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Emoción a golpe de síntesis

Los arquitectos tinerfeños Javier Pérez-Alcalde y Fernando Aguarta acuñan en Equipo Olivares un estilo de construcción innovador alejado de modas y basado en el principio “menos es más”
Dos arquitectos tinerfeños crean un innovador estilo de construcción innovador. | DA

El hormigón, la piedra y la madera son las materias primas con las que plasman sus creaciones arquitectónicas, que responden a un estilo sobrio, contenido, no excesivamente formalista y en el que las sensaciones proyectadas con los mínimos elementos posibles se imponen a los alardes de expresividad, conscientes de que los gritos hay que saberlos dosificar y reservarlos para proyectos concretos.

Esa es la receta con la que buscan emocionar a sus clientes los arquitectos tinerfeños Javier Pérez-Alcalde Schwartz y Fernando Aguarta, que han creado un sello de diseño propio desde Equipo Olivares, la marca que representa un estilo basado en la funcionalidad, pero sobre todo en la síntesis, atendiendo a cada lugar y a su tiempo, aplicando la máxima de “menos es más” que firmó Mies van der Rohe, uno de los padres de la arquitectura moderna.

“La funcionalidad la damos por hecha en cualquier obra. Nosotros nos vemos más como zapateros, es decir, hacemos un producto que tiene que adaptarse perfectamente a la persona que nos encarga su casa y que, además de sentirse cómoda, le debe quedar como un guante”, explica Pérez-Alcalde, que reconoce que lo más complicado es discriminar el “batiburrillo de energía que surge en todas las direcciones, a partir de las ideas del cliente, el lugar, el movimiento del sol, el momento cultural y nuestras propias inquietudes. Ese proceso de selección es lo más complejo, porque cuanto más trabajas un proyecto, más cosas se le caen. Lo suelen llamar minimalismo, pero nosotros preferimos hablar de arquitectura sintética”.

Javier Pérez-Alcalde, Fernando Aguarta y José Floreal Martínez. DA

Tanto Pérez-Alcalde como Aguarta no comulgan demasiado con las modas, aunque admiten que “como personas que vivimos en este mundo somos también víctimas de determinados tics”. Defienden, por tanto, una arquitectura atemporal, moderna, convencidos de que los diseños menos formalistas aguantan más, “para que nadie pueda decir que al cabo de 15 o 20 años está pasado de moda”. De ahí su apuesta por la sobriedad, en la que la textura prima sobre el color, y los materiales sobre las formas.

No obstante, los arquitectos tinerfeños, que completan el equipo con el aparejador José Floreal Martínez y la última incorporación, la arquitecta Claudia Rodríguez de Azero, buscan con el uso del hormigón, la piedra y la madera que sus creaciones proyecten el paso de los años a través de una textura que se va transformando en función de su orientación y del modificado de su color, lo que, a su juicio, le confiere al edificio carácter y un valor añadido. “Nos gustan los materiales a los que, como las personas, se les notan las primaveras. Con 60 años estás más arrugado que con 25, pero esas arrugas son el reflejo de la consistencia de la edad y equilibra la falta de prestaciones (sonríe). Lo mismo ocurre con la arquitectura”, sostiene Pérez-Alcalde.

Dos arquitectos tinerfeños crean un innovador estilo de construcción innovador. | DA

Sus trabajos se difunden en publicaciones especializadas internacionales, tanto en revistas como en libros, y en los últimos premios Manuel de Oráa, Equipo Olivares recibió una mención por una singular construcción, Casa Chris, edificada en Residencial Anaga, en la capital tinerfeña.

Su estilo se ha plasmado en otras obras privadas unifamiliares de gran repercusión, como una vivienda en la carretera de Tejina con cubiertas ajardinadas (algo inédito prácticamente en la Isla hasta ese momento), una casa en el barrio Salamanca que representa uno de los ejemplos más claros de sobriedad y hasta una promoción de 27 viviendas públicas en Tacoronte, a las que, a pesar de su bajo presupuesto, se les dotó de unos rasgos culturales muy significativos. Y es que aseguran que “por el mismo dinero que se construye algo espantoso, se hace algo decente”.

Dos arquitectos tinerfeños crean un innovador estilo de construcción innovador. | DA

Aclaran que “no todos los clientes quieren trabajar con nosotros, pero por el hecho de que alguien nos quiera contratar, por muy bien que nos pague, si no hay una empatía y no vemos que va a entender nuestra implicación, no nos interesa el proyecto. De hecho, hemos desechado algunos muy rentables porque no considerábamos que hubiera que hacer lo que nos proponía el cliente. Creemos que es un ejercicio de honestidad”. Como contrapartida, subrayan la satisfacción personal que supone comprobar que la gran mayoría de sus clientes son hoy grandes amigos.

La naturaleza es uno de los elementos de inspiración de los dos arquitectos tinerfeños. Interpretan que el paisaje y las tradiciones del lugar deben extrapolarse a la arquitectura y reflejarse en la edificación. Por eso, son críticos con determinadas apuestas en el entorno de las zonas turísticas. “Es necesario una mayor implicación y un nivel ético más elevado, porque se construye mucho y el grueso, la verdad, no es muy interesante porque se va demasiado rápido”, lamentan.

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