Carlos Díez de la Lastra está convencido de que Canarias puede seguir creciendo en número de turistas, pero lo tiene que hacer en turismo de calidad y no tanto en perfiles bajos y para ello, el Archipiélago tiene que mejorar sus infraestructuras, como por ejemplo, el aeropuerto Reina Sofía, y en formación.
-¿Podemos seguir creciendo a ritmos de 16 millones de turistas al año?
“Canarias es una locomotora y seguirá creciendo en los próximos años. Es verdad que este año destinos como Egipto, Turquía o Túnez se están recuperando y esto hará que el número de visitantes descienda un poco, pero nos están quitando menos de los que habíamos ganado. También tenga en cuenta que el turista de más alto valor, al que deben aspirar las Islas, es un cliente que no viaja en temporadas”.
-¿Entonces debemos tender hacia la calidad y no tanto a la cantidad?
“Claro, sobre todo hacia un turista que gaste más y que quiera más servicios. El turista que viene con paquete cerrado, que apenas consume en destino, es el turista que más fácilmente es atraído por otros destinos alternativos. No miran tanto la seguridad, la atención o la calidad de los servicios. Si queremos mantener el ingreso que supone el sector turístico para Canarias hay que apostar por más calidad y traer talento”.
-¿Es la formación nuestro talón de Aquiles?
“Si. Canarias tiene dos grandes problemas que necesita solucionar para poder competir en igualdad de condiciones cuando estos destinos se recuperen: Uno es la renovación hotelera y de infraestructuras, donde Canarias está haciendo cosas, pero aún le queda mucho por hacer; y la otra es el talento. Cada vez hay más y mejores profesionales en los destinos competidores, y Canarias es un mercado que tiene que dar algo de valor frente a esos destinos alternativos. La formación en las Islas debería ser mucho mejor para mejorar la profesionalidad”.
-Habla ya no solo de idiomas sino de profesionalidad.
“Es que la formación en idiomas para un canario debe ser como el graduado escolar o, le digo más, como saber leer. Es que se da por hecho. Lo que ahora marca la diferencia con cualquier destino es la calidad del profesional. Hasta qué punto sabe cómo atender a un cliente que cada vez exige más, porque, mire, si no somos capaces de dar esto, al final por mucho sol que tengamos, por muchas instalaciones buenas, el cliente no va a notar mucho la diferencia. El trato y la atención será lo que haga a un turista decidir entre Turquía, por ejemplo, y Canarias”.
-¿Cómo influye en todo esto el alquiler vacacional donde el trato no existe?
“Mire para afrontar esta nueva actividad hay varias opciones. Una es como ha hecho Kike Sarasola, es decir, crear tu propia plataforma de alquiler vacacional y ofertar lo mismo. Otra es modificar tu oferta. Ya hay hoteles que están introduciendo cocinas en sus habitaciones. Mire, yo no soy muy partidario de restringir por zonas, porque creo que se limita la operatividad del negocio. Lo que sí debería hacerse es limitar la propiedad para que, por ejemplo, no haya edificios enteros destinados al alquiler vacacional. Una cosa es fomentar la economía social que está muy bien y que alguien que tenga dos o tres pisos los dedique a esto, que utilizar edificios enteros”.
-¿Puede crear problemas de convivencia o, lo que es peor, rechazo al turista?
“Si, por eso es importante regular bien esta actividad”.
-¿Cree que el turista ha cambiado y es más exigente, no solo con el tema del alquiler vacacional sino con las redes sociales y la posibilidad de prepararse sus propias vacaciones?
“El cliente es cada vez más exigente. Todo lo quiere de forma inmediata y esto significa que los hoteles están más expuestos. Antes era el hotel el que marcaba la pauta, ahora no. Con las redes sociales y los comentarios es mucho más fácil que un pequeño hotel resulte muy bien posicionado que antes, cuando sin una gran cadena detrás que lo respaldara era prácticamente imposible”.
-De vez en cuando en Canarias resurge el debate de la tasa turística ¿qué opina de esta medida?
“Mire, la tasa turística no es el problema, el problema está en el destino. Es decir si se le dice al turista que pague más para que el dinero revierta en infraestructuras, carreteras, etc no creo que lo vea mal. Sería lógico y justo. El problema es si ese dinero está repercutiendo realmente en el turismo y en la sociedad canaria. Lo que a los hoteleros no les parece justo es que se castigue al turismo con una tasa para que ese dinero se vaya, en el mejor de los casos, a otras cosas”.
-No parece lógico, por ejemplo, que un turista pague una tasa y después se encuentre con el actual aeropuerto Reina Sofía o que tenga que salir del hotel casi cinco horas antes por las colas en la autopista.
“Exacto. Eso no es entendible por el turista. Mire, si yo fuera el Gobierno de Canarias mi prioridad número uno sería el aeropuerto Tenerife Sur, porque es la puerta de entrada. Es la primera impresión del turista. El primer recuerdo y el último que se lleva de su estancia en la Isla. Y un buen aeropuerto no solo beneficia la operatividad sino reduce las colas y mejora las conexiones. Es una obviedad tan clara que me extraña realmente que el Gobierno no ponga su empeño en esto siendo de los que más tráfico tiene”.