La salud mental de las mujeres canarias

Por Cristina Mahelo*

Desde el año 2003, los psicofármacos y los medicamentos destinados a la recuperación de los trastornos mentales ocupan el 20% del total del gasto sanitario en nuestro país. Mientras que se medica al 85% de las mujeres con problemas de salud mental, solo se suministra medicamentos al 15% de los hombres, y la escasez de estudios diferenciados por géneros hace más visible la ausencia de preocupación por la salud mental de las mujeres. El problema está servido: la salud mental siempre ha tratado a las mujeres como si fuesen hombres, sin entender las realidades, patrones y roles impuestos que histórica y socialmente les diferencian de los varones.

Una mujer con problemas de salud mental sufre doble discriminación en la sociedad por el hecho de ser mujer y tener un trastorno mental. “A las mujeres se nos pide tener hijos, cocinar, cuidar de la casa o que tengas que maquillarte y verte bien cada día. Cosa que teniendo una depresión, ni te planteas. Y ahí es donde te conviertes en una mala mujer”, cuenta Haridian, una joven canaria que sabe lo que es vivir el trastorno mental en primera persona.

“En la sociedad aséptica y masculinizada, los sentimientos son cosas de mujeres que no tienen por qué aprender a gestionarse ni entenderse, solo no resonar mucho ni hacerse notar”, narra Carla, otra mujer que tiene problemas de salud mental desde la adolescencia y que se ha visto afectada por estos roles de género a los que ha tenido que enfrentarse.

Auxiliadora Díaz, enfermera especializada en salud mental y trabajadora del Hospital Universitario de Canarias (HUC), asegura que “los roles de cuidadoras que ejercen las mujeres afectan a la salud mental de estas de manera diferente que a los hombres”. Así, ellas tienen más diagnósticos de depresión y ansiedad y los varones poseen más trastornos psicóticos. “Existe un componente biológico en cómo se manifiestan los trastornos mentales en hombres y mujeres, pero también existen diferencias sociales entre ambos géneros que afectan a la salud mental”, asegura Laura Castellano, psicóloga especializada en perspectiva de género. El 75% de las mujeres con problemas de salud mental ha sufrido violencia en el ámbito familiar o sentimental en algún momento de su vida y más del 40% ha sufrido violencia sexual. Así lo recoge el informe presentado en 2017 por Fedeafes, la Federación de Euskadi de asociaciones de familiares y personas con trastornos mentales.

Estos datos alarmantes sobre violencia de género y su directa relación con la salud mental de las víctimas justifican una vez más la necesidad de ofrecer recursos especializados y tratar las problemáticas de salud mental de las mujeres.

“El año pasado tuve una obstrucción en el pecho y tuve que pasar por muchos médicos, por muchas manos y eso desencadenó que tras 27 años me atreviera a hablar, aceptar y enfrentarme a lo que me ocurrió cuando tenía 5 años y que jamás me atreví a decirle a nadie. Ahora gracias a muchas sesiones y a mucho esfuerzo soy capaz de aceptar que sufrí abusos sexuales por parte de un familiar cercano”, narra Tanya, una mujer tinerfeña con tratamiento para el trastorno obsesivo compulsivo que le generó esta experiencia de violencia sexual.

Para Tanya, Haridian y Carla, tres mujeres con trastorno de salud mental y víctimas de situaciones de violencia, la solución ha sido un Grupo de Apoyo Mutuo para víctimas de violencia de género. Este recurso no mixto ofrecido a ellas y más mujeres de Tenerife en su misma situación supone un espacio en el que, de manera horizontal, se comparten las experiencias, se verbalizan los sentimientos y se da apoyo entre iguales. Los GAMs no mixtos en casos de violencia de género aportan comodidad y seguridad a las mujeres que se encuentran en él.

Para Haridian, “estar en un grupo de apoyo ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Yo sufro fobia social y el haber asistido a este grupo ha sido un logro para mí. Fue un reto que resultó siendo increíble”. Carla, por su parte, asegura que “los grupos de apoyo son lugares donde, si bien esas personas puede que no te entiendan del todo, van a darte un cuidado mental que facilitará el tuyo propio a largo plazo. El abrazo de personas que no conoces y que, aunque no te entiendan, te sonríen”.

Trastornos alimentarios

La imagen corporal y los trastornos alimentarios también son una cuestión de género. Estadísticamente, los trastornos relacionados con la alimentación afectan a más mujeres que hombres debido a la presión social y los patrones culturales a los que se somete a las mujeres en todas las edades. La obsesión con la apariencia física y la idea de una perfección corporal inalcanzable afecta de forma directa a la salud mental de las personas y, en mayor medida, en la de las mujeres debido a los cánones de belleza expuestos en la publicidad, redes sociales, etc.

“La presión social que nos hace sentir que si no somos perfectas nadie nos querrá se ve aumentada por las imágenes falsas que los medios de comunicación nos venden día a día. El photoshop, las dietas milagro, el pelo perfecto, el maquillaje perfecto, recaen directamente sobre la mujer. Un hombre con canas es un hombre apuesto, una mujer con canas es una mujer descuidada”, afirma Odalid Molina, presidenta de la Asociación Sofía, una asociación canaria creada para promover hábitos de vida saludable y ayudar a las personas con trastornos alimentarios. Asimismo, Odalid Molina asegura que “la exigencia, el perfeccionismo, la baja autoestima, y la presión social que ejercen los medios de comunicación, la moda y la sociedad” son factores directos para que una mujer padezca trastornos alimentarios como bulimia o anorexia, entre otros.

La solución: perspectiva de género

El reto para solucionar los problemas que afectan a la salud mental de las mujeres es la incorporación de la perspectiva de género. Es necesario incluir y apostar por recursos terapéuticos específicos para todas las discriminaciones a las que se enfrentan día a día las mujeres con trastornos mentales. Desde las instituciones responsables, los profesionales del ámbito social y sanitario y desde las asociaciones de familiares y personas afectadas se debe apostar por discursos inclusivos que atiendan las realidades de todas y todos. Auxiliadora Díaz asegura que “cualquier espacio al que acudan las mujeres para contar sus problemas, ya sean de violencia física o verbal y que hayan afectado a su salud mental, es positivo para ellas”, apostando así por los grupos de apoyo entre mujeres y las terapias especializadas como recurso terapéutico con perspectiva de género.

Algunas de las soluciones en esta materia se pueden observar en el Plan de Salud Mental de Canarias que prepara el Gobierno regional, el cual incluye una línea dedicada exclusivamente a la perspectiva de género en salud mental, así como en el ámbito canario del movimiento de asociaciones por la salud mental, donde ya está trabajando desde esta óptica. Es el caso de AFES Salud Mental, organización sin ánimo de lucro fundada en 1982, que desde 2001 lleva realizando acciones positivas y transversales en materia de igualdad. El próximo martes 16 de octubre, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la asociación organiza la quinta edición del foro debate Narraciones para un despertar en salud mental, este año dedicado a la mujer y la salud mental con perspectiva de género. Se celebrará en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, de 18.00 a 20.00 horas, y la entrada es libre y gratuita hasta completar aforo.

*TÉCNICA DE COMUNICACIÓN EN AFES SALUD MENTAL