la entrevista

María Mérida: “He formado grupos de folclore hasta en Alemania. Lo he hecho para que la gente nos conozca”

Es nuestra cantante eterna: María Mérida, (Valverde, 5 de junio de 1925), una herreña que posee ese valor interior que se desprende y se capta según te acercas a ella, la elegancia
María Mérida, en su casa de Candelaria, mostró su voz prodigiosa que conserva a sus 92 años / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Es nuestra cantante eterna: María Mérida, (Valverde, 5 de junio de 1925), una herreña que posee ese valor interior que se desprende y se capta según te acercas a ella, la elegancia. La misma elegancia con la que ha representado nuestro folklore dentro y fuera de las islas. Voz de mujer con carácter, fuerte, segura de sus raíces y de que lo que hace con el corazón. Es imposible quedar indiferente ante ella. No ha perdido la voz, sigue, aunque más tenue, conservando su tono tan característico. La melodía le sale muy de dentro. Deleita. Junto a su hijo, nos acompaña cogida del brazo para conversar sobre su legado, su historia, su vida. Está radiante con sus 93 años. El New York Times, en 1950, la calificó como una de las cuatro grandes voces del mundo y Le Figaro la denominó la “Edith Piaf canaria”. Después de tantos galardones y reconocimientos, admite que el premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS le hace especial ilusión.

-¿Qué supone para usted el premio Taburiente que le entregó la Fundación DIARIO DE AVISOS?
“Admiro muchísimo a los periodistas, a los locutores de radio, todos envían mensajes por medio de la prensa, por medio de la voz, como yo cuando estoy cantando, que me expreso con mi voz. Para mí, son personas muy interesantes, porque son como las aves. Un periódico va volando, la gente se va enterando de lo que ocurre, comunica. Por eso este premio para mí supone mucho”.

-¿Recibió muchas críticas de los medios de comunicación?
“Cuando trabajaba en el teatro, lo primero que hacía al día siguiente era ver qué decía el periódico, a ver cómo me trataba. Aquí tengo que decir la verdad, nunca he tenido una crítica donde me ponían mal, tampoco que me pongan maravillosa, pero siempre han sido críticas muy justas. Por eso digo que este premio supone para mí muchísimo”.

-Usted ha sido reconocida en Canarias, aunque, quizá, ese reconocimiento le llegó un poco tarde…
“Pues sí, porque yo llevo 80 años cantando, pero no me puedo quejar. Lo que me gustaba era cantar. A mí los premios me encantan, pero más me encanta amar. Mi marido, siempre fue una persona muy puntual y cuando venían al hotel los periodistas. Me decía que ya había llegado la prensa. En vez de darle un poquito de categoría y hacerles esperar, me decían algunos. Los periodistas se sorprendían porque decían que yo no les hacía esperar, como suelen hacer otros compañeros que se hacen tanto de rogar. Respeto mucho a la gente y creo que la verdadera elegancia, el verdadero corazón, está en eso, en ser sencilla, en ser humana, no tienes por qué tener a una persona esperando”.

-Salió con 12 años de El Hierro para dar casi a la vuelta al mundo con su voz.
“Salí con 12 años, pero yo ya cantaba con cinco. Me vine con mis padres a Santa Cruz, primero en la calle La Noria, luego en la calle del Lomo y finalmente en la calle La Rosa, del Toscal, hasta que nos trasladamos a Las Palmas, donde tampoco le fue bien la tienda que puso en el Muelle Grande y volvimos a Tenerife. Salí en el año 1943 con coros y danzas a América y desde ahí ya seguí trabajando en Madrid con distintas compañías, con Roberto Iglesias, José Greco y con José Tamayo, con quien estuve trabajando nueve años”.

-El folclore canario tiene varias figuras que han marcado un estilo como Valentina la de Sabinosa, Los Gofiones, Los Sabandeños, usted…
“Yo me críe en la Masa Coral desde niña. Siempre he estado cantando canario porque allí cantábamos folías. Formé junto con Chencho, un bailarín, el grupo infantil de la Masa Coral Tinerfeña. Siempre he estado muy vinculada al folclore, toda la vida, desde muy pequeñita. Es lo que, de verdad, he sentido. Creo que cada persona debe cantar lo que siente. Estuve actuando con doña Lola Rodríguez Aragón, he cantado mucho en la ópera de coro para poder pagarme las clases de canto. Estudié cinco años de carrera y gracias a eso yo conservo la voz, por lo que estudié, lo importante que es la respiración, la colocación.”

-Ha compartido escenario con muchísimos artistas. ¿A quién destacaría?
“Me gustaría tener un recuerdo muy grande para dos personas que se han ido: Montserrat Caballé y María Dolores Pradera. A María Dolores Pradera la conocí hace casi 50 años. Fue ya cuando vivía en la Península, mi hijo tenía 15 años y murió con 70. Nos conocimos en el Festival de Asturias. Allí fuimos todos, la Chunga, María Dolores Pradera. Entonces, a ella le encantaba la canción canaria. Yo estaba en aquella época con los gemelos y luego, como empecé a viajar con las compañías que me contrataban, los gemelos fueron con ella. Le enseñé Rubio y Alto y ella lo grabó. Éramos grandes amigas”.

-En su trayectoria conoció además a figuras como Plácido Domingo.
“Tuve la suerte que, como Tamayo era una personalidad tremenda en el teatro, conocí a Plácido Domingo y estuvimos en China juntos”.

-Cuénteme alguna anécdota de ese viaje.
“En ese espectáculo nos vieron cinco millones de chinos, iban 10.000 personas diarias. Todos iban a ver a Plácido Domingo, pero también estaban todos los demás números. Entonces, fue la televisión para escoger dos actuaciones y llevarlas a la televisión. Tuve la gran suerte, de que, además de a Plácido Domingo que seguro que lo iban a coger, luego me eligieron a mí con el Pasodoble Islas Canarias. Me enteré, al día siguiente, que lo habían visto 180 millones de chinos y para mí fue una alegría muy grande que la canción canaria estuviera en esos hogares. Me emocioné muchísimo. Yo no sabía leer e imagínate, en chino. Hablaban de la cantante herreña, que ha cantado tal y cual. Para mí el periódico es muy querido porque, gracias a él, yo he llegado a muchos sitios”.

-¿Qué es lo que más le ha marcado en su manera de entender el folclore?
“El corazón que pongo cuando canto una canción canaria. Bueno, también la vida. Por desgracia he perdido cuatro hijos, dos de ellos pequeñitos y eso me ha marcado mucho, pero antes de pasar todo lo que pasé, siempre he cantado igual. Creo que si no se ponen esos sentimientos, la canción no dice nada. Yo he cantado mucho en China, en Japón, en Australia o Nueva Zelanda y la gente me aplaudía, por algo era. Porque expresas con la voz. Porque yo oigo a Edith Piaf y lloro, aunque no la entiendo, es una voz que me atrae. Al igual que cuando escuchaba a Montserrat Caballé, me emocionaba muchísimo porque ella ponía el corazón. Hay que poner sentimiento. Es mi secreto, yo penetro en la canción, penetro en la letra. Yo se lo aconsejo a todo el mundo, que lo haga, porque si no, no llega”.

-Ha tenido muchos reconocimientos, aunque ha vivido mucho tiempo fuera de su tierra.
“Tengo muchísimos. Tengo la Gran Cruz de la Orden, que la tiene muy poca gente y que me dieron después del premio Canarias. En Tenerife, tengo la Violeta del Teide, que la tiene muy poca gente. Creo que la tenía la Duquesa de Alba y cuatro o cinco personas más, y me la dieron a mí. Soy hija predilecta de El Hierro. Tengo una plaza en Las Palmas. A mí me parece demasiado. Soy una mujer que sí me da ilusión, pero lo que yo percibo es el amor del público, que me quieran por buena persona, porque no puedo sino hablar siempre bien de los compañeros.

-¿La vida ha sido justa con usted?
“Como para todo el mundo. Yo he tenido dolores y alegrías muy grandes -se emociona-, porque hay tantas madres que han perdido a sus hijos o han tenido otras desgracias, que yo me considero una más. Mis hijos están ahí arriba y sé que están muy bien. A ellos les encantaba oírme cantar, por eso sigo cantando”.

-¿El cantante, como usted, nace o se hace?
“Yo creo que se nace. Desde los tres años yo estaba ya con mis movimientos, ya me vestían con los papelitos esos que adornaban las macetas y con cuatro años me sacaban al escenario para cantar canciones de niños, muy cortitas. Mí tía cantaba muy bien, al igual que mi padre y mi madre”.

–Sé que se emociona cuando se habla de El Hierro, Isla la que no ha perdido su acento. Habléme de ella.
“Yo amo a mi isla. He viajado mucho, pero isla como El Hierro no he encontrado en el mundo, con sus largos silencios por esas carreteras, la bruma, el aire, el mar, no sé que pasa, pero es una isla diferente, que embruja. Soy bimbache por los cuatro costados, de padre y madre, sin mezclas de otras islas y muy orgullosa de serlo”.

-El hecho de crear varias escuelas y compartir ese conocimiento a los más jóvenes, ¿considera que ha sido su mejor legado?
“Eso lo he hecho mucho. En la Masa Coral, el primer grupo lo formé yo. En Alemania,Barcelona y Andalucía formé grupos también. He hecho esta labor para que la gente nos conozca, porque es lo que amo”.

-Supongo que será para usted difícil quedarse con una canción…
“Las folías. Era muy chiquitita, cuando tenía tres o cuatro años, recuerdo a mi padre cantarlas en el porche de la casa de Valverde, que construyó él cuando vino de Cuba. Las folías para mí encierran tanto, cuando las cantas con sentimiento, claro está, las malagueñas también, pero las folías me emocionan mucho”.

-Pero ¿hay alguna con la que se sienta más identificada?
“Hay una canción que dice: yo pongo el alma en mi canto, el alma en mi canto, para después de mi muerte, porque el alma siempre canta, cuando la voz, ya no puede”.

-Hay muchos que le consideran la voz de Canarias. ¿Qué opina de esa afirmación?
“Yo no diría que soy la voz de Canarias. En Canarias hay muchísimas voces maravillosas, incluso ocultas. Este archipiélago es uno de los sitios que mejores voces tiene. Lo único es que mi voz ha estado considerada como la cuarta o quinta voz del mundo, por la gravedad. Yo soy contracto gramática y eso es diferente. Tengo unos bajos muy incisivos y por eso es muy difícil mi voz. Yo no diría nunca que soy la mejor, por Dios, es solo por el tono de mi voz. Son voces difíciles que salen alguna vez”.

-Muchas gracias por formar parte de la historia de los Premios Taburiente que concede la Fundación DIARIO DE AVISOS.
“Gracias de todo corazón por este reconocimiento. Siempre DIARIO DE AVISOS me ha tratado con mucho cariño y yo estoy muy agradecida. Aunque no lo parezca, yo leo el periódico. DIARIO DE AVISOS es un periódico bueno y sano. Hay una canción que yo siempre canto y que viene perfecta para este premio: Caldera de Taburiente, crisol del Teide gigante, eres cuna de valientes, mecida por el Atlántico. Taburiente, han elegido el nombre ideal para estos premios”.

Una de las grandes voces del folclore canario

Si hay voces que han marcado el estilo de nuestro folclore, una de las más laureadas es la de María Mérida. Herreña de nacimiento y tinerfeña de adopción, entiende que la música no tiene fronteras. Pese a que muchos de sus seguidores no entendían sus melodías -cantó en sitios tan dispares como Nueva Zelanda, China o Venezuela-, a Mérida la entendían, según reconoce, porque cantaba desde el corazón. No ha habido reconocimiento que no haya recibido, aunque algo tarde en sus terruños. La vida le ha dado varios golpes duros como los fallecimientos de dos de sus hijos y de su marido, y aún así, no siente que ésta haya sido demasiado cruel con ella. Plácido Domingo, Montserrat Caballé, María Dolores Pradera e infinidad de artistas han compartido su amor por el folclore de su tierra. Admite que hay una estrofa que define su manera de entender la música y el folclore que reza así: “Yo pongo el alma en mi canto, para después de mi muerte, porque el alma siempre canta, cuando la voz, ya no puede”. ¡Bravo, María Mérida!

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