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El adiós de Fernando Alonso

Érase una vez un niño asturiano que competía en karting usando un mono remendado por su madre, de aspecto tímido y que soñaba con correr en Fórmula 1...
Fernando Alonso (Mc Laren)
Fernando Alonso (Mc Laren)
Fernando Alonso (Mc Laren). | REUTERS

Érase una vez un niño asturiano que competía en karting usando un mono remendado por su madre, de aspecto tímido y que soñaba con correr en Fórmula 1. Ese joven creció para convertirse en el mejor piloto español de todos los tiempos, ganando carreras con coches más lentos que los de sus rivales o llegando a disputar el título mundial a pesar de tener sólo el tercer monoplaza más rápido de la parrilla.

Érase una vez un piloto español que era considerado el más completo del mundo pese a llevar cinco años sin ganar en Fórmula 1, capaz de llegar a Indianápolis e igualar el ritmo de los especialistas americanos perdiendo la victoria por la rotura de su motor. Ese mismo piloto vencía el pasado mes de junio las 24 Horas de Le Mans pese a tratarse de un coche y una categoría radicalmente distinta a la que él dominaba.
Érase una vez un piloto que ganó dos títulos mundiales, perdió otros tantos en la última prueba, soportó boicots internos a manos de jefes de equipo propios y compañeros que resultaron enconados rivales. Capaz de crecerse ante la adversidad, dicho piloto llevaba hasta el podio a monoplazas incapaces de terminar carreras, o remontaba hasta los puntos con un McLaren que llegó a rodar con sólo tres ruedas.

Érase una vez un piloto español que jubiló a Michael Schumacher, que siempre estuvo por encima del nivel de su coche y del de sus compañeros y que es considerado uno de los mejores en la historia de la Fórmula 1. Dicho piloto, muy a nuestro pesar, se retira de la categoría reina del automovilismo, cansado de bregar con un McLaren que apenas le permite puntuar para tener que justificarse después. Motivado por el champán y el sabor del triunfo en el Mundial de Resistencia, este deportista de élite busca nuevos desafíos como lograr la triple corona ganando el Gran Premio de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis, único trofeo mítico que falta en su palmarés.

La Fórmula 1 nunca volverá a ser lo mismo tras su marcha, no será peor ni mejor, simplemente diferente. Encumbrada como deporte de masas gracias al asturiano, puede volver a ser un deporte minoritario en nuestro país. Para evitarlo, Carlos Sainz recoge el testigo de Fernando Alonso en McLaren reemplazando al bicampeón español a largo plazo. Nunca podremos estar lo suficientemente agradecidos al piloto asturiano, que emprenderá la aventura americana el año que viene en busca de nuevos horizontes y victorias.

Tras 32 victorias, 22 pole positions y 97 podios en Fórmula 1, Fernando Alonso deja un vacío irrecuperable en el corazón de muchos aficionados al motor tanto en nuestro país como en el resto del mundo. El automovilismo español recordará siempre la década prodigiosa entre 2005 y 2014, llegándose a celebrar sendos Grandes Premios en nuestro país, en cuyos bares se hablaba más de Fórmula 1 que de fútbol. Buena suerte y gracias por todo Fernando.

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