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El Tigre que derrotó al gran león inglés

Santa Cruz vive una segunda jornada de conmemoración de los 221 años de la Gesta del 25 de Julio con miles de espectadores
La segunda jornada de la conmemoración de la Gesta culminó con las batallas que se iniciaron al caer la noche, primero en el barranco de Santos y después en La Noria. T. G.
La segunda jornada de la conmemoración de la Gesta culminó con las batallas que se iniciaron al caer la noche, primero en el barranco de Santos y después en La Noria. T. G.
La segunda jornada de la conmemoración de la Gesta culminó con las batallas que se iniciaron al caer la noche, primero en el barranco de Santos y después en La Noria. T. G.

El 24 de julio de 1797, el teniente de las Milicias de Artillería Francisco Grandi Giraud observó que al pie de la batería de Santo Domingo había una fracción de la playa de La Alameda que no podía ser batida por ninguno de los cañones del castillo, lo que podría ser muy peligroso si los ingleses desembarcasen en aquel lugar. Expuso el problema a sus superiores, que lo autorizaron a abrir una tronera provisional en dirección a la playa. Una vez abierta la tronera por el personal a sus órdenes, emplazó allí al cañón El Tigre, cargado con saquetes de metralla (de los que había de dotación). Así lo detallaba Lorenzo Hernández-Abad González en un artículo publicado en DIARIO DE AVISOS a propósito de la conmemoración de la Gesta, hablando entonces del que este año, en el 221 aniversario de la épica batalla, es protagonista, el cañón El Tigre.

Esa madrugada del día 25 de julio, la primera de las lanchas de desembarco, donde iba el contralmirante Nelson, varó en aquella zona de la playa. El primer disparo de El Tigre hirió gravemente a Nelson, mató a varios de los tripulantes e hirió también a muchos más. Antes, los ingleses habían intentado entrar en Santa Cruz a través del litoral de Valleseco, donde las mujeres de los pescadores fueron las primeras en dar la alarma sobre el ataque. El viernes, las milicias lograron frenarlos en el barranco de Valleseco, para derrotar anoche definitivamente a los ingleses, una vez más.

Antes de que llegara el momento en el que las tropas comandadas por el herido almirante Nelson claudicaran, Santa Cruz vivió una jornada en la que se trasladó al siglo XVIII, con multitud de actividades que permitieron a propios y extraños descubrir cómo se vivía en aquellos años en los que la capital aún era un pueblo de pescadores.

A la doce del mediodía se produjo el alzado de las banderas en la plaza Isla de La Madera y se disparó la primera salva de cañón del día, que se repetiría en cada hora en punto. La Banda de Música Asociación Cultural y Recreativa Unión Musical Aída, de San Andrés, se encargó de amenizar estos primeros minutos de vuelta al siglo XVIII. Las actividades se retomaron a las cuatro de la tarde, después de un descanso de dos hora.

La tranquilidad de la tarde, como ocurriera en aquel 1797, se vio interrumpida a las ocho y media cuando se dio la alarma de que los ingleses habían desembarcado. El aviso movilizó a las milicias y también a los civiles, que, prestos, organizaron la defensa trasladándose a la zona del Barranco de Santos. Allí, los ingleses aparecieron por debajo del puente de lo que hoy es el Museo de la Naturaleza y el Hombre. Los defensores tomaron posiciones frente a los británicos y dio comienzo el enfrentamiento. Cientos de personas se agolparon en los laterales del barranco para contemplar los primeros disparos de una batalla que continuó por el callejón del Miedo, y atravesó la calle de La Noria hasta la Calzada de Santo Domingo, llegando a la plaza Isla de La Madera. Igual que hace 221 años, los ingleses se refugiaron en el Convento de Santo Domingo (hoy Sala de Arte La Recova) hasta que se produjo su rendición.

El último acto de la jornada fue la formación de todos los participantes frente a los derrotados ingleses, que recibieron el aplauso unánime de todo el público que se reunió en los alrededores del Teatro Guimerá.

Este apartado de la conmemoración de la Gesta del 25 de Julio concluirá hoy, a las 12.00 horas, con la representación de la firma de la capitulación inglesa y el reembarque de las tropas, en la plaza de la Isla de La Madera, más concretamente en el interior de la Sala de Arte La Recova, en la que, hasta el próximo día 29 se podrá visitar la muestra Santa Cruz de Tenerife, de lugar y puerto a ciudad. Nelson’s limit on/Gutiérrez-Nelson. Esta exposición, que se inauguró el pasado mes de abril y que ha tenido un gran número de visitantes, ha prolongado su apertura para hacerla coincidir con la conmemoración de la Gesta del 25 de Julio. Pero no solo de recreaciones vive el hombre, y también anoche tuvo lugar la celebración de un concierto extraordinario de la Banda Sinfónica de Tenerife, precisamente en el Teatro Guimerá, en cuyos alrededores se desarrolló la batalla final.

El programa de esta actividad, organizada por la Tertulia Amigos del 25 de Julio, incluyó el estreno de la suite para banda titulada Alma Canaria, de Vicente Esteban Fariña, compuesta expresamente para este concierto, como regalo del autor a sus promotores. Además, se interpretaron otras cinco piezas: Con tu manta, fantasía canaria, de José Manuel Encinoso; Sureña, poema sinfónico para banda, de Francisco González; De isla en isla, popurrí sobre aires populares, de Arístides Pérez; Aires Canarios, de Santiago Reig, y Tinerfe, de José Crosa.

Inauguración

El día 25 se procederá a la celebración oficial de aquella gesta con la eucaristía en la iglesia de La Concepción y la solemne procesión del Apóstol Santiago, patrón de la ciudad.

A su término se colocará la tradicional ofrenda floral en la tumba del General Gutiérrez. Pero ese día también es el elegido por el Ayuntamiento capitalino para reabrir la plaza de los Patos, cuyo nombre oficial es plaza del 25 de Julio y que, tras un intenso proceso de rehabilitación, se abre de nuevo.

Las medidas que hicieron de El Tigre un cañón campeón

En 1768, reinando Carlos III, el maestro fundidor Juan Solano fundió el cañón El Tigre en la Real Maestranza de Artillería de Sevilla. El Tigre es un cañón de bronce de los de a 16 (tiraba pelotas de hierro que pesaban 16 libras, lo que en términos actuales se puede traducir a un calibre de 133 milímetros). Su alcance máximo, tirando por elevación y con bala rasa, era de 2.200 toesas (3.900 metros), pero con muy poca precisión. Su empleo normal era el tiro con puntería directa, de punto en blanco, con un alcance eficaz de 300 toesas (700 metros). Aquella noche del 25 de julio se cargó con saquetes de metralla, tal y como señaló Lorenzo Hernández-Abad.

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