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“Tenemos que abrir TEA y hacer que los ciudadanos participen de todo el conocimiento”

Gilberto González (La Laguna, 1975) fue elegido el pasado lunes 4 de junio nuevo director artístico de TEA Tenerife Espacio de las Artes
Gilberto González. | SERGIO MÉNDEZ

Gilberto González (La Laguna, 1975) fue elegido el pasado lunes 4 de junio nuevo director artístico de TEA Tenerife Espacio de las Artes. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna, fue becado para realizar estudios avanzados de Museología en el Smithsonian America Art Museum en Washington, ha sido conservador del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y coordinador general de la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias. El amplio currículo y experiencia aseguran un cambio generacional que venía haciendo falta en un centro como TEA.

-¿Qué le impulsó a presentarse para optar a la plaza de director artístico de TEA?

“Tuve mis dudas, que supongo es lo que debe decir todo el mundo, pero había una serie de procesos de trabajo que había iniciado hacía cinco años, cuando empecé a trabajar con amigos y compañeros en la Oficina para la Acción Urbana, y me parecía que se podían incorporar al centro. Podían hacer al TEA un centro mucho más horizontal. Dudé pero al final lo hice porque realmente sentía que era, si no mi momento, sí el momento generacional para hacerlo. Tenía la energía y las ganas, y además un montón de procesos que me apetecía ensayar aquí y además de forma colectiva con personas con las que llevo tiempo trabajando y que me gustaría que se incorporen porque a su vez incorporan a otras personas”.

-Como una sinergia…

“Exacto. A mi siempre me ha gustado el trabajo colectivo porque me parece la única forma de que las cosas funcionen. Y realmente estamos en un mundo en el que el concepto de autoría está ya tan devaluado… Es decir, ¿quién es el autor de qué? A mi me parece que todo se nutre de conversaciones. Un think tank (laboratorio de ideas, en inglés), esta idea de ir compartiendo todo el rato pensamientos, y eso me apetecía”.

-Desde el 2011, TEA estaba huérfano de director artístico. ¿Cuál es la diferencia entre tener y no tener?

“Yo te voy a ser muy sincero. ¿Realmente hace falta un director artístico? Quiero decir, ¿hace falta alguien que coordine procesos que están ocurriendo? A mí el concepto de dirección me parece que está un poquito trasnochado, esa figura como del rey que viene a imponer una forma de trabajar. Si te fijas, sobre todo los tres últimos años de TEA, se han empezado a producir un montón de procesos abiertos sin dirección. Los técnicos de la casa han sido capaces de llevarlos adelante. Lo que yo quiero al incorporarme es ensayar una nueva forma de dirigir el centro que sea más coordinar, no dirigir. Vamos a crear procesos abiertos de investigación donde la gente sepa cómo relacionarse con TEA. Tal vez era importante establecer ese marco de investigación. Esto era lo prioritario, más que una persona dirigiendo”.

– ¿Cuál es el papel de un director artístico en un centro público como TEA?

“Como yo lo entiendo, es simplemente establecer unos procesos de trabajo y de investigación. Hay áreas que a nosotros nos interesan, o a mí me interesan, y que creo que son fundamentales para el centro. El primero es el turismo como fenómeno social, en el sentido de que nosotros como sociedad ya nos definimos a veces como turistas, es una novedad de nuestra generación, y en esta isla eso cobra una doble vertiente porque somos turistas y receptores de turismo. La segunda, estudiar procesos colectivos, cómo se manifiestan en el arte y a veces solo somos capaces de explicarlos a través de una individualidad. El tercero, abrir un espacio de estudios de coloniales, que ya son habituales en la Universidad de La Laguna y en otros centros, y empezar a compartir una serie de bibliografía. Y por último, que para mí es fundamental, crear un centro de documentación que aglutine toda la información que hay en TEA y hacer una interfaz para que la ciudadanía tenga acceso”.

Gilberto González. | SERGIO MÉNDEZ

-Comentaba cuando fue elegido que quería que TEA fuera un espacio de ocio. Que los ciudadanos lo vieran de esa manera. ¿Nota que falta esa conexión con la ciudadanía?

“Siempre falta conexión con la ciudadanía por muy bien que lo hagamos. Nosotros somos un espacio público y nos debemos a la gente. Yo creo que pasa una cosa genial en TEA y es que mucha gente lo usa como una suerte de plaza, que pasa tiempo aquí. La pregunta es: ¿cómo vamos a lograr que entren en las salas de exposición? Que los ciudadanos entiendan que las salas son suyas también. Por ejemplo, una de las cosas que más reconoce la gente es el Mini TEA porque tiene un carácter informal. Pues no es justo que solo los niños puedan disfrutar de la informalidad del centro. Tenemos que abrir esa informalidad, esa fluidez a todos los espacios. Siempre habrá cuestiones a tener en cuenta como la conservación de las obras y demás, pero que toda la ciudadanía entienda que no solo los niños tienen derecho a disfrutar de ese modo del centro y que esto es un espacio de conocimiento, más que cualquier otra cosa. Tenemos que hacer que la gente participe de ese conocimiento”.

-¿Cuáles son sus proyectos a corto plazo?

“El centro ya tiene la programación cerrada hasta 2019, cosa que a mí me parece una ventaja. Me permite colaborar en ese programa, lo asumo como parte de mí trabajo y creo que los técnicos hasta ahora han hecho una gran labor. Yo simplemente voy a sumarme y aportar en la medida que ellos me dejen y yo pueda. Pero para mí lo más importante es crear el centro de documentación y que este permita también acceder a todo nuestro fondo de fotografía, que me parece fundamental. La idea es intentar fusionar esa biblioteca de arte con un centro de documentación y que se vuelque en la web. También queremos crear un programa que se llama Onda Corta, que es de experimentación y autoedición para ayudar a la ciudadanía a que se puedan autoeditar sus propias publicaciones, y para ello vamos a crear un espacio de acompañamiento. Me gusta la idea de que TEA acompañe a la ciudadanía. También un espacio de discusión de qué debería ser realmente el centro y crear un espacio de diseño expositivo, donde podamos discutir. Porque realizar una exposición es mucho más que diseñar, es un proceso intelectual. Abrir unos grupos de trabajo con técnicos del TEA pero también con personas de otros campos, desde la arquitectura hasta la arqueología, para discutir cómo diseñamos las exposiciones y cómo estamos trabajando el espacio expositivo. Que nos permita repensar un poco el propio TEA como espacio, como museo, como centro cultural”.

-¿Qué le falta a TEA?

“Tenemos que lograr que se nos entienda mejor. Ser más claros en lo que estamos haciendo y más abiertos. Y tenemos que generar mayor flujo, que el edificio sea líquido, que la gente se mueva de un lado a otro con la absoluta tranquilidad de que esto es de ellos, que pertenecen a este espacio. Me gustaría trabajar con la colección y repensar qué tenemos. ¿Sabes la película de Buñuel El ángel exterminador? Hay un momento en el que invitan a una serie de burgueses a una cena y después, no se sabe por qué, no pueden salir de allí. Es muy surrealista. Pues a veces pasa esto, que hay una cierta densidad en el aire que a veces te impide llegar a los sitios, y de lo que se trata es de abrirlo todo, que entre el aire y repensarlo todo. Una de las cosas que me gustaría hacer con las colecciones es repensar qué colección tenemos en su totalidad y de qué está hablando esa colección. Y si nos interesa algo nuevo o no nos interesa comprar nada más. Por ejemplo, ahora muchos museos se están enfrentando a la década de los 90. TEA también lo tiene que hacer. Tenemos muchas cosas de esa época”.

-¿Qué importancia tiene para TEA la reciente adquisición de la colección Westerdahl?

“Mira, yo creo que hay dos personas fundamentales para estudiar la historiografía de Canarias desde los 30 hasta los 70, que son Eduardo Westerdahl y Domingo Pérez Minik. Ambos explican una serie de tensiones que se dan en las islas: la necesidad que tenemos de que alguien nos descubra, que en muchos aspectos nos ha hecho tanto daño, y la necesidad de salir. Y el fondo Westerdahl te habla de todo eso. Poder acceder a esas cartas, a esa documentación,… No es realmente para explicar tanto a Westerdahl como explicarnos a nosotros como sociedad. Se expande más allá del campo del arte para explicar lo que es nuestra base cultural. En ese sentido me parece fundamental y yo espero poner todo esto al servicio público lo antes posible”.

-¿Tiene alguna idea para que TEA salga al exterior?

“La única posibilidad de internacionalizarnos es hablar de nosotros como entidad local. Es fundamental establecer puentes con lo local e incorporar todo lo que está sucediendo fuera del centro al TEA, pero no en el sentido de colonizarlo, sino que seamos una plataforma de acompañamiento para todos ellos. En la medida de que hagamos todo eso, lograremos tener realmente algún tipo de relación internacional que nos resulte fructífera. Está bien que nos vean, pero también está bien que nos vengan a ver. Hay mucha gente que lleva trabajando un montón de años con y sin acompañamiento de fuera. Y eso es lo interesante, por ejemplo, del fondo Westerdahl, de Pérez Minik, de toda esa gente que hizo un autoexilio y vivió aquí y siguió produciendo y les daba igual que los vieran o que no los vieran”.

Gilberto González. | SERGIO MÉNDEZ

-En abril de 2019 será el centenario de César Manrique. ¿Piensa hacer algo especial?

“César Manrique tiene esa categoría de personaje a investigar, igual que ocurre con Óscar Domínguez. Porque es hipercontemporáneo, no parece una persona de su época porque se construye un personaje. A nosotros nos gustaría mucho canalizar esa construcción del personaje y en qué medida la construyó él y en qué medida la construimos nosotros. Quién es Cesar Manrique realmente. Porque César tiene un uso de la fotografía fascinante, donde quiera que fuera se fotografiaba. Poder hablar del carácter poliédrico de César Manrique es una de las cuestiones que me gustaría abordar en el centro. No sé si llegaremos para el centenario”.

-¿Que tal el estado de salud de Óscar Domínguez?

“Óscar Domínguez siempre va a tener cabida aquí porque es un pretexto para nosotros de hablar de muchas cosas, como tinerfeños y canarios, que son desde el cosmopolitismo, el cosmopolitismo provinciano que es esa idea del que está fuera que viene a enseñarnos y somos incapaces de ver lo que tenemos, y luego también un montón de técnicas que él trabajaba que son enormemente interesantes. Me parece que es una figura reúne una serie de paradojas interesantísimas”.

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