe, el hijo de doña Blanca, desconocía que su madre llegaba ayer. Sergio Méndez
Pepe, el hijo de doña Blanca, desconocía que su madre llegaba ayer. Sergio Méndez

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