Alrededor de unas 200 personas de Tenerife, la mayoría de ellas menores de edad que viajaron a La Palma a una competición regional de gimnasia rítmica que se celebró el domingo, no pudieron regresar a su isla debido a las dificultades de operatividad que se registraba en el Aeropuerto del Norte, que obligó a cancelar cerca de una treintena de vuelos.
Los pasajeros que se quedaron en tierra fueron alojados una parte de ellos en algunos establecimientos hoteleros y los otros pasaron la noche del domingo en el acuartelamiento de El Fuerte, que fue nuevamente utilizado para dar cobijo a las personas que se quedan sin poder volar por unas u otras circunstancias.
El lógico caos que se genera en estas situaciones, no provocó afortunadamente momentos de tensión entre las personas afectadas por las cancelaciones, que llevaron con resignación las 24 horas de espera que tuvieron que hacer para regresar a última hora de ayer a Tenerife, a pesar de los lógicos inconvenientes que se producen en estas circunstancias.
Sobre las diez de la mañana regresaron de los lugares donde pernoctaron a la terminal del Aeropuerto. Allí, después de desayunar con unos bonos que le dieron las compañías aéreas, los pequeños convirtieron los largos pasillos de las instalaciones de Mazo en una gran pista de juego para sobrellevar el día.
El acuartelamiento volvió a salir al rescate de estas situaciones comprometidas que vive el Aeropuerto de La Palma y ofreció un techo y una cama donde pasar la noche y unos baños en los que poder asearse a aproximadamente un centenar de personas.
Algunos de los padres se quejaron de la tardanza la noche del domingo en ofrecerles un alojamiento alternativo. En este caso, hasta pasada las doce de la noche hubo al menos dos de los equipos de gimnasia rítmica que no tuvieron una alternativa para pernoctar. Hora en la que, además, le dieron algo para cenar.
Toda una odisea la que han tenido que vivir los pequeños, sus padres y los entrenadores en la isla de La Palma debido a la niebla que se concentró en el Aeropuerto del Norte de Tenerife y la imposibilidad de desviar el tráfico hacia el Sur.
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