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El destino del Telescopio de Treinta Metros entra en una fase decisiva

La Corte Suprema de Hawái decidirá, después de escuchar a los promotores y detractores del proyecto, si autoriza la instalación de esta infraestructura científica en Mauna Kea
Imagen que recrea el TMT una vez construido. | DA

Será cuestión de días o semanas lo que tarde en despejarse con más claridad el futuro del Telescopio de Treinta Metros (TMT). El tiempo que tarde la Corte Suprema de Hawái en deliberar si concede o no la licencia que revocó hace más de dos años y medio, después de que a finales de la semana pasada escuchara a los partidarios y detractores a la instalación de este instrumento científico en el volcán Mauna Kea.

Por lo tanto, nos encontramos en unas fechas decisivas para conocer con certeza las posibilidades que tiene la isla de La Palma como única alternativa para albergar este gigante de la ciencia en el Observatorio del Roque de Los Muchachos, cuyos promotores mantienen a Hawái como primera opción y están a la espera de que se despeje el conflicto judicial para adoptar una decisión definitiva.

Un escenario que cuadra con la urgencia que imprimía el director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, para que la licencia en la isla de La Palma tendría que estar lista el próximo mes de julio para que el Observatorio del Roque de Los Muchachos pudiera seguir teniendo opciones para acoger esta instalación científica, tal y como manifestó en una entrevista reciente con DIARIO DE AVISOS.

El Gobierno de Canarias está tramitando el informe de impacto ambiental, tras la firma de un convenio con el Ayuntamiento de Puntagorda, que será la institución que finalmente tendría que dar la autorización para su implantación en el Observatorio, que por primera vez, además, saldría de los límites geográficos de la localidad de Garafía. Tanto el alcalde como la consejera de Política Territorial manifestaron recientemente a este periódico su convencimiento de que podrá estar lista la autorización en julio.

En La Palma, el proyecto ha encontrado desde las distintas administraciones implicadas el respaldo para su ejecución, si bien el tiempo ahora se ha convertido en un factor clave para llegar con opciones al final de esta partida, que no se prolongará ya más allá de este año, tal y como han dejado claro sus promotores.

La seguridad jurídica es un factor determinante para las opciones de La Palma desde que la presión de colectivos aborígenes de Hawái entablaron una batalla contra la presencia de esta instalación científica en la montaña Mauna Kea, por considerarla sagrada, que terminó con la revocación de la licencia a finales de 2015. Las obras debieron comenzar en 2014 y hasta ahora el proyecto sigue en el aire.

A pesar de que la Corte Suprema fallara a favor de otorgarle la licencia en Hawái, no supondría necesariamente que La Palma hubiera perdido todas las opciones, dadas las condiciones que se han ido poniendo para que se pueda construir en Mauna Kea y su complejidad, tal y como indican fuentes del Instituto de Astrofísica de Canarias. Lo cierto es que el reloj corre y el proyecto, después de varios años de espera, tiene que empezar a materializar la inversión.

Para la isla de La Palma supondría un importante impulso, si se tiene en cuenta que esta iniciativa prevé desarrollos tecnológicos por valor de 1.267 millones de euros y una inversión anual de más de 25 millones en gastos de personal y en contratos de diversos suministros. La previsión de generación de empleo directo es de unas 120 personas personas, entre personal científico, técnico y administrativo.

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