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Brito Arceo: “No tengo nada, me van a desahuciar y no me avergüenza tener que pedir al Ayuntamiento una bolsa de comida”

Entrevista con Juan Manuel Brito Arceo, exárbitro y exconcejal. Ahora que vive sus horas más bajas recibe a DIARIO DE AVISOS para confesar su calvario y lanzar un SOS a quien tenga la “caridad de ayudarme”
Juan Manuel Brito Arceo. / DA
Juan Manuel Brito Arceo. / DA
Juan Manuel Brito Arceo. / DA

Juan Manuel Brito Arceo fue un niño precoz. Comenzó a arbitrar a los nueve años, y se convirtió en el colegiado más joven de Primera División. Imitaba a su abuelo, que había sido árbitro en los años 40, pero era un acto de inspiración genética, pues nunca lo vio actuar . “Pitar bien sin mirar a quién”, era el lema favorito de Brito Arceo cuando brillaba con luz propia en el fútbol español, era respetado por su autoridad e imparcialidad sobre el césped, y se coronó como árbitro internacional. Ahora que vive sus horas más bajas y recibe a DIARIO DE AVISOS para confesar su calvario y lanzar un S.O.S. a quien tenga la “caridad de ayudarme”, el histórico trencilla, ya cincuentón, recuerda emocionado un partido de la liga nacional en que fue despedido con pañuelos de un estadio. Juan Manuel Brito Arceo tiene 55 años de edad y es padre de una hija. Fue el árbitro más joven de la historia del fútbol nacional; ascendió a Primera con 24 años. Y sigue siendo el colegiado más joven de esta categoría, el pibe de Taco. También pasará a la historia como el primer colegiado canario Internacional.

Debutó en el Sánchez Pizjuán, a poco de contraer matrimonio. Fue el 17 de enero de hace exactamente 30 años. En la memoria quebrada por el llanto de los días y las noches que atraviesa sumido en la miseria, se le iluminan los ojos con el recuerdo de aquel Sevilla-Logroñés en que empezó con el mejor pie posible una carrera de éxitos, que prometía convertirle en un referente mundial. Los dramas le aguardaban en cola a la vuelta de la esquina, y aún no se libra de ellos. Pero siempre se ha recuperado. Cuando le dieron la noticia -tras cuatro temporadas en Tercera y otras tantas en Segunda- , siendo siempre el benjamín, de su ascenso a la máxima categoría, ese día lo hospitalizaron para ser intervenido de un menisco. La operación se complicó y le extirparon un quiste de la pierna. Tardó meses interminables en recuperarse, pero volvió y tocó el cielo con la mano . Cuando era niño cobraba 35 pesetas de entonces por arbitrar. Ahora no tiene para comer.

-¿Cómo es su vida actual?
“Caótica y precaria. No tengo nada. Y me van a desahuciar. A través del banco, estoy pendiente de un desahucio de mi piso. Es la puntilla a mi situación. Este mes se me acaba la prestación de la RAI (Renta Activa de Inserción del Gobierno de Canarias). Debo los recibos del agua y de la comunidad. Y no he tenido más remedio que pedir ayuda a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz para que me den una bolsa de comida. Aunque es muy duro, no me avergüenza tener que aceptar una bolsa de comida para poder seguir tirando. Esa es mi situación actual. Estoy tan desesperado que necesito ayuda”.

-Usted llegó a ser un árbitro de élite en España. ¿Quién o quienes arruinaron su vida deportiva?
“Sin duda, el periodista José María García. En un momento determinado, llamó a unos abogados para influir en una decisión judicial en mi contra. Pero, finalmente, el fiscal no vio que la denuncia contra mí constituyera un delito o una causa penal, y fue archivada. No obstante, las malas personas lograron manchar mi honor, mi nombre y acabar con mi carrera”.

-¿Por esa razón, tuvo que dejar el mundo del arbitraje?
“En aquel momento, Victoriano Sánchez Arminio me dijo que no era un tema personal y que no dudaba de mi honradez como persona y árbitro, pero así es el fútbol y sus muchos intereses que le rodean. Incluso, me confesó que si por él hubiera sido, yo seguiría como árbitro profesional”.

-José María García al principio le echaba flores. Al final se las quitaba.
“José María García era una persona que te encumbraba, pero después era el primero que te bajaba, pero ya no te bajaba del lugar donde te había subido, sino muy por debajo de donde tú habías subido. Es un tema en mi vida bastante doloroso. Incluso, comentándolo ahora me causa dolor, pues creo que fue una persona injusta conmigo, que en lo personal llegó a ser mala”.

-¿Recibió alguna indemnización federativa?
“Para nada. A mí se me pagaron los partidos que tenía pendientes de dirigir. Al obligarme el Colegio de Árbitros nacional a retirarme como colegiado de Primera División e Internacional tuvieron que pagarme esos encuentros que estaban destinados para mí. Pero hay personas que hablan sin saber cómo son las cosas, y sin tener la información exacta despotrican de mí con calumnias que se van al vacío”.

-¿Conserva los amigos de su mejor época en la élite del fútbol europeo?
“No. Eso fue una etapa, en la que tenía alrededor a muchos que presumían de ser mis amigos, gente que me daba palmaditas en la espalda. Los verdaderos amigos no se miden por lo material, sino por sus valores. Ahora, cuando estoy en la ruina, cuento con personas, que no dudo en citar por sus nombres, como Jonás, Eugenia, Rafael Vázquez y Juan Ramón Tosco Lorenzo, que han estado en momentos significativos de mi vida. También, ahora agradezco a DIARIO DE AVISOS que se haya acordado de mí”.

-¿Se ha llevado, por tanto, muchos desencantos en la vida?
“Sinceramente, muchísimos. Mi vida cambió después de que me obligaran a abandonar el fútbol como árbitro internacional que fui durante casi diez años. Me han hecho una brutal campaña de difamación llena de mentiras. Fueron a cazarme como quien quiere capturar a un oso para su trofeo personal. Una propaganda de injurias que han logrado llevarme a la ruina y cerrarme todas las puertas. No es justo”.

-¿Debe mucho dinero?
“Desgraciadamente, sí. El día que quedé finalista en Gran Hermano, el dinero que gané se lo entregué a la Caja Rural. Yo me quedé solamente con unos 12.000 euros. Juro por mi familia que si yo tuviera ahora dinero pagaría todo lo que debo”.

-¿Sus negocios fueron producto de una mala gestión o de una sociedad equivocada?
“Las dos cosas. Es verdad que las personas que llevaban las empresas tenían buena voluntad, pero quizás no tenían la experiencia para un proyecto empresarial de tan alto nivel. No obstante, todos los problemas y las deudas me vinieron a mí, ya que yo era el administrador único”.

-¿Ganó mucho dinero?
“Bueno, el mundo del árbitro ha cambiado mucho en todos los aspectos. Yo gané dinero acorde a mis tiempos. En la actualidad, un árbitro gana más que hace veinte años”.

-¿Qué recuerdos buenos guarda del fútbol?
“Muchos. Todo lo bueno se recuerda con mucho cariño. Los recuerdos siempre son muy hermosos y bonitos, permanecen guardados y forman parte de tu propia historia.Cuando yo estaba en Sevilla solía ir a comer a un restaurante y recuerdo que siempre le decía al camarero que me pusiera la comida sobrante en bolsas para llevársela a los pobres que estaban por las calles de la ciudad. Y ahora me toca pasarlo a mí”.

-¿Recibe el apoyo de su familia?
“Por supuesto. Ellos también tienen sus vidas, obligaciones y compromisos, pero siempre les tengo en el corazón”.

-¿Tras haber llegado tan alto y encontrarse ahora bajo mínimos, cómo añora el mundo que vivió cuando era árbitro internacional?
“Cómo no añorarlo. Jamás podré olvidar lo que tanto me dio y me hizo feliz. Como cualquier trabajador, tuve días buenos y malos, pero siempre intenté ser honesto y profesional con el reglamento en la mano”.

-¿Tuvo algún maestro?
“Siempre intento aprender de todos, pero hubo uno en particular que me enseñó muchas cosas sobre el mundo del arbitraje. Ese fue Guruceta Muro. Hicimos una gran amistad. Iba a ver mis actuaciones”.

-Taco fue su cuna, su infancia.
“Siento mucho amor, cariño y respeto por Taco. Es el lugar donde mis recuerdos siguen guardados en mi corazón y sus vecinos son personas que siempre me dieron su confianza, valor y motivación”.

-¿Qué ha pasado en su vida?
“Bueno, quizás es mas fácil echar la culpa a los demás. Quizás gran parte de la culpa la tengo yo, porque en la vida uno mismo toma a veces decisiones que a la larga te pueden perjudicar y uno no lo piensa. Pero debo decir que en ninguna circunstancia se deba a que yo sea una mala persona, sino muchas veces al exceso de confianza que yo pongo en los demás”.

-¿Usted como árbitro tenía fama de gran personalidad, de autoridad en los terrenos de juego.
“Puedo decir, aunque no soy la persona más indicada para manifestarlo, que siempre me he considerado una persona con gran personalidad dentro de los terrenos de juego. Fuera del campo, soy muy manipulable por mi forma de ser, un bonachón; a menudo las gente se confunde y uno mismo no sabe administrar bien las situaciones, lo que te lleva a veces a cometer errores por confiar en los demás”.

-¿Recuerda algún partido memorable de los clásicos Real Madrid-Barcelona que le tocó dirigir?
“Bueno, yo arbitré partidos muy importantes. Para mí todos los encuentros lo eran, esa era mi forma de pensar en aquella época. Pero no es menos cierto que los de mayor repercusión eran siempre los Real Madrid-Barcelona. Me quedo con uno, donde el Real Madrid ganó por 2-0. Al final del encuentro, Guardiola me felicitó por mi labor”.

Juan Manuel Brito Arceo. / DA
Juan Manuel Brito Arceo. / DA

-¿Cómo vivió aquel partido Barcelona-Sevilla, donde usted concedió un polémico penalti a favor del equipo hispalense?
“Aquello fue un error humano, que tuvo una gran repercusión. Ese penalti fue fuera del área y lo reconocí en su momento. Las partes negativas también tienen sus cosas positivas, ya que sirvió para que más gente del mundo del fútbol me conocieran. En aquella época lo pasé muy mal. Tengo la conciencia tranquila, porque aquella vez lo consulté con mi asistente en dos ocasiones y me corroboró que era penalti. Yo asumí toda la responsabilidad. Jamás nombré a mi asistente en mis comentarios. Me equivoqué en primera persona”.

-¿Lo hubiese consultado con el VAR si hubiese existido en ese momento?
“Hombre, claro. La verdad es que el VAR es una bendición de Dios. Mira, yo te soy sincero. Si en ese momento hubiera existido el VAR, yo hubiera sido uno de los mejores árbitros del mundo porque tenía varias cualidades: mucha personalidad, mucho carisma y el respeto de los jugadores. Y eso me ayudaba para que los partidos fueran más fáciles”.

-¿Qué futbolista recuerda más rebelde con sus decisiones?
“Hombre, como decía anteriormente, los jugadores me respetaban mucho, pero sí que es verdad que había jugadores con determinada personalidad. De uno en particular no tengo malos recuerdos porque fuera una persona mala, pero si por su prepotencia. Hablo de Míchel, del Real Madrid”.

-¿De las estrellas del fútbol español quién le impresionó más?
“Yo llegué a arbitrar a Maradona en Sevilla. No era el Maradona del FC Barcelona y de otras épocas anteriores, pero todavía marcaba una diferencia en su juego. Un jugador que me llamó la atención por muchas circunstancias, por su personalidad y por ser buena persona, fue Emilio Butragueño. Era un señor del fútbol que sabía estar. De hecho, sigue siendo la misma persona a día de hoy. En mi apreciación personal sobre él yo no estaba equivocado”.

-¿El recuerdo más duro como árbitro?
“Sin duda, fue ese Barcelona-Sevilla del que hablábamos. Fue un día donde yo tuve que estar custodiado toda la noche en el hotel por la Policía. Fueron momentos de tensión y de angustia que no se los deseo a nadie. Eso para alguien que intenta hacer justicia y que por un error humano tenga que pasar por todo eso, fue muy duro. También los jugadores cuando salen a jugar intentan hacerlo lo mejor posible, pero fallan goles y muchas veces delante de los guardametas. En aquella época el error humano de un árbitro no se perdonaba”.

-¿Y el mejor como profesional?
“Todos los buenos partidos que yo dirigí, tanto a nivel nacional, como los infantiles o juveniles. Para mí todos esos momentos fueron importantes; sobre todo, cuando estaba con mi gente, quienes me vieron nacer y crecer y que realmente saben cómo soy. Lo más bonito para mí era que, siendo árbitro de Primera División, me ponía a dirigir un sábado un partido de aficionados”.

-¿Una anécdota?
“En un Sevilla-Real Madrid recuerdo que Butragueño se disponía a lanzar un córner y se hizo un silencio sepulcral. Un aficionado andaluz gritó: “Brito, eres más inútil que la polla del papa”. Aquella expresión tuvo mucha repercusión, ya que Butragueño no podía ejecutar el córner porque estaba muerto de risa”.

-¿Qué afición le trató mejor?
“A pesar de mi error con el Barcelona, yo le arbitré más partidos y el club me trató extraordinariamente. Mi error quedó entre los aficionados”.

-¿Le ayudó o le perjudicó ser canario?
“Yo creo que siempre perjudica. La distancia que tenemos con respecto a la Península, la insularidad siempre influye, sobre todo a la hora de designar partidos; los costes económicos. Incluso, me decían que no me daban determinados partidos por la lejanía entre Canarias y la Península”

-¿Lo intentaron sobornar alguna vez como árbitro?
“A nivel nacional, jamás. A nivel internacional, sí. Y no a mí directamente, pero sí a través de un juez de línea mío. Fui a arbitrar un partido importante en Europa y un jugador que militó en el CD Tenerife intentó ser deshonesto para que yo influyera en el resultado del partido. Lo puse en conocimiento de la UEFA y la FIFA. Desgraciadamente, la UEFA intentó quitarme ese partido. Cosa que nunca entendí. Al final, dirigí el encuentro, tras la presión de mi comité técnico”.

-Volvemos al principio de esta entrevista. ¿Cómo lleva su situación actual?
“Para qué le voy a engañar. Yo a veces trato de ocultarla, de evadirme de ella porque intento que todos los días sean distintos. Pero para mí todos los días, por desgracia, son iguales. Son días muy amargos, tristes y con muchas carencias”.

-¿Ha tenido que luchar contra la amenaza de cometer una locura?
“Sinceramente, he llegado a pensar en el suicidio, pues me pregunto muchas veces qué han hecho con mi vida. Y no estoy loco. Hay que vivir los momentos tan difíciles que estoy viviendo. Sobre todo, nunca entenderé a esas personas que ponen empeño en destruirte con mentiras. Para lo que yo he dado y como me he comportado con las personas, creo que se me ha pagado muy mal”.

El árbitro al que un error puntual costó demasiado caro

La víspera de Nochevieja de 1989 marcó a Brito Arceo. Con solo 26 años, el entonces árbitro tinerfeño, uno de los más respetados del panorama nacional, cometió un error -realmente fue uno de sus asistentes- que lo marcaría. El FC Barcelona perdió aquella noche con el Sevilla FC (3-4) y la directiva azulgrana movió hilos para que el colegiado no volviera al Camp Nou después de que este señalara un penalti inexistente a favor de los andaluces. Una vez retirado del mundo del fútbol, Juan Manuel Brito Arceo fue concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz por el Partido Popular, así como concejal del Distrito Centro y de Turismo, además de responsable del archivo municipal santacrucero. En 2005 sorprendió a todos cuando, siendo concejal, accedió a participar en Gran Hermano VIP en su segunda edición, siendo finalista de la misma. Tras su salida de la casa, continuó dedicándose a la política hasta 2011. En medio, trató de llegar a la presidencia de la Federación Tinerfeña de Fútbol, pero Juan Padrón renovó su mandato.

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