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Una película y dos jubilaciones

Sylvester Stallone concluyó esta semana una fructífera estancia en Tenerife, donde rodó la quinta parte de ‘Rambo’ y anunció la despedida de sus dos icónicos personajes, el excombatiente de Vietnam y Rocky, el legendario boxeador de ascendencia italiana
Sylvester Stallone, durante el rodaje de 'Rambo V' en Los Gladiolos. / Sergio Méndez

Se fue Sylvester Stallone de Tenerife y con él se marcharon para siempre Rocky Balboa y John J. Rambo. Poco más de 15 días de estancia en la Isla le dieron al veterano actor para terminar el rodaje de la quinta entrega de la saga de Rambo y para jubilar a sus dos icónicos personajes de la ficción.

Rocky y Rambo ya son historia. Al primero se le podrá ver todavía como el entrenador de Adonis Creed en la película que se estrenará en España a comienzos del próximo año, la séptima en la que Stallone interpreta al bravo Potro italiano. Al segundo, el héroe de la guerra de Vietnam marginado por sus propios compatriotas a su regreso a Estados Unidos, habrá que esperarlo hasta finales de 2019, cuando derrame sus últimas gotas de sangre.

Stallone llegó a la Isla a mediados de noviembre para iniciar su parte del rodaje de Rambo: Last Blood en Los Verodes, entre una inusitada expectación y dentro de uno de sus característicos bloques de viviendas con las escaleras acondicionadas para evitar los golpes y los moratones. Lugo tuvo que mudarse hasta la vetusta barriada de la Cepsa, casi a la vuelta de la esquina, donde se armó de coraje para iniciar, a bordo de una camioneta norteamericana, la búsqueda de la joven secuestrada que desata toda la trama de esta quinta entrega de la saga. En los primeros días tuvo tiempo de visitar la calle de La Noria para almorzar, luego estuvo en un club de golf del Puerto de la Cruz… El resto de su estancia fue para trabajar y descansar.

Ifara tomó el relevo y con ello la mudanza del campamento base de la producción, que entonces se instaló en el campo de fútbol de Los Campitos. En la zona residencial de la parte alta de Santa Cruz tocó visitar a los malos dentro de un chalé antes de poner rumbo a la calle Dulce María Loynaz del barrio de García Escámez, donde el rodaje se llevó a cabo dentro de una casa alquilada por unos 4.000 euros para esos días de trabajo.

Antes Stallone conoció el frío y la lluvia de las medianías de Tenerife. Así, pasó el día de Acción de Gracias rodando en Llano del Moro, en el caracterizado club El Paisa, lugar de reunión de narcos y proxenetas mexicanos.

Stallone hizo su primera incursión en la parte capitalina de Taco, un barrio cuya mayoritaria extensión pertenece a La Laguna. Allí se desalojó a unos hermanos que ocupaban una casa que se transformó en prostíbulo y que soñaron con vivir un sueño de Navidad que podría acabar en pesadilla. Los hermanos no verán un euro, ni se les instalará el agua y posiblemente deban abandonar la casa próximamente.

Eso sí, Rambo dejó prosperidad y dinero a otros vecinos del barrio antes de armarse de valor para vulnerar las duras pendientes de Barrio Nuevo, lugar donde más horas le echó al rodaje. Dos días más en una nave de Los Majuelos fueron el punto final para una histórica estancia.

Los vecinos colaboradores hicieron su pequeño agosto

Entre los ocho millones de euros de ganancia que Rambo deja en Santa Cruz están los 80 euros que se le daba a los vecinos de los lugares de rodaje para que permanecieran en su casa, los 90 diarios de los extras y las cantidades para los que permitían colgar carteles y caracterizar sus fachadas, entre 80 y 250 euros.

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