cultura

Un paseo por los cines de barrio de Santa Cruz

Julián Hernández colecciona desde hace cinco años imágenes de las antiguas salas y ahora lo ha plasmado, desde la nostalgia, en el libro 'Los olvidados cines de Tenerife'
Julián Hernández. | SERGIO MÉNDEZ

El guion de esta película comenzó a escribirse en 2013 empujado por la nostalgia por el Cine Fraga y al estar atravesando una mala racha. En paro y buscando trabajo, Julián Hernández necesitaba una vía de escape y se volcó en su propia investigación, que se tradujo en la creación de la página de Facebook Los olvidados cines de Tenerife y ahora, tras cinco años, se estrena en un libro con el mismo título, publicado por Ediciones Idea.

Los recuerdos de esas tardes de cine con amigos fueron los que empujaron a Julián a indagar qué había sido del cine de su barrio, Las Moraditas. “Llegó a mis manos un libro de Álvaro Ruiz, El templo oscuro, y busqué con curiosidad alguna foto del Fraga. Fue un amigo coleccionista quien me enseñó una de los años 90, antes de que lo derrumbaran”. Con ese gusanillo, como una versión metropolitana de Indiana Jones, Julián se aventuró a visitar los archivos de Santa Cruz, a rebuscar en el TEA Tenerife Espacio de las Artes, en la Universidad de La Laguna, en la Filmoteca, “buscando planos, fotos de las fachadas, recortes de periódicos con las carteleras, y lo que conseguía lo iba publicando en Facebook”. “De repente, empecé a tener muchos seguidores que me comentaban sus vivencias, me pasaban fotos propias”, cuenta con emoción. Y es que la nostalgia, ese dolorcito alegre en el corazón, recordando las tardes de domingo en el cine, movilizó a sus seguidores. “Con la página de Facebook al final he conseguido crear una base de datos para los nostálgicos y para los estudiantes”, apunta.

Aunque Julián indaga sobre los cines de todo Tenerife, el libro se centra en la zona metropolitana. Y lo que ha podido averiguar demuestra, cuanto menos, la verdadera devoción que tenían los chicharreros del siglo pasado por el séptimo arte. Hubo una época en Santa Cruz de Tenerife en la que llegaron a coexistir hasta 22 salas de cine. Prácticamente cada barrio tenía su pantalla particular donde mayores y niños (dependiendo de la película, claro) compartían sueños y magia a través de los fotogramas. El Princesa, el Delta, el Fraga, el Cine Tenerife, que después se convirtió en el Yaiza Borges, el Cine Toscal, el Numancia, el San Martín, las grandes salas como la Baudet, el Rex, el Cine Victoria, el Cine La Paz, justo frente al Víctor, donde ahora mismo está el salón recreativo.

“El primer cine como tal, como sala acondicionada, fue el Parque Recreativo, en la Plaza del Patriotismo, y se inauguró en 1912. Ahí precisamente se estrenó en 1926 Ben-Hur (Fred Niblo, 1925). Después Ramón Baudet construyó el Cine La Paz en 1928 y ese mismo año el empresario Luis Zamorano abrió el Cinema Victoria. Pude entrar en este último y fue alucinante. Fue la segunda sala de exhibición cinematográfica y es la única que queda en pie, y el simple hecho de estar allí dentro, en una sala tan antigua, de imaginarme cómo era ver una película ahí dentro”, relata, emocionado. Julián salta de una época a otra mientras nos da pinceladas de ese Santa Cruz de película. Por ejemplo, cuenta que la primera sala de cine X de Tenerife fue el Cine Toscal; en el Royal Victoria, ubicado en la calle de La Rosa, donde no dejaban entrar a quien no fuera bien vestido; la sala Baudet, a su juicio es “la obra cumbre del empresario”. “Es Bien de Interés Cultural y se está cayendo a pedazos. Los políticos tendrían que hacer algo”, remarca. Destaca también el Cine Víctor, la gran sala de los años 50 y actualmente “el único cine capitalino que queda”. “Ahora todo está concentrado en los centros comerciales”, dice con tristeza. “Yo me quedo con cómo se vivía el cine antes. Ir a ver una película era un acto social. Los chicharreros se recorrían la ciudad para ir y eso le daba vida a Santa Cruz, el timbre de los intermedios de las películas… ya no se vive el cine como antes”.

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